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Aguirre carga contra el 15-M y dice que así se fraguan golpes de Estado

La presidenta compara a los indignados con los "camorristas" y los "pendencieros" José Bono califica sus palabras de "despropósito" Zapatero y Rajoy estaban presentes en el acto

Aguirre, ayer en la inauguración de un centro de salud.
Aguirre, ayer en la inauguración de un centro de salud.

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, cargó ayer contra los llamados "indignados", los "camorristas" y los "pendencieros" que abogan "por un principio de democracia directa" bajo el que, advirtió, "se puede esconder un golpe de Estado", como en la Francia de 1793. El portavoz del Gobierno, José Blanco, ha respondido este martes a la presidenta madrileña: "Hay que tener respeto por la libre expresión de los ciudadanos, que es una seña de identidad clara de la democracia". La obligación de los políticos, ha continuado el ministro de Fomento, es hacer "mucha pedagogía" y explicar decisiones que en momentos de dificultad pueden no ser entendidas por los ciudadanos. Aguirre, sin mencionar a Blanco, acaba de responder en su cuenta de twitter: "La constante apelación al pueblo es la coartada habitual para saltarse las reglas del Estado de Derecho".

Aguirre intervino en la presentación del libro sobre la revolución francesa El primer naufragio, de Pedro J.Ramírez, junto al presidente del Congreso, José Bono, quien calificó la comparación de la presidenta madrileña de "despropósito" antes de hacer una encendida defensa de las elecciones democráticas. Al acto había asistido buena parte de la clase política, encabezada por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el líder del PP, Mariano Rajoy.

Sin embargo, la presidenta madrileña ha continuado sus ataques al Movimiento 15-M esta mañana a través de su cuenta de Twitter. "Bajo la apariencia de inocentes movilizaciones que se pretenden formas de democracia directa se esconde la deslegitimación de nuestro sistema representativo", ha escrito Aguirre cerca de las diez de la mañana.

Pocos minutos después, ha agregado: "Cuando a la democracia se le añade un adjetivo, ya sea orgánica, popular o directa, en realidad se está hablando de dictadura". Y, más tarde: "Lo [sic] llamados indignados se consideran autorizados para definir quién es el pueblo y lo que realmente niegan es el propio sistema democrático".

Sus intervenciones han tenido pronta respuesta en la red social, que se ha dado al humor: "¿Que hace esta mujer en política pudiendo ser cómica?", se preguntaba un usuario."Cada vez que habla Esperanza Aguirre, Dios mata un gatito", agregaba otro, utilizando una expresión habitual de la red social. 

Las críticas del lunes

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"Si quieren negar el valor de las urnas (los indignados), aunque fuese perdiendo, me quedo con las urnas siempre antes que con las masas parisinas", señaló Bono al recordar un reciente intercambio verbal con un grupo de indignados.

Su saludo había sido frío, pero posaron juntos con el autor del libro; el presidente del Congreso, José Bono; el ministro de Industria, Miguel Sebastián; la presidenta madrileña, Esperanza Aguirre; y el alcalde de la capital, Alberto Ruiz-Gallardón.

Aguirre consideró que la obra suponía una advertencia para los políticos de hoy en día, para que no dejen que "la demagogia de resentidos y minorías organizadas cambie fatalmente el rumbo de la historia".

Comparó los movimientos populares actuales con los de la revolución francesa y ha asegurado que cuando a la democracia se le añaden adjetivos como "orgánica, popular, directa, en realidad se está hablando de dictaduras".

Abogó así por mejorar el actual sistema democrático a partir de lo que ya existe, porque no hay "atajos revolucionarios" y "la manifestación, la toma de la calle y la mano alzada" suelen terminar con la imposición de "la voluntad de unos pocos manipuladores sin escrúpulos".

"También los indignados se consideran autorizados para decir quién es el pueblo y niegan legitimidad a los representantes" democráticos, subrayó la presidenta madrileña comparando su actitud con la de los jacobinos en 1793.

Denunció en este contexto la concentración que realizaron ante el Parlamento de Cataluña y que haya dirigentes políticos que busquen su connivencia y digan públicamente, por ejemplo, que "un tribunal no debe corregir la soberanía del pueblo", en referencia, sin citarlo, al candidato socialista a la presidencia del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba.

Para Aguirre, las constantes apelaciones al pueblo pueden convertirse en la "coartada" para saltarse las reglas del juego del Estado de derecho, que "no puede bajar la guardia".

Bono no quiso compartir sus palabras y consideró que "no sería justo arremeter contra los indignados" en un acto lleno de poder y no sólo político, también económico y mediático, citados todos ellos por el director de un periódico.

"Están el jefe del Gobierno, el que quiere serlo y El Corte Inglés, no falta nadie", bromeó el presidente del Congreso al inicio de su discurso, que ha acabado apelando al valor de la razón, que como ha subrayado, "ni es de Rajoy ni es de Zapatero, es de los españoles".

Acudieron también al acto la presidenta castellanomanchega, María Dolores de Cospedal y varios diputados del PP, además de empresarios como Luis del Rivero (Sacyr), Florentino Pérez (ACS) o Baldomero Falcones (FCC).

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