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700 farmacias se rebelan contra los impagos de la Administración

La mayoría de las boticas castellanomanchegas cierra para reclamar 125 millones Las multas pueden alcanzar hasta los 15.000 euros

El primer plante de una patronal contra la Administración por los impagos en el capítulo sanitario fue ayer un éxito. La mayoría de las oficinas de farmacia de Castilla-La Mancha echaron el cerrojo para protestar por la deuda que tiene con ellos la Junta, unos 125 millones de euros correspondientes a los medicamentos despachados con receta desde mediados de mayo.

A falta de la presidenta, María Dolores de Cospedal, que está de vacaciones, por la mañana fue el viceconsejero Jesús Galván el encargado de hacer balance. Los datos son contundentes, aunque intentara maquillarlos. “La mayoría de los farmacéuticos han dado prioridad a la atención a los ciudadanos y han dejado para otro escenario el hablar de los problemas económicos”, dijo. Pero todo depende de qué entienda por “mayoría”. Según sus propias cifras cerraron 718 de las 1.274 oficinas de la región (el 56%), incluidas también las farmacias de Albacete (243 a finales de 2010, según el Consejo general de Colegios Farmacéuticos), que no estaban convocadas al paro, y las que estaban de guardia. Descontadas las primeras, resulta que cerraron el 69,6%. Descontadas las segundas (221), el paro tuvo un seguimiento que supera el 80%.

Más problemas

Castilla-La Mancha es la comunidad donde más lejos ha llegado la protesta de los farmacéuticos por los impagos. Pero otras comunidades también tienen problemas.

  • Murcia. Es el caso más grave. En abril los farmacéuticos tuvieron que pedir créditos por el importe de la facturación de seis meses. El plazo acaba en octubre, y no saben si la comunidad pagará.
  • Baleares. También están sin cobrar desde mayo. El Gobierno regional ha pedido paciencia y ha prometido que empezará a pagar en cuanto tenga liquidez.
  • La Rioja. Aquí el retraso lo ha cubierto la entidad financiera que tramita el pago de las recetas. Hay un plan en ciernes que prevé abonar el dinero de junio y julio antes de septiembre.

Galván repitió la amenaza lanzada el miércoles por el director general de Calidad de la Consejería de Sanidad manchega, Javier Hernández, de que estos cierres podían castigarse con multas de entre 3.000 y 15.000 euros. Llegó a decir que los farmacéuticos son empresarios “mal acostumbrados” porque hasta ahora siempre cobraban a tocateja.

Ante la gravedad de la situación, por la tarde habló el consejero, Juan Ignacio Echániz (quien ya ocupó el mismo cargo en Madrid entre 1999 y 2003). El consejero, que hasta ahora no había hablado en público del asunto, insistió en la amenaza de sanciones, y en que los paros son inútiles, porque lo que no hay es dinero. Aparte de echarle la culpa al PSOE (la deuda de mayo la gestionó el anterior Ejecutivo), Echániz manifestó que ya estaban trabajando en una solución “imaginativa” con una entidad financiera.

Pero esa propuesta no ha llegado a la patronal. La delegación regional de la patronal FEFE insiste en que el cierre se debe a que la situación es “insostenible”. Para los farmacéuticos es indispensable que, si la Junta no puede pagar, llegue a un acuerdo con las entidades financieras para que les den créditos con el aval de lo que la Administración les debe. “Lo que no podemos hacer es hipotecar más nuestro patrimonio”, ha dicho en reiteradas ocasiones la presidenta, Dolores Espinosa.

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El conflicto, el primero que llega a este extremo desde que estalló la crisis, también ha merecido la tibia atención del Ministerio de Sanidad. Ayer emitió un comunicado para decir que “confía en que el diálogo con las farmacias culmine en un acuerdo”, y manifiesta su opinión de que el pago de los medicamentos —cuyo importe ha sido abonado por los ciudadanos que sufragan la sanidad vía impuestos— es “prioritario”.

Por su parte, el PSOE de Castilla-La Mancha, que ha gobernado la comunidad hasta mayo, recordó que mientras ellos gobernaban “se pagó la factura puntualmente durante 112 meses seguidos”, dijo su portavoz de Sanidad, Fernando Mora. “Es cierto que no hay dinero para todo, pero es cuestión de priorizar”, añadió un portavoz del partido. Y puso un ejemplo: “Mensualmente, el Gobierno central transfiere a Castilla-La Mancha 350 millones de euros por la parte que le corresponde del IVA y el IRPF. Nosotros pagábamos primero las nóminas, 250 millones, y quedaban 100 con los que se puede pagar a las farmacias. Otra cosa es que Cospedal tenga otras prioridades, pero, en ese caso, que lo diga”.

En principio, si no llega una solución, el cierre se repetirá la semana que viene, aunque antes tendrán que votarlo los colegios provinciales.

“Solo atendemos urgencias”

Dos mujeres discuten en la farmacia del Arrabal, de Toledo, sobre qué crema comprar para el niño. Al final no se llevan ninguna. “Estamos de huelga. Solo atendemos urgencias”, les explica el boticario José García Sánchez. Él ha abierto porque es una de las cuatro oficinas de la capital castellanomanchega que está obligada —hay otras como la de Zocodover, que se ha descolgado de la protesta—.

El cierre afecta sobre todo a los despistados, como Tomás Castro. El hombre llega jadeante al establecimiento buscando un remedio para su esposa. “Es que estamos aquí de turismo”, dice. “Ya he estado en tres farmacias, pero estaban cerradas”. Al final, él y el boticario acuerdan que es mejor que lleve a la mujer a un centro sanitario. Aunque si hubiese insistido un poco, se hubiera llevado el remedio. “Es que no podemos hacer que paguen los usuarios. Ellos no tienen la culpa”, afirma el farmacéutico, que despacha sin problema a otras clientas.

En los pueblos la situación es parecida. En la plaza de Magán (2.000 habitantes), un municipio a unos 60 kilómetros de Madrid, un grupo de ancianos indica sin dudar dónde está la farmacia, pero que está cerrada. No hay reproches ante lo que sucede, sino casi interés ante una situación que se sale de la rutina. Lo mismo sucede en Yunclillos (mil habitantes). La oficina está cerrada a cal y canto, aunque una mujer ha desafiado el calor y se ha acercado. “Pero no me han abierto. Debe de ser por la huelga esa”, comenta resignada.

Para ellos, la solución está a unos cuantos kilómetros, en Cabañas de la Sagra, que es el pueblo más cercano cuya farmacia está de guardia.

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