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SENADOR DEL PP, PORTAVOZ DE INTERIOR Y COMPAÑERO DE COLEGIO Y DE ATLETISMO
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

El último relevo

Último relevo del 4x100 en los Juegos Escolares Provinciales. Somos un equipo: el equipo de atletismo del Colegio del Pilar. Hemos llegado hasta la final superando a otros colegios con mejores individualidades, pero nadie nos gana en cohesión y entusiasmo.

Yo he corrido la primera posta. Alfredo Pérez Rubalcaba corre la última. Le llega el testigo en cuarta posición y en una gran carrera, animado por todos, nos consigue a los cuatro la medalla de bronce.

Teníamos 16 años. Alfredo y yo representábamos al colegio habitualmente en 100 y 200 metros y en el relevo 4x100, aunque yo también competía a veces en longitud. Solo había entonces tres estadios en Madrid: el Vallehermoso (donde íbamos en metro a entrenar tres veces por semana), el Universitario y el de la Marina. El atletismo era una parte importante de nuestras vidas.

Muchos años después nos volvimos a encontrar. Él era ministro del Interior y yo portavoz de Interior del Partido Popular en el Senado. “¡Quién nos lo iba a decir…!” fue lo primero que nos dijimos una tarde de Pleno en la Cámara alta.

En mi tarea de oposición parlamentaria he intentado siempre, y creo que lo he conseguido, separar la crítica a los errores de este Gobierno de cualquier ofensa o descalificación personal hacia el responsable de Interior y nuestra relación personal siempre ha sido muy cordial. El apoyo a su lucha contra el terrorismo de ETA, y la felicitación por los éxitos alcanzados, no me han impedido abordar temas muy delicados como la insuficiente investigación por el Gobierno de los atentados del 11-M, el chivatazo del bar Faisán o las negociaciones, presiones y resoluciones (con distintos responsables cada una de ellas) que han culminado con la presencia de Bildu en las instituciones. Algo me dice que en algunos de estos asuntos Alfredo Pérez Rubalcaba ha podido cargar con los errores de otros. Él lo sabrá mejor.

Ahora, Alfredo es candidato y se dispone a realizar un nuevo relevo. El relevista que le va a dar el testigo está en las últimas. Falta coordinación, Alfredo se ha lanzado muy rápido y puede salirse de zona o invadir la calle izquierda. En ambos casos su equipo quedaría descalificado y perdería la medalla de plata. En todo caso, como aquella tarde en el estadio Vallehermoso, no me cabe duda de que echará el resto en el último relevo.

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Luis Peral Guerra es senador del Partido Popular por la Comunidad de Madrid

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