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El 50% quiere elecciones anticipadas

Un 42% de ciudadanos quiere que se agote la legislatura La mayoría cree que Rubalcaba sería mejor presidente, pero prefiere a Rajoy para los mercados

Encuesta de intención de voto
Encuesta de intención de votoMetroscopia / EL PAÍS

Los españoles quieren ir a las urnas cuanto antes, ven al PP ganador claro de las próximas elecciones generales y consideran que Alfredo Pérez Rubalcaba debe seguir en el Gobierno hasta el final, aunque se le identifique en exceso con la gestión de José Luis Rodríguez Zapatero.

El presidente del Gobierno y su vicepresidente, ministro del Interior y portavoz están ante una doble disyuntiva: cuándo es mejor celebrar las elecciones y cuándo y cómo debe el candidato socialista dejar el ministerio para centrarse en su labor de candidato del PSOE a esos comicios. Para tomar ambas decisiones deben guiarse por la intuición, no hay posibilidad de constatar empíricamente el acierto o el error. Pero, según la encuesta realizada por Metroscopia para EL PAÍS los pasados 29 y 30 de junio, la mayoría de los españoles está a favor de que se anticipen las elecciones generales y de que Rubalcaba siga en el Gobierno.

La encuesta se hizo tras el último debate sobre el estado de la nación a partir de 1.001 entrevistas telefónicas. El 50% de los consultados -y un 28% de los votantes del PSOE- entiende que habría que ir cuanto antes a las urnas, frente a un 42% que asegura que sería perjudicial para la recuperación económica.

La mayoría de los españoles está a favor de que se anticipen las elecciones generales y de que Rubalcaba siga en el Gobierno

Esos comicios no podrían celebrarse, en todo caso, antes de noviembre, ni anunciarse antes de finales de agosto, pero, según el sondeo de Metroscopia, los ciudadanos creen que la convocatoria anticipada permitiría que un nuevo Gobierno tomara medidas contra la crisis.

Victoria del PP

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Los datos indican que la victoria del PP empieza a ser inexorable, porque ha pasado un mes más sin que el PSOE recorte su desventaja. El partido de Mariano Rajoy sigue estando 14,3 puntos por encima de los socialistas, sin apenas variación y sin que, por tanto, el efecto Rubalcaba empiece a notarse. Además, un aplastante 88% augura que en las generales ganará el PP; solo un 8% de los votantes socialistas confía en que su candidato vencerá en esos comicios.

El debate sobre el estado de la nación ha servido para visualizar el adiós de Zapatero, pero no ha terminado de llegar aún su sucesor o, al menos, no ha empezado a tener reflejo en las expectativas electorales de los socialistas. No ha servido para que Zapatero, amortizado en la carrera electoral y camino de su retiro político, mejore en su valoración entre los socialistas, aunque su discurso en las dos sesiones de debate fuera el de la defensa de su legado.ha reforzado a Rajoy entre los suyos, seguros de la victoria.

Los ciudadanos creen que la convocatoria anticipada permitiría que un nuevo Gobierno tomara medidas contra la crisis

Esos buenos augurios de los populares, constatados en los resultados de las municipales y autonómicas del pasado 22-M, llevan aparentemente a los votantes del PP a la prisa de querer cobrarse cuanto antes la pieza. Por eso, en coherencia con el mantra de petición de elecciones repetido por Rajoy en el debate, un 90% de los electores populares quiere ese adelanto electoral. Por contra, el 66% de los votantes socialistas prefiere que se agote la legislatura con la esperanza de tener más margen para poder remontar. Ni Zapatero ni Rubalcaba han decidido aún, según fuentes de La Moncloa, si debe seguir como ministro hasta marzo.

El número dos del Gobierno y candidato socialista para las generales sí ha conseguido el respaldo mayoritario de sus electores. Entre los votantes del PSOE, un 65% confía bastante o mucho en él (el 34%, poco o nada). Además, entre el resto de ciudadanos gana el ministro en el enfrentamiento directo con Rajoy en liderazgo, confianza, preocupación por los ciudadanos y, sobre todo, en la impresión de quién sería mejor presidente del Gobierno. Un 44% asegura que Rubalcaba sería mejor presidente que Rajoy (que obtiene un 36%), lo que le ayuda para afrontar esa difícil remontada.

Ni Zapatero ni Rubalcaba han decidido aún, según fuentes de La Moncloa, si debe seguir como ministro hasta marzo

Pero el candidato del PSOE parte lastrado por tres datos: que los españoles ven más capaz a Rajoy para afrontar la crisis; que el pesimismo sobre la situación económica no para de crecer y que a Rubalcaba se le identifica en exceso con un Gobierno muy desgastado.

El primer dato se resume en que la mayoría (el 39% frente al 34%) ve a Rajoy más preparado para hacer frente a la crisis. El segundo en que el 91% cree que falta mucho para salir de la crisis. Y el tercero en que hasta el 33% de los votantes socialistas ve a Rubalcaba demasiado condicionado por su pertenencia a los Gobiernos de Zapatero como para presentar propuestas novedosas que lo distingan.

Quedarse o marcharse

En esa situación, Rubalcaba debe elegir entre arriesgarse a sufrir más desgaste por estar en el Gobierno o salir del Ejecutivo y asumir el peligro de quedar fuera de foco, perder el poder de ser vicepresidente primero y dejar clara la bicefalia entre presidente y candidato. Para la mayoría de los encuestados (el 45% frente al 37%) es mejor que se quede en el Gobierno y es perfectamente compatible ser vicepresidente y candidato. Los porcentajes suben obviamente entre los votantes socialistas.

La fecha tope que maneja el candidato para salir del Ejecutivo es la de la convocatoria de elecciones. En 2003, Rajoy abandonó el Gobierno en cuanto fue designado candidato; perdió control sobre las decisiones que tomaba José María Aznar y perdió presencia pública al dejar de ser portavoz del Gobierno, vicepresidente primero y ministro de la Presidencia.

La valoración de Rubalcaba está en su nivel más bajo, aunque siga siendo el miembro del Gobierno con mejor nota -solo por detrás de la ministra de Defensa, Carme Chacón- y siga estando por encima de Rajoy. Pero el dato tiene una explicación estadística obvia: en cuanto fue designado candidato del PSOE obtuvo un rechazo de los electores del PP, que ya le vieron como oponente, y eso le hizo bajar en la media de valoración del conjunto de los españoles.

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