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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

ETA: lo que queda es atreverse

La derecha nunca aceptará que la lucha final contra la banda la lidere un Gobierno socialista

Llegó el nuevo comunicado de la banda ETA y, semanas después, los de Batasuna presentaron un estatuto para constituir un nuevo partido acogiéndose a la letra de la Ley de Partidos. El ministro del Interior dio la interpretación que correspondía y los demás no tenemos otra cosa que hacer que apoyar esa interpretación, ya que los ciudadanos podemos estar más o menos informados sobre los movimientos e intenciones de la banda, podemos ser más o menos intuitivos respecto a lo que dicen o quieren decir, o podemos, incluso, tratar de explicar qué se ha hecho en otros casos similares al que nos ocupa con ETA. Siempre pensé, desde que tenemos democracia, que lo mejor en estos casos es pegarse al Gobierno y al ministro del Interior para no equivocar los análisis y para no quebrarnos la cabeza intentando averiguar, desde la distancia, qué se debe hacer en cada caso. ¿Es mucho o es poco lo que dijo el comunicado? ¿Se ajusta a la ley el estatuto de Sortu? Solo cuando Gobierno, oposición y ciudadanos miramos desde la misma perspectiva, los terroristas tienen difícil, por no decir imposible, mantener la ambigüedad y el engaño, cualquiera que sea su estrategia o escenografía. Esta es la situación en estos momentos.

Las fuerzas políticas democráticas, los ciudadanos y el Gobierno debemos alinearnos en una sola visión respecto al terrorismo etarra. No creemos ningún comunicado de la banda, ni actuamos en función de la táctica terrorista, sino en función de nuestros intereses. Nuestro interés es acabar con ellos mediante la persecución, la detención, la aplicación de la ley y la cárcel sin posibilidad de beneficios penitenciarios. Nuestra estrategia es estar unidos y aguantar carros y carretas hasta que entiendan los canallas que no nos van a doblegar ni intimidar, cualquiera que sea su siniestra escenografía. Ya no hay marcha atrás, y ellos lo saben y deben seguir sabiéndolo. La mejor forma de que lo sigan entendiendo es actuar, como hemos hecho, frente a su ridículo comunicado de tregua, es decir, mirar para otro lado, porque no dicen lo que saben que tienen que decir y lo que esperamos que digan: que se acaba la banda, que se disuelven y que el terrorismo solo sirve para matar, para sufrir y para pasar 30 años en la cárcel pagando el daño ocasionado, pero no para conseguir fines políticos de ningún tipo.

Dejemos, pues, que el Gobierno actúe, porque, además, está actuando bien. Dejemos de vigilarle, como dice el PP, porque nadie vigiló a su Gobierno cuando tuvo que actuar, y actuó bien. Ya se sabe que la derecha política considera que ella es la encargada de acabar con ETA. Ya lo dejó escrito Antonio Hernández Mancha, que fue presidente na

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La derecha nunca aceptará que la lucha final contra la banda sea liderada por un Gobierno socialista

-cional del PP, en un artículo en EL PAÍS, del 26 de junio de 2006, cuando escribió literalmente: "Ya hemos dado por perdida una baza que solo al PP correspondía: la de haber acabado con ETA". Esa frase traduce lo que parte de la derecha española no aceptará nunca: que la lucha contra el terrorismo etarra y el final del mismo sea liderada por un Gobierno socialista. Desde siempre España ha contado con una derecha muy patriótica, pero poco constitucionalista, y con una izquierda constitucionalista pero, según esa derecha, poco patriótica. Para algunos, el PP no es sospechoso cuando negocia con la banda, mientras que el PSOE no es leal con la democracia y con España cuando se ve obligado a hacer lo mismo. Ya quedó dicho en un artículo en estas mismas páginas que cada partido tiene reservada una misión histórica que realizar en su país, además de la tarea normal que se encomienda a cualquier formación política que llega al Gobierno. El PSOE tuvo la responsabilidad de acometer una reconversión industrial que no hubiera podido acometer la derecha política por los tremendos costes sociales que supuso.

"Acabar con ETA solo le corresponde a la derecha", dijo Hernández Mancha, y muchos con él, dando por supuesto que el final de la banda exigirá, cuando se estime oportuno, que los ciudadanos nos tapemos la nariz y los ojos para no oler y ver la porquería que destilará el fin del final. Y eso, una parte de la derecha política y mediática, solo se lo consentirá a la derecha, porque la izquierda, para ellos, siempre será sospechosa de connivencia con el terrorismo etarra. Solo Suárez y su ministro del Interior, el difunto Rosón, tuvieron la comprensión de los ciudadanos cuando acabaron con la ETA político-militar, y contaron con la complicidad del PSOE para realizar los ajustes necesarios, mediante el Plan de Reinserción Social, para los etarras que no tenían delitos de sangre.

El PP exige que nos tapemos los ojos y la nariz cuando negocia con ETA

Ahora, que parece que se acerca el final, emergen los mayororejas de turno para tratar de evitarlo y para que la sombra de la connivencia se cierna sobre Rodríguez Zapatero y Rubalcaba, al objeto de inmovilizarlos y evitar, así, lo que ellos creen que les corresponde. Los que sacaron a casi un centenar de etarras de la cárcel cuando ETA declaró una tregua durante el Gobierno de Aznar, y fueron calificados por este como MLNV, machacarán constantemente con lo de "estaremos vigilantes", para que este Gobierno no dé un paso que ayude a concluir la pesadilla. "Zapatero creyó conseguirlo una vez y no tiene derecho a intentar conseguirlo dos veces", parece ser el lema del PP. Ellos nos harán recordar constantemente a las víctimas pasadas (véase Abc de 11-1-20011), mientras que el Gobierno, y muchos con él, lo que queremos es evitar las víctimas futuras.

La crisis la ha encarrilado Zapatero y saldremos de esta como salimos de otras. Ahora queda terminar ya con ETA. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha anunciado que no será candidato en las elecciones generales. Sin duda, esa manifestación le libera para adoptar las medidas que crea necesarias para que España remonte la difícil crisis en la que el desorden financiero mundial metió a casi todas las economías occidentales. Lo está haciendo, y parece que lo seguirá haciendo. Pero España, además de medidas que reactiven su economía, lleva 50 años buscando una necesaria paz que termine definitivamente con el asesinato, la extorsión y el luto. El escándalo que el PP ha montado, a propósito de las actas de ETA, indica que ese partido no está por la labor. Quieren que ETA deje las armas, pero desean que no se las entreguen a un Gobierno presidido por un socialista. Para aquellos que se escandalicen por esta afirmación, les recuerdo que el patriotismo del que hace gala una parte de la derecha política española se disuelve cada vez que lo que se hace no se conduce por la línea que a ella le interesa. Son muy defensores de lo español, pero si Carod Rovira hace algo que ellos consideran intolerable -¡y lo era!- no se emplean en combatir esa política, sino que toman la parte por el todo y desatan una campaña contra el cava catalán que, mientras no se demuestre lo contrario, sigue siendo un producto español. Cuando los actores y directores del cine español dejan de gozar de su simpatía, arremeten contra el cine que estos hacen sin importarles que lo que detestan es una industria española. Y cuando es el Gobierno el que no les complace, arremeten contra el ministro del Interior, dando oxígeno a ETA, que, mientras no se demuestre lo contrario, siguen siendo asesinos. Zapatero está más libre que nunca para hacer lo que hay que hacer. Este es su momento.

Juan Carlos Rodríguez Ibarra fue presidente de la Junta de Extremadura.

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