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Puigdemont pide un pleno del Parlament sin citar la declaración de independencia

El 'president' ve en las medidas del 155 “un propósito liquidador” de la Generalitat

Carles Puigdemont, este sábado.Vídeo: HANDOUT (REUTERS) / QUALITY

El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, lo tiene todo a punto para proceder a una declaración formal de independencia como respuesta a la aplicación del artículo 155 de la Constitución. Acorralado por una medida que lo apartará del cargo tanto a él como a sus 13 consejeros, el president pidió la celebración de un pleno en el Parlament, en principio para “debatir y decidir” sobre el alcance de la intervención de la Generalitat. El líder catalán no especificó anoche en su declaración institucional si el pleno incluirá la declaración de independencia como le han solicitado sus socios de ERC y la CUP.

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El Govern vio ayer reducido enormemente su terreno de juego. Dentro de las fuerzas soberanistas cunde la idea de que ya no queda margen para medidas intermedias y solo se escucharon las voces que piden al president que proclame ya la independencia. Puigdemont mantuvo silencio hasta las nueve de la noche, cuando habló a través de un discurso televisado después de asistir a la manifestación que pedía la puesta en libertad de los líderes de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural, Jordi Sànchez y Jordi Cuixart, respectivamente.

El president no aclaró si finalmente proclamará la independencia en el Parlament, pero dejó la puerta abierta. Pedirá a la Cámara que convoque un pleno en que los diputados debatan y decidan “sobre el intento de liquidar” el autogobierno y la democracia catalanas, algo de lo que ha acusado al Gobierno central. “Y que actuemos en consecuencia”, añadió en su declaración. Puigdemont quiso dar máximo dramatismo a su intervención asegurando que la decisión del Ejecutivo central es “el peor ataque a las instituciones” democráticas de Cataluña desde los tiempos de Franco.

Para el president, el Ejecutivo central se ha autoproclamado ilegítimamente el representante de la voluntad de todos los catalanes, y ahora “quiere nombrar un directorio para que teledirija desde Madrid la autonomía de Cataluña”. Puigdemont, que usó el inglés y el castellano en su mensaje, volvió a intentar llamar la atención de la opinión pública internacional. “Si los valores fundacionales europeos están en riesgo en Cataluña, también lo están en riesgo en Europa”, dijo.

Antes de leer la declaración, el líder catalán estuvo en contacto con los dirigentes de su partido y de ERC, así como con el llamado estado mayor del proceso independentista, que incluye a la ANC y Òmnium, las entidades que movilizan a las bases independentistas. La mayor parte de voces le pidieron que lleve adelante la proclamación de independencia, pase lo que pase. El pleno donde esto podría suceder no tiene fecha fijada, pero puede ser a partir de mañana lunes. A las 10.30 está prevista una reunión de la Junta de Portavoces que ha de fijar los detalles.

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Puigdemont tiene que acabar de decidir si, una vez apartados del cargo tanto él como sus 13 consejeros, quiere salvar a los segundos niveles del Govern, los responsables del día a día de una maquinaria del medio millar de entes instrumentales que tiene la Generalitat. Son más de 461 los altos cargos y eventuales del Govern que verán peligrar su puesto y muchos de ellos son a la vez dirigentes tanto del PDeCAT como de ERC. La única medida que podría tomar Puigdemont para intentar frenar la aplicación del artículo 155 es convocar unas elecciones ordinarias, para lo que no tiene apoyos entre sus socios.

Salvar el autogobierno

El otro dilema de Puigdemont es cómo aplicar el doble mandato que recibió de su partido el pasado miércoles. Por una parte el consejo nacional extraordinario del PDeCAT facultó al presidenta proclamar la independencia si el Gobierno aplicaba el artículo 155. Pero también le pidieron “salvaguardar las instituciones catalanas”. Y, a ojos de los independentistas, el anuncio de Mariano Rajoy de ayer equivale al desmantelamiento de la Generalitat. Un adelanto electoral sería una manera de salvar el autogobierno.

Muchos ojos estaban puestos ayer en el expresidente de la Generalitat, Artur Mas, que dio el pistoletazo de salida al proceso soberanista en 2012, pero que en las últimas semanas ha trabajado para frenar la declaración de independencia al considerar que no hay espacio para un reconocimiento internacional y músculo para ejercer la soberanía. Mas acudió a la manifestación y criticó la decisión de Rajoy. La tildó de “ilegal e inmoral” y se limitó a transmitir su apoyo al Govern.

Mas, que la semana pasada puso encima de la mesa la posibilidad de convocar unas elecciones dejó ayer a un lado esta petición. La coordinadora del PDeCAT, Marta Pascal, aseguró que no darán el brazo a torcer. “Ningún presidente español ni artículo 155 ni nadie podrá sustituir nuestras instituciones democráticas y nuestro derecho a ser libres”, dijo. ERC fue más tajante en sus peticiones. No ven otra salida que proclamar la independencia. “Ahora república”, escribió anoche en Twitter el vicepresidente Oriol Junqueras.

El Parlament también es una de las instituciones en las que el Gobierno central, si le da luz verde el Senado, quiere poner el foco de la intervención. La presidenta de la Cámara catalana, Carme Forcadell, se comprometió ayer a “defender la soberanía” del Parlament y a mantener “las plenas atribuciones y los derechos de los diputados”.

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