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Ocho trayectos de 140 kilómetros para operarse de cataratas

Castilla-La Mancha deriva intervenciones quirúrgicas a clínicas privadas en Madrid y Valencia para tratar de acortar la abultada lista de espera

“La llamaron y le dijeron que le ofrecían operarse en una clínica privada en Madrid, porque de seguir en lista de espera no sabían cuándo le tocaría, si en un año o en dos”. M. A. R. cuenta que su madre, de 69 años y con la visión ya muy mermada por las cataratas, aceptó. El primer ojo se lo habían operado en su hospital público, en Alcázar de San Juan (Ciudad Real), a pocos kilómetros de su pueblo, Villafranca de los Caballeros. Para el segundo, le iba a tocar hacer ocho trayectos en ambulancia compartida, cada uno de 140 kilómetros, los que separan su municipio de Madrid.

El Gobierno de Castilla-La Mancha (PP) está luchando contra sus abultadas listas de espera quirúrgica derivando a los pacientes a clínicas privadas fuera de la comunidad autónoma, en Madrid y en Valencia, lo que en algunos casos obliga a realizar largos traslados en tren o por carretera. La oposición socialista y el sindicato CC OO aseguran que "se presiona" a los pacientes para que acepten la derivación hablándoles de los extensos tiempos de espera.

La paciente de Villafranca ya lleva tres viajes de ida y vuelta: “El primero para medir la lente y hacer el preoperatorio, el segundo para operarse, el tercero para la revisión al día siguiente y ahora está pendiente de que la llamen para volver a por el alta”, enumera su hijo. La operación fue en sábado y la revisión, en domingo. “La ambulancia va recogiendo pacientes por los pueblos y, cuando está llena, sale hacia Madrid”, explica M. A. R.: “Uno de los días, el domingo, solo fueron mi madre y mi padre”.

Un portavoz de la Consejería de Sanidad de Castilla-La Mancha asegura que hace meses que se realizan estas derivaciones —CC OO lo denunció en octubre— y que se hace así para ahorrar. Algunas clínicas privadas de la región cobran precios fuera de mercado, señala. “Hay algunos hospitales privados de Castilla-La Mancha que salen más caros que los de Madrid o Valencia, de forma que incluso aunque paguemos el transporte al paciente y a un acompañante estamos ahorrando. Si no encontramos buenos precios aquí derivamos fuera con tal de que nos salga rentable. No hay dinero. El Gobierno anterior nos dejó 200 millones de deuda con la sanidad privada. Ahora estamos pagando hasta un 40% menos de lo que se pagaba por algunos tratamientos en 2011”, añade. Y recuerda que el Ejecutivo socialista también derivó fuera. La oferta sanitaria privada es escasa en esta región. IDC Salud (antes, Capio) tiene cuatro clínicas.

A la pregunta de si no se ahorraría aún más operando a los pacientes en las instalaciones públicas y con personal propio, en horario de tarde, el portavoz responde que ya se ha puesto algún equipo a operar por la tarde, pero que el Gobierno regional no quiere crear un “incentivo perverso”. En diciembre de 2012 el consejero de Sanidad y también responsable de esta área del PP, José Ignacio Echániz, enfadó a los profesionales médicos al acusarles de operar poco en la jornada ordinaria y mucho por la tarde, para cobrar las llamadas peonadas (horas extra). El problema del atasco en las listas de espera procede en parte de su decisión de suprimir estas jornadas extraordinarias de tarde. En octubre pasado el Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (Sescam) informaba de que entre los años 2008 y 2010 las peonadas costaron 45 millones de euros al año y que, sin embargo, “desde el año 2011 el coste ha sido cero”. El descenso de la actividad en los centros públicos se ha traducido en el aumento de las listas de espera.

La ley de garantías, aprobada por el Gobierno socialista que gobernó en esa comunidad hasta 2011, prevenía que si el paciente no era atendido en un plazo de 90 días los servicios públicos debían cubrir los costes de su atención o de su intervención. Asistencia que en ocasiones también se realizaba en clínicas de fuera de la región. La administración de Echániz ha modificado esta norma dejándola prácticamente sin contenido. Ahora es el Sescam quien fija, cada año y en función de la especialidad, esos tiempos máximos.

En las derivaciones, si el paciente elige el transporte ferroviario, el Sescam paga el billete de un afectado y el de un acompañante. Si el traslado es por ambulancia, el viaje lo comparte con otros dos pacientes y sus respectivos acompañantes, informó InfoLibre.

Esta manera de aligerar las listas de espera en la región, gobernada por María Dolores de Cospedal, ha tenido consecuencias en los servicios de salud de la propia Castilla-La Mancha: los centros públicos manchegos no estuvieron obligados a realizar algunos postoperatorios a estos pacientes, como a quitarles los puntos. Algo que pudo obligar a algunos pacientes a volver a viajar fuera de su comunidad.

Una circular del Complejo Hospitalario Universitario de Albacete informaba el 29 de noviembre pasado de cómo proceder en la "atención posquirúrgica de pacientes intervenidos en clínicas concertadas fuera de Albacete". Respecto a la retirada de los puntos señala: "Respecto a los informes a los que indica 'retirada de puntos en su centro de salud' les comunico que no tienen obligación de realizarlo, pero dejo a su criterio la realización atendiendo a la situación clínica del paciente y a las dificultades de desplazamiento a la clínica concertada". La circular, a la que ha tenido acceso EL PAÍS, está firmada por el coordinador médico de admisión del centro. Un portavoz de la Consejería de Sanidad ha asegurado que esa circular se rectificó tres días después, aunque solo verbalmente.

“Esto es fruto del desmantelamiento de los servicios sanitarios”, apunta Consuelo Cuadra, secretaria de Sanidad de Comisiones Obreras en Castilla-La Mancha. “No quieren contratar profesionales y ahora presionan a los pacientes para que teniendo un hospital al lado de su casa se vayan a la privada a cientos de kilómetros”, añade.

A Fernando N. le operaron de varices en una clínica privada de Madrid. Hasta llegar a la intervención tuvo que esperar más de un año. "Solo para la cita con el especialista tardé 12 meses. Me dijo que me tenían que operar pero que tenía a 1.500 pacientes por delante. Al cabo de dos meses me llamaron y me dijeron que si no me importaba operarme en Madrid. La expectativa que me pintaron de hacerlo en Castilla-La Mancha era tan mala que decidí hacerlo", dice. Se operó poco antes de navidad y la intervención no fue muy bien: fue para operarse de una pierna y le operaron de la otra, también con varices pero en mejor estado. Una semana más tarde los dolores le llevaron a urgencias del hospital de Toledo, donde los médicos le dijeron que tenía que volver a intervenirse. "Ahora estoy en lista de nuevo, pero no voy a volver a viajar. Me opero en mi ciudad. Yo soy del PP, pero hay que decir las cosas como son. La atención ha caído en picado", dice.

María, de 49 años, también se operó de varices en Madrid. Aceptó la derivación a la segunda. "La primera vez me llamaron y les dije que prefería ir a la pública en mi comunidad. La segunda vez les comenté lo mismo pero me dijeron que entonces no había otras opciones porque la cirugía vascular se había eliminado de Castilla-La Mancha", asegura. María, que prefiere no dar su apellido, explica que los miembros del Sescam que la llamaron tampoco le ofrecieron hacerse cargo de los desplazamientos de Toledo a Madrid.

Fernando Mora, portavoz de Sanidad del PSOE, critica la gestión de los servicios de salud de la comunidad. Y añade que hay una “enorme” falta de transparencia sobre cuánto están costando estas derivaciones. “Las listas de espera de Castilla la Mancha son las más escandalosas de toda España. Hay más de 46.000 pacientes en espera quirúrgica. Es vergonzoso”, dice. “Echániz ha tirado a diestro y siniestro contra los médicos por las peonadas y tras suspenderlas se le ha disparado la lista de espera hasta extremos alarmantes”, afirma.

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