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Columna
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Aparentar lo que no es

Presentar en Valladolid al PP como el partido de los logros sociales es una broma pesada

Gabriela Cañas

El Partido Popular es una formación política que tiene una peculiar obsesión: aparentar lo que no es. Cuenta entre sus filas con un buen aficionado en la materia: Alberto Ruiz-Gallardón, ministro de Justicia, que se dice progresista por limitar el derecho al aborto. Pero no es el único, como bien se ha podido comprobar en la Convención Nacional celebrada este fin de semana en Valladolid.

Allí ha afirmado, por ejemplo, Javier Arenas, vicesecretario del partido, que el PP “es el partido de la sociedad del bienestar y los logros sociales”. La frase no fue recibida con carcajadas como la de Alicia Sánchez Camacho, que presentó a Cristóbal Montoro como “el ministro más querido por todos los gestores públicos, todos los empresarios, todas las pymes y todos los autónomos”, pero es una broma de parecido calibre. Porque si ha habido un partido que ha recortado prestaciones sociales —sanidad, educación, dependencia— ese ha sido el partido de Arenas. El perpetrador de los recortes educativos y de una reforma que promueve la religión católica y los colegios unisex, José Ignacio Wert, ha apoyado la moción asegurando que el PP ha preservado los grandes servicios públicos como la sanidad y la educación y que el Gobierno va a descongelar las pensiones, cuando acaba de idear un sistema para garantizar que los jubilados pierdan nivel adquisitivo año tras año.

Es el PP el que ha instrumentalizado hasta la náusea a una parte de las víctimas del terrorismo, pero la secretaria general del partido, María Dolores de Cospedal, ha dicho que han sido otros y no el PP el que las ha dividido y Alberto Fabra, dirigente valenciano, ha propuesto infraestructuras bien planificadas, por lo que se supone que ni la Ciudad de las Artes ni el aeropuerto de Castellón son su modelo a seguir, aunque no lo ha aclarado.

Es evidente, en fin, que en dos años de acción de Gobierno el PP de Rajoy ha hecho muchas cosas bien, lo que otros han glosado en abundancia, como poner límites a los sueldos de los directivos de las entidades financieras intervenidas, liberar de pagar parte de las medicinas a los parados sin prestaciones o imponer reválidas que quizá eleven el nivel educativo de los estudiantes. El propio partido debería ser capaz de exhibir sus logros y explicar sus planes de futuro, pero en lugar de ello sus dirigentes han intentado en Valladolid vestir sus políticas con el traje equivocado y han retomado el discurso de la herencia recibida. Vuelven a prometer la bajada de impuestos que no hicieron al inicio de la legislatura. Lo harán, dicen, el año que viene y no por razones electorales. Se sabía que lo harían. Las encuestas no les son propicias y, además, reducir cargas impositivas es coherente con su ideario. Pero que, por favor, dejen de tratarnos como a una sociedad inmadura y desinformada asegurando que son los defensores de los servicios públicos mientras recortan gastos y los jueces echan atrás sus proyectos privatizadores.

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Sobre la firma

Gabriela Cañas
Llegó a EL PAIS en 1981 y ha sido jefa de Madrid y Sociedad y corresponsal en Bruselas y París. Ha presidido la Agencia EFE entre 2020 y 2023. El periodismo y la igualdad son sus prioridades.

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