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Marchas masivas en Baleares contra la política educativa del PP

Los manifestantes argumentan que la introducción del trilingüismo por decreto se hace a costa del catalán

La marea verde se hizo tsunami este domingo en Baleares. Las cuatro capitales de las islas del archipiélago (Mallorca, Menorca, Ibiza y Formentera) han acogido manifestaciones que en su conjunto han reunido a más de 110.000 personas (de una población de 1,1 millones) para protestar contra los recortes y el vuelco en el modelo educativo que pretende el PP, con la introducción acelerada de un trilingüismo que debe recortar el espacio del catalán y el castellano para dárselo al inglés. Fue también una manifestación en solidaridad con los profesores de la enseñanza pública no universitaria, en huelga indefinida desde el 16 de septiembre. Según los organizadores se trata de “la mayor manifestación de la historia” en el archipiélago.

En estas marchas del 29-S por la educación pública de calidad y en defensa de la lengua catalana, anidó una crítica directa al plan del PP de introducción urgente y sin consenso educativo del trilingüismo en las aulas. Los sindicatos rechazan “la imposición” del inglés en tres cursos de primaria, uno de infantil y uno de secundaria. El PP solo está dispuesto a dejar que sea opcional de los centros la aplicación en un curso de secundaria.

En las calles se comprobó que el PP erró en su intento de hacer chocar a los padres con los docentes en paro. No ha habido conflictos significativos en los centros y, este domingo, cerca de 200 autobuses fueron movilizados por asociaciones de padres y madres que acudieron desde los pueblos hasta Palma. Tampoco caló la estrategia de la derecha de denunciar la “politización” de la huelga, como dijo el ministro de Educación, José Ignacio Wert.

Ante la protesta, el presidente Balear, José Ramón Bauzá, censuró insistentemente a la “minoría” que grita ante la legitimidad de su “mayoría silenciosa que se expresa en las urnas”. Bauzá fue el más aludido críticamente por los cánticos y pancartas de los manifestantes.

Sin apenas banderas y pancartas partidistas, las cuatro expresiones callejeras festivas de Mahón, Palma, Ibiza y Formentera transcurrieron sin incidentes. La Sociedad de matemáticas cifró en 80.000 los asistentes solo en Palma, y la Delegación del Gobierno los rebajó a 70.000. En Ibiza y Mahón fueron unos 10.000 y en Formentera 500. En Barcelona y otras ciudades hubo actos de solidaridad.

De verde y hablador, Xisco P, exbancario jubilado, explicó: “Llevo la camiseta de los profesores en huelga en homenaje a mi maestro de las primeras letras en Es Puig de Sant Pere de Palma, que en la dura posguerra y pese al control del profesor falangista nos ayudó a amar nuestra lengua y nos la enseñó”.

Xisco se pasea por el barrio y la escalera de la comunidad con la prenda reivindicativa. En la torre de pisos en la que habita, en la capital, hay una maestra de escuela de un colegio de monjas, G., que secundó la huelga pero que no pudo usar prenda ni signo verde. La propiedad del centro se lo impidió. De todas formas el primer día el 80% de educadores de la primera línea escolar, paró.

Angel B. y Concha, con sus tres hijos de cinco, tres y un año, como cientos de familias de las islas, participaron en el desfile de apoyo a los docentes. La protesta tiene muchas lecturas posibles, todas en sentido crítico al Gobierno del PP. El partido del poder reduce el mensaje: es una manifestación política, contra la enseñanza en inglés.

La huelga debe de dar fuerza a la huelga de docentes, que empieza su tercera semana, ante el fracaso de las primeras negociaciones del Gobierno balear de José Ramón Bauzá del PP con los sindicatos de la enseñanza y asambleas horizontales nacidas en cada centro.

Las familias de alumnos son cómplices de la acción reivindicativa de los profesores. Un sector de los huelguistas —con 10 días sin ir a trabajar— ha perdido ya 1.000 euros de su nómina. 220.000 euros se han recaudado en colectas. Miquel Barceló anunció ayer que redobla su apoyo con obra gráfica para su venta. La potencia alcanzada por la manifestación respalda la posición de los profesores y de sus socios, las familias, ante el Gobierno.

Las sanciones impuestas el mes de julio por el Gobierno Bauzá a tres directores de institutos de Menorca, por objetar sus planes lingüísticos caldearon la respuesta sindical. El Gobierno del PP también ha aprobado leyes de convivencia y de símbolos en escuelas para controlar el discurso de los maestros, y prohibir el uso de las banderas de las cuatro barras (símbolo de la defensa de la lengua y cultura catalanas) en las escuelas, infracción que representará una multa de hasta 10.000 euros al responsable. Son normas legales que rechazan los sindicatos por “represivas y autoritarias” y porque “causan más tensión”.

Ante la protesta social más extendida de la democracia Bauzá se siente tranquilo, avalado por la mayoría absoluta de las urnas (la más holgada desde 1983) y cree en la necesidad de afrontar una reforma histórica, liberal, en la educación. Con gestión inflexible, de mano dura, Bauzá aborda un giro rotundo en las escuelas y reduce enseñanza del catalán y el castellano a favor del inglés.

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