_
_
_
_
_

Extirpado con éxito un tumor de 12 centímetros a un feto

Durante una hora se estabilizó e intubó al niño mientras parte del cuerpo seguía en el útero El día siguiente se le intervino para retirar el quiste maligno que tenía en el cuello y el tórax

A Marc se le diagnosticó a las 26 semanas de gestación un voluminoso tumor que se le extendía por el mentón, el cuello y parte del tórax. No solo se trataba de un teratoma maligno, sino que, debido a su enorme tamaño y peso (12 centímetros de largo y 168 gramos al nacer), comprometía seriamente la supervivencia del pequeño. El tumor le obstruía la garganta, por lo que le hubiera impedido comer y respirar tras el parto.

La única solución pasaba por una delicada intervención en dos etapas. Primero, antes de sacar al feto completamente del útero y cortar el cordón, había que intubarle por la tráquea para garantizar que no se quedara sin oxígeno al interrumpir la conexión umbilical. Una vez en la incubadora, ya estabilizado con una vía de respiración asistida abierta, se le podría retirar el enorme quiste que tenía y liberar la compresión que sufría en la garganta, de forma que se pudiera alimentar y respirar por sus medios.

Esta experiencia nos ha cambiado la vida Deliz Nieto, padre del paciente

De todo ello se encargó un equipo del hospital La Fe de Valencia el pasado mes de diciembre. Ahora, Marc, que tiene cinco meses, evoluciona favorablemente y no presenta secuelas del tumor ni de la cirugía, más allá de una cicatriz transversal en el cuello. “Esta experiencia nos ha cambiado la vida”, explicó este lunes su padre, Deliz Nieto, en la rueda de prensa que ofreció junto a su mujer y los cirujanos que dirigieron la intervención. “Lo difícil”, recordaron los padres, fue la decisión de pasar por el quirófano, debido a los riesgos que presentaba la intervención, tanto para el pequeño como para la madre.

La primera fase de la operación, cuando Marc tenía algo más de siete meses de gestación (31 semanas), consistió en extraer la cabeza y los brazos del feto del vientre materno para intubarlo por la tráquea mientras el resto del cuerpo del pequeño seguía en el útero y permanecía unido a su madre a través del cordón umbilical. Es un proceso delicado, no solo para el bebé, sino para la madre. Hay que mantener el útero abierto y existe el riesgo de que se produzcan hemorragias importantes,destacó Carlos Gutiérrez, uno de los miembros del servicio de cirugía pediátrica del hospital La Fe que intervino en la operación.

El  tumor pesaba 168 gramos un 10% del total del bebé al nacer

De esta forma, el bebé podía seguir recibiendo oxígeno por el cordón hasta que se abriera un canal de respiración y fuera capaz de usar los pulmones mediante el conducto abierto por la garganta. No había otra alternativa terapéutica ya que, una vez separado de la madre, el oxígeno importado a través de la conexión umbilical se consume a los tres minutos. De hecho, antes de usar esta técnica, lo habitual es que los niños murieran mientras se intentaba abrir una vía que permitiera respirar a los pequeños que sufrían este tipo de neoplasias. El proceso duró una hora.

Un día después, una vez estabilizado el bebé en la incubadora, se acometió la segunda fase. Se extirpó el tumor, que pesába casi el 10% de lo que pesó el niño (1,9 kilos). Tampoco fue fácil debido a la naturaleza del quiste, formado por una amalgama de distintos tejidos (nervios, músculos, hueso, pelo) muy vascularizada. El trabajo de quirófano se prolongó a lo largo de cinco horas y requirió la intervención de especialistas de obstetricia, anestesiología, neonatología, cirugía pediátrica y otorrinología infantil del hospital La Fe. A pesar de que el tumor había comprimido y desplazado los tejidos que tenía alrededor (vasos sanguíneos, nervios, la tráquea), no ha quedado “ningún deterioro nervioso, muscular o de cualquier otro tipo”, señaló Carlos Gutiérrez.

Esta técnica de intervención fetal en dos etapas (ex utero intrapartum treatment, Exit) se ha practicado en otros centros de España (en especial el Vall d'Hebron de Barcelona), a pesar de tener apenas cinco años de vida. Sin embargo, nunca hasta ahora se había extraído un tumor tan grande. Tanto este procedimiento quirúrgico como la cirugía estrictamente intrauterina están en pleno desarrollo. “Es un tren que cada vez va más rápido”, relató el cirujano pediátrico del hospital La Fe.

El viernes pasado, médicos estadounidenses anunciaron una intervención intrauterina en la que, sin extraer al feto, extirparon un tumor en el quinto mes de gestación. 

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_