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El conductor que mató a su expareja al estrellarse contra una gasolinera ya había sido condenado por maltrato

El juzgado de Vila-real solo decretó una orden de alejamiento pese a los antecedentes

Imagen de cómo quedó el vehículo tras estrellarse contra una gasolinera de Benicàssim.Foto: atlas | Vídeo: ATLAS

Víctor Llorens, el presunto verdugo de la joven de 20 años Andrea Carballo, ambos fallecidos tras estrellarse el turismo en el que viajaban contra una gasolinera en Benicàssim, ya había sido condenado por malos tratos en 2013. Fue tras dos episodios violentos con una pareja anterior, a la que en una ocasión dio una bofetada cuando volvían de una fiesta y en otra amenazó. Con ella, según confirmaron ayer a EL PAÍS amigas de Andrea Carballo, Llorens repitió el mismo comportamiento de “persecución, insultos y amenazas” que tuvo con la joven fallecida el sábado 23. Entonces admitió los hechos. Se firmó una sentencia de conformidad y aceptó la pena que le pedía el fiscal: 64 días de trabajos en beneficio de la comunidad, según fuentes del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana. Las mismas fuentes han confirmado que Víctor estaba siendo investigado por tres delitos de lesiones contra Carballo por parte del Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 1 de Vila-real, la ciudad donde ambos residían.

Pese a la condena, los antecedentes de Víctor y los tres delitos de lesiones recogidos en una única denuncia presentada por la joven diez días antes de su muerte ante la policía por un intento de atropello y otros episodios de violencia, el juzgado solo decretó una orden de alejamiento de 200 metros para Llorens después de que la policía fijara en "medio" el nivel de riesgo para la víctima. Se le dio una protección policial ocasional y aleatoria, como dicta el protocolo de seguridad del Ministerio de Interior.

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El Juzgado recibió la denuncia el 15 de diciembre. En ella la joven relataba varios episodios violentos sufridos en diferentes momentos de la relación con su presunto asesino, con el que convivió durante año y medio hasta que el pasado noviembre decidió terminar la relación sentimental. Ese mismo día, la jueza tomó declaración a la víctima y a su presunto agresor, solo siete días antes de que, presuntamente, el joven acabara con la vida de su expareja.

Tras escuchar a ambos, el fiscal apreció indicios de tres delitos de lesiones en el ámbito de la violencia de género. El juicio no pudo celebrarse porque las versiones “eran contradictorias” y no existía parte médico que acreditara las lesiones que relataba la víctima de los distintos ataques, según las mismas fuentes.

El fiscal solicitó entonces nuevas diligencias para completar la instrucción. Entre ellas, pidió que se tomara declaración a tres testigos y que se requirieran las grabaciones del bar donde trabajaba entonces la denunciante y en el que contaba que había sufrido uno de los episodios violentos. 

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El fiscal también solicitó que se pidiera información a un centro médico al que la chica acudió en una ocasión tras una de las agresiones relatadas. Esa vez, la víctima no refirió al personal sanitario el origen de los daños de los que fue atendida, según fuentes judiciales.

A la espera de la práctica de esas diligencias, el fiscal pidió que se prohibiera al presunto maltratador acercarse a menos de 200 metros y comunicarse con la víctima por cualquier vía, petición a la que se adhirió el abogado de la denunciante, quien no solicitó ninguna medida complementaria. Ni el fiscal ni el abogado de la víctima solicitaron prisión para el detenido por los hechos denunciados.

Tanto la madre como la hermana de Andrea clamaron este martes “justicia” momentos antes del funeral por la joven. Aseguran que era consciente del riesgo: “Ella siempre dijo que sería una [víctima] más”.

El pasado sábado, y según han confirmado testigos presenciales, Andrea Carballo fue abordada por su expareja mientras esperaba en una esquina de Vila-real a una compañera para dirigirse al almacén de naranjas donde trabajaba. El joven la forzó a entrar en el coche, según la policía, y condujo 20 kilómetros hasta Benicàssim donde, presuntamente, empotró el vehículo contra una gasolinera, provocando la muerte de ambos.

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