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'IN MEMORIAM'

Alejandro María Benito, un juez de entrega ejemplar

El magistrado de la Audiencia Provincial de Madrid se caracterizó por su vocación de servicio a la ciudadanía

Alejandro María Benito, juez de la Audiencia Provincial de Madrid.
Alejandro María Benito, juez de la Audiencia Provincial de Madrid.

El martes pasado murió de forma repentina Alejandro María Benito López, magistrado y presidente de la sección 1ª de la Audiencia Provincial de Madrid. Tenía 59 años y era un magistrado experto. Ingresó en la carrera judicial en marzo de 1984, ejerció la jurisdicción en el Juzgado de Distrito de Esplugues de Llobregat (Barcelona), en los juzgados de primera instancia e instrucción de Vilafranca del Penedés (Barcelona) y Benavente (Zamora) y en el Juzgado de lo Social nº 4 de Bilbao. Desde 1990 prestaba sus servicios en la Audiencia Provincial de Madrid.

Alejandro Benito López era un profesional de gran prestigio, entregado a su trabajo con una dedicación cercana a la obsesión. Era cuidadoso, detallista, no descuidaba ningún caso y tenía en todo momento presentes a los ciudadanos que están detrás de cada proceso. Era colaborador, siempre estaba atento a las demandas de los compañeros y era una persona especialmente amable y cariñosa. Puedo afirmarlo porque compartí sección con él durante seis años. Fue mi maestro y mi presidente y en este tiempo forjamos una gran amistad.

Alejandro ha sido un juez que, como tantos otros, ha dedicado lo mejor de su existencia a la justicia y ese servicio a los demás merece un reconocimiento público, porque la nuestra no es una tarea sencilla. Ninguna profesión lo es, pero la tarea de un juez tiene caracteres singulares que conllevan una implicación personal muy intensa.

Hacer justicia o, al menos, intentarlo con la mejor de las intenciones, no solo nos obliga a una constante labor de estudio, a una lucha permanente contra nuestros prejuicios y a una labor diaria de atender las peticiones y argumentos de las partes en conflicto, sino que nos exige tomar a diario decisiones, en ocasiones muy difíciles, con el desgaste personal que ello supone. Por eso tiene tanto valor que contemos con magistrados como Alejandro Benito, que después de muchos años y hasta el último aliento no se ha dejado vencer por la rutina y no se ha conformado con soluciones cómodas o poco reflexivas, sino que ha mantenido intacta su fe en la justicia y la ilusión por atender cada caso como si fuera el primero.

Piero Calamandrei, en su obra Elogio de los jueces escrito por un abogado, decía que “el juez es el derecho hecho hombre, solo de este hombre puedo esperar la tutela que en abstracto la ley me promete; solo si este hombre sabe pronunciar a mi favor la palabra de la justicia comprenderé que el derecho no es una sombra vana”.

Estoy seguro, y no por mi profundo afecto hacia Alejandro, sino porque lo he presenciado a diario durante muchos años, que este magnífico magistrado se ha hecho acreedor de esas elogiosas palabras. Siempre tendrá el recuerdo y el reconocimiento de todos los que tuvimos el honor de compartir su trayectoria personal. Descanse en paz.

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Eduardo de Porres Ortiz de Urbina es presidente de la Audiencia Provincial de Madrid.

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