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El patrón que asumió la responsabilidad de todo un pueblo

José Manuel Martínez, patrón mayor de la Cofradía de pescadores Nuestra Señora de las Arenas de Fisterra, en los alrededores del faro de la localidad.Vídeo: ÓSCAR CORRAL / CARLOS MARTÍNEZ
Daniel Muela

José Manuel Martínez (Fisterra, 1964) —patrón mayor de la Cofradía de Pescadores Nuestra Señora de las Arenas de la localidad— pasea su mirada por un horizonte soleado que se refleja en un mar calmo, adormecido tras las primeras horas del amanecer. Una tenue brisa mece casi sin querer los pocos barcos que han salido a faenar al abrigo del faro de Fisterra. Su semblante, endurecido por una vida dedicada al mar transmite una notable tranquilidad. Una imagen que contrasta con la preocupación que le asaltó por dentro, día tras día, a raíz del hundimiento del Prestige: un fatídico 19 de noviembre de 2002. Solo llevaba un mes en el cargo. "Fue un bautizo bueno, desde luego. Recuerdo que el conselleiro de pesca de aquel entonces me dijo: 'Estos ocho meses te han valido como 10 años’".

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Las marcas que surcan su semblante así lo atestiguan. Martínez se puso al frente de la cofradía con 38 años, una juventud que intentó suplir con la entereza que le exigía el momento, con una flota obligada a dejar en tierra los barcos, su sustento de vida. “Tuve más oportunidades de salir elegido porque una ley anterior prohibió que se presentaran compañeros que ya estuvieran jubilados”, admite. La incertidumbre, una vez que el fuel golpeó Muxía —la autodenominada Zona Catastrófica— y se aproximaba imparable hacia Fisterra, se hacía cada vez más patente en los hogares.

"Acudí a una reunión con representantes políticos en Caión. Manuel Fraga prometió que en dos semanas empezarían a llegar los sueldos a los marineros. Me parecía imposible que eso se hiciera tan rápido", explica con rotundidad. A la vuelta, buena parte del pueblo le esperaba expectante en el interior de la lonja. "Llovía fuera. Entré y me acordé de la historia de Moisés y las aguas, ¿sabes?; todo el mundo se abrió a mi paso". Esa tarde, el desconocido patrón mayor les transmitió los pormenores del acuerdo. “Mientras lo leía en alto, me decía a mí mismo. '¿Vamos a cobrar? ¡Un carallo!'”.

Su intuición, esta vez, le falló. Los pagos se efectuaron. Unos 1.200 euros por barba y, con ello, la rutina "asumida" de sacar los barcos solo para tareas de limpieza. "Cada mañana, una avanzadilla de dos embarcaciones valoraba la situación. Una vez hecho, enviaba a toda la flota a extraer con horquillas el fuel solidificado". Las Navidades llegaron, lo que provocó un aumento en el envío de regalos no siempre bien recibidos: como los cientos de juguetes que llegaban para los más pequeños.

—En los colegios los rechazaron, explica.

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—¿Por qué?

—Me dijeron: 'aquí no somos pobres', reflexiona oteando la lejanía.

La cicatriz social aún supuraba. Sin embargo, Martínez no se cruzó de brazos. "Cogí a mi hijo de siete años y llené una furgoneta de las grandes con todos esos juguetes". Los llevaron a los más necesitados, en su mayoría hijos de inmigrantes africanos que acudían a una ONG en A Coruña. "Fue el momento más reconfortante en muchos meses", reconoce mientras se le iluminan los ojos.

Agosto fue el mes elegido para levantar las restricciones de pesca. La labor de los voluntarios fue clave, porque "llegaron antes" que nadie "para combatir el desastre", opina el patrón mayor. Y añade: "Somos el pueblo más dependiente de la pesca de toda Galicia". ¿Hubo injusticias?, Martínez suspira y contesta: "Sí, claro. El tema de las indemnizaciones fue muy criticado por todos. Se debe pagar a razón de lo que se declare y no dar ayudas a todo el mundo por igual, pero claro, eran tiempos de elecciones", sostiene con las manos en los bolsillos alejándose del faro.

LOS ESCENARIOS DE LA TRAGEDIA: MAR DE FORA 

Estado de la playa de Mar de Fora, a espaldas de la localidad de Fisterra (A Coruña), también afectada por el vertido del petrolero griego, el 20 de noviembre de 2002. Varios voluntarios rastrean la playa buscando restos de fuel junto a una excavadora. Ahora, la misma zona libre de contaminación. Desplace el cursor de un lado a otro para comprobar el estado del paisaje hace 15 años y en la actualidad. Fotos: Luis Magán - Óscar Corral

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Sobre la firma

Daniel Muela
Es redactor de Escaparate. Está especializado en temas de tecnología y dispositivos electrónicos y ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Antes trabajó en el gabinete de prensa de Ifema y El Mundo. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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