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La reserva de agua del Duero y del Miño, en mínimo histórico

El embalse de Entrepeñas (Guadalajara).Foto: atlas | Vídeo: Jaime Villanueva
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As drought drags on, northwestern Spain’s reservoirs hit record lows

La sequía que padece España tras tres años consecutivos con menos lluvias de lo normal golpea especialmente al noroeste de la Península. Los embalses de las cuencas del Duero y el Miño nunca —desde que comienzan en 1990 los registros fiables del Ministerio de Agricultura— habían tenido un nivel tan bajo. En concreto, el Duero está al 29,8% y el Miño al 38,6%. El conjunto de la reserva peninsular está al 37,2%, según los datos difundidos este martes por el ministerio. Hay que remontarse hasta 1995 para encontrar una reserva más baja en estas mismas fechas.

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Embalses sin agua

Tres años seguidos con lluvias por debajo de la media y un arranque de otoño de nuevo seco acentúan la mala situación de los embalses peninsulares, que están al 37,2% de su capacidad. Desde 1990, solo ha habido dos ocasiones en los que estas reservas estaban peor en la semana 46 del año: 1995 y 1994. A mediados de los noventa, España sufrió una de las grandes sequías que periódicamente afectan al país.

También hay que remontarse hasta 1995 para encontrar un mes de octubre tan seco como el de este 2017, según los datos de la red de pluviómetros peninsulares de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). Este octubre se han registrado dos veces y medio menos de lluvias que en de la media de la serie histórica, que abarca desde 1971 hasta 2000.

Pero, en esta ocasión, la sequía está golpeando especialmente al noroeste peninsular, menos acostumbrado a estos periodos y con una menor capacidad de embalse que el sur. Según los datos del Ministerio de Agricultura, nunca desde 1990 los embalses de estas dos cuencas habían acumulado tan poca agua en estas mismas fechas: los de la cuenca del Duero están al 29,8% —más de siete puntos menos que en aquel 1995— y las del Miño al 38,6% —cuatro puntos y medio menos—.

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La escasez en los pantanos no solo afecta a los regadíos, que en algunas comunidades ya tienen restricciones. También a la generación de electricidad a través de las centrales hidroeléctricas.

Más carbón y gas

En lo que llevamos de 2017, la generación hidroeléctrica —que no emite dióxido de carbono (CO2) y se considera por lo tanto una fuente renovable— ha caído un 49,2% respecto al mismo periodo de 2016, según los datos de Red Eléctrica de España (REE). Ese hueco se ha cubierto con carbón (con un incremento del 27,9%) y gas natural (un 30,7% más que en 2016). Ello repercute en la factura y también en las emisiones contaminantes. Este 2017 solo el 32,8% de la electricidad está procediendo de fuentes renovables, libres de CO2, frente al 40,8% de 2016.

El Gobierno ha declarado la situación de sequía prolongada en tres cuencas: la del Duero, la del Júcar (cuyos embalses están al 25%) y la del Segura (13,4%).

A través de un real decreto ley aprobado en junio se pusieron en marcha varias medidas urgentes, centradas en gran medida en los agricultores. Entre otras actuaciones, incluía “exenciones al pago de la tarifa de utilización del agua” y “del canon de regulación y de la tarifa de conducción” del trasvase Tajo-Segura. La organización ecologista WWF criticó ayer estas medidas, al considerar que las autoridades apoyan “económicamente a unos usuarios de riego frente a otros”. En su opinión, las exenciones tienen “el efecto perverso de no estimular un mejor uso del agua”.

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