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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Unamuno en el Parlament

La intervención del diputado Joan Coscubiela arranca los aplausos de la oposición

Antonio Elorza

La intervención final de Joan Coscubiela en el debate sobre la Ley de Transitoriedad ha supuesto un inolvidable momento de lucidez y honestidad en las dos jornadas de afirmación independentista en el Parlament. Coscubiela, antiguo diputado de Iniciativa per Catalunya en las Cortes, votó la admisión a trámite de las propuestas de la mayoría independentista, de acuerdo con la línea de su heterogénea agrupación Catalunya Si que es Pot, y verosímilmente se abstendrá como ayer en el voto final, sin abandonar la sala. No comparte probablemente los fines del soberanismo, pero lo que ha provocado su explosión fue el modo en que JuntsPelSí llevó adelante su proyecto en la Cámara, vulnerando el Estatut y la Constitución, los derechos de los diputados de la oposición, ignorando las opiniones de los letrados, eludiendo un dictamen del Consejo de Garantías Estatutarias. Coscubiela aludió a su tradición familiar de luchadores antifranquistas.  A pesar de todos los riesgos de entonces, no cejaron en su lucha por la libertad; tampoco iba a cejar él. 

Para quienes conozcan la historia de Cataluña, la intervención de Joan Coscubiela tiene unas raíces bien claras. Es posiblemente el último portavoz parlamentario que proceda del PSUC, partido que protagonizó una acción política contra la dictadura, en cuyo programa político convergían un comunismo democrático cercano al del PCI, el sentido nacional  - "catalán es aquel que trabaja en Cataluña"- favorecedor de la conciliación entre autóctonos e inmigrantes y una orientación unitaria en la izquierda. Aunque ya sirva de poco, resulta satisfactorio ver cómo persiste ese espíritu del PSUC. Lo comprobé hace años cuando desde estas páginas intenté promover una Comisión Nacional sobre la Corrupción, en línea con una sugerencia de Cristina Narbona. Coscubiela fue el único diputado que acogió favorablemente la idea.

Su magnífica intervención tuvo inequívocas resonancias unamunianas. Fue un rotundo "venceréis pero no convenceréis ". Y amén de su claridad, tuvo mayor grandeza porque no trató en ningún momento de satanizar la idea de independencia de Cataluña. Todo lo contrario : esa aspiración resulta deslegitimada por la voluntad de aplastamiento al otro de unos "bucaneros" cuyos procedimientos suponen un asalto y una degradación de la democracia. Coscubiela ha destacado puntualmente los momentos de mayor degradación: cuando desde el Govern era aplaudida la lamentable intervención de la portavoz de JuntsPelSí que calificaba la solicitud de dictamen de la oposición al Consejo de Garantías Estatutarias como "entrar por la puerta de atrás". O cuando la mención del mismo tema suscitó el clamor en contra de la mayoría.

Coscubiela citó a Norberto Bobbio. No creo que así logre convencer a sus ariscos correligionarios de Catalunya Sí que es Pot. Fue en todo caso una lección ejemplar.

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