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La guerra del taxi y los coches con chófer se encona en Sevilla

El incendio intencionado de nueve vehículos de Cabify culmina una serie de ataques

Coches de Cabify incendiados en Sevilla. En vídeo, resumen de los ataques sufridos por conductores de 'apps' de transporte.Vídeo: PACO PUENTES / ATLAS-QUALITY
Javier Martín-Arroyo

La guerra entre el gremio del taxi y los coches de alquiler con conductor (VTC) ha subido varios grados. Si en Madrid los insultos, amenazas y pedradas son habituales contra los conductores de este servicio y en Barcelona un accidente entre un taxista y un conductor de VTC acabó la semana pasada con denuncias cruzadas, los episodios más violentos se han vivido en Sevilla, donde la policía ya ha acusado a 27 taxistas de formar una "organización criminal".

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Nueve coches de la firma Cabify ardieron la semana pasada en un incendio intencionado. Los autores del fuego rociaron con gasolina los vehículos aparcados en una casa rural, pero tras prenderles fuego cerraron con cadenas las puertas del patio para dificultar la entrada de los bomberos y la huida de las llamas de 14 conductores y una familia con dos niños.

A pesar de que la Guardia Civil aún no ha identificado a los responsables de este último ataque, los indicios apuntan a los taxistas, bajo sospecha por la escalada de altercados contra los VTC el último año. La policía acusa a 27 de ellos de integrar “una organización criminal” que se concertaba para causar “daños, coacciones y amenazas” a los conductores de Cabify, precisan fuentes policiales. En diciembre la Brigada de Información identificó a estos 27 taxistas para acusarles por estos cuatro delitos y detuvo a dos de ellos por causar daños de más de 1.000 euros. Tras pasar la noche en calabozos, los dos salieron en libertad con cargos después de comparecer ante el juez.

Un coche de alquiler con conductor, tras un ataque con pintura.
Un coche de alquiler con conductor, tras un ataque con pintura.

"Las explosiones del caucho de las ruedas nos despertaron. Con los extintores no se podía apagar nada. Nueve coches ardiendo, saltando los cristales, un espectáculo. El hostigamiento es el día a día, pero en Madrid te insultan y amagan con cerrarte en las carreteras, mientras que en Sevilla un coche te persigue con las luces largas y a un conductor le intentaron cerrar. Le dio una ataque de pánico", relata Rafael Rodríguez, responsable de grupo de Cabify que vivió de cerca el incendio a las afueras de la capital andaluza.

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Un historial preñado de violencia

Los últimos episodios de violencia vinculados al gremio sevillano del taxi forman parte de un turbio historial de huelgas salvajes, abusos, sabotajes y agresiones acaecidas durante las dos últimas décadas. Este viernes por ejemplo la Policía Local sancionó a cinco taxistas por cobros abusivos a turistas extranjeros. En 2001 un conductor atropelló a un periodista y causó heridas a un policía local en una protesta contra el autobús del aeropuerto, al que habían apedreado.

Porque a diferencia del resto de ciudades, en Sevilla no pueden ir todos los taxistas a recoger viajeros, esa parada es un privilegio y zona acotada por un grupo reducido representados por la asociación Solidaridad del taxi. Durante las últimas décadas han amenazado y atacado con huevos al resto de taxistas que intentaban romper su veto, sin éxito, con turnos rotatorios, medida instada por una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA).

"Ese grupo de taxistas que hay en el aeropuerto, metiendo el miedo al resto, me parece increíble. La policía tampoco actúa y no pasa nada. ¿Cómo lo paramos?", interroga Leal. Este diario ha intentado sin éxito contactar al presidente de Solidaridad, Enrique Filgueras. La asociación Foro Taxi Libre intentó romper este monopolio en el aeropuerto, hasta que la casa de su presidente, Juan Martín Caparrós, sufrió el lanzamiento de excrementos. Hoy la asociación crítica está disuelta.

La solución a este túnel de violencia, de momento sin víctimas mortales, pasa por la resolución policial de las causas abiertas. Después de décadas de inacción, está por ver si el Ayuntamiento sevillano acompañará a las Fuerzas de Seguridad para actuar y retirar licencias a los taxistas con causas penales abiertas o comportamientos irregulares como el cobro al alza a los turistas. Siempre que la policía revisa las facturas entregadas a los extranjeros, impone sanciones.

Los taxistas acusan a los vehículos con conductor de intrusismo y de captar clientes de manera irregular en paradas clandestinas y zonas de afluencia, extremos que estas firmas niegan. Entre ambos bandos enfrentados por la tarta del transporte en ciudad —67.089 licencias de taxi y 5.890 de VTC en toda España— están los Ayuntamientos y sus policías locales, que intentan mediar y sancionan a uno y otro bando con más o menos celo.

Pero en Sevilla, desde el pasado septiembre varias decenas de taxistas díscolos, del total de 2.000 que operan en la ciudad, han traspasado las líneas rojas de la violencia. Y por eso tienen a la policía y a la Guardia Civil detrás de ellos.

“No solo fue premeditado, actuaron con saña. Hemos sufrido emboscadas, huevos, cuchilladas en las ruedas, pedradas y ácido sobre los coches. Es delincuencia organizada, no van por libre. El sector del taxi está llevando la violencia a niveles insospechados”, denuncia Eduardo Martín, presidente de Unauto (asociación de vehículos con licencia VTC). Dado que la investigación policial en marcha impone cautela hasta que los responsables del fuego intencionado sean detenidos, los responsables evitan señalar a los taxistas, pero cargan contra ellos por la escalada de violencia. Uno de los puntos calientes ha sido este invierno el aeropuerto sevillano, adonde tras sucesivos ataques se han desplazado de manera permanente agentes de una nueva unidad de la Policía Local creada para atajar la violencia, que ahora se ha trasladado a otros puntos de la capital andaluza.

Miguel Ángel Leal, presidente de Fedetaxi, la federación española de asociaciones del taxi, reconoce que su gremio sufre "un cáncer". "Estoy más preocupado por esta gente que por las VTC. Contra las VTC hay sencillamente que competir, pero estos nos están destrozando la imagen. Han traspasado una frontera muy peligrosa".

Fernando Morales, presidente de la asociación mayoritaria Unión Sevillana del Taxi (1.060 afiliados de los 2.036 taxistas sevillanos) tilda el último ataque de “canallada y acto vandálico” y confía en que las aguas vuelvan a su cauce. “Esto se acaba el día que cada uno trabaje su ámbito. Ellos por contratación previa y que no ocupen nuestras calles y paradas”, resume.

Coche con conductor, tras una pedrada.
Coche con conductor, tras una pedrada.

Mientras, el director de Cabify, Mariano Silveyra, planta batalla a las embestidas y asegura que su empresa no abandonará Sevilla. “La clave es entender que no son taxistas, sino criminales y la solución es ser contundentes con ellos. Tan fácil como quitarles las licencias. En Madrid y Barcelona las autoridades están más concienciadas de nuestra actividad, mientras que en Sevilla hay mucha más presión desde el sector del taxi”, lamenta. Silveyra censura el celo de los agentes para inspeccionar a sus conductores y asegura que el año pasado estos recibieron 99 sanciones, de las que apenas una o dos ha prosperado tras sus recursos. El Ayuntamiento no confirma esta cifra de multas impuestas a Cabify en 2016.

A pesar del hostigamiento de los taxistas a los VTC, el Consistorio sevillano hace equilibrios para mostrar equidistancia respecto a los dos colectivos, y sitúa la violencia como un escalón más de la tensión que se vive en todo el país. El delegado de Seguridad y Movilidad, Juan Carlos Cabrera, se esfuerza por destacar que ambos colectivos, taxistas y VTC, infringen las normas y reciben sanciones administrativas desde la Policía Local. “Es un problema nacional, Sevilla es una más”, opina. Cabrera admite que pese a las incontables sanciones, su equipo no ha retirado ninguna licencia a taxistas.

Hay voces muy críticas con la actuación del Ayuntamiento de Sevilla como Rubén Sánchez, portavoz de la asociación en defensa de los consumidores Facua, que censura cómo pese a las evidentes muestras de incivismo, el gremio ha sido intocable para todos los alcaldes de la capital andaluza: “Gobierno tras gobierno se ha tolerado una mafia y PP y PSOE han tenido una actitud timorata, pasiva y complaciente con el colectivo”.

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Sobre la firma

Javier Martín-Arroyo
Es redactor especializado en temas sociales (medio ambiente, educación y sanidad). Comenzó en EL PAÍS en 2006 como corresponsal en Marbella y Granada, y más tarde en Sevilla cubrió información de tribunales. Antes trabajó en Cadena Ser y en la promoción cinematográfica. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y máster de EL PAÍS.

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