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Una mujer que quedó parapléjica al tirarse por la ventana para huir de su marido: “Me dijo ‘hoy te mato”

El acusado, que se enfrenta a más de 21 años de cárcel, sostiene que discutieron pero nunca le pegó, que la vio tirada en el suelo y se fue a dormir

FOTO: El hombre acusado de dejar parapléjica a su mujer, en el juicio contra él en la Audiencia de Cantabria. / VÍDEO: Declaración de la víctima en el juicio.Vídeo: P. Puente Hoyos (efe) / CADENA SER

Una mujer quedó parapléjica al saltar por la ventana de un primer piso para huir de la última paliza que le propinó su pareja delante de su hijo de tres años y medio, según sostienen la Fiscalía y la acusación. La víctima, que denuncia que su marido la maltrató durante seis años, relató este miércoles ante la sala de la Sección Tercera de la Audiencia de Cantabria lo que pasó la madrugada del 30 de mayo de 2015, cuando Rosendo M.S. entró en la habitación en la que dormía ella con el hijo de ambos, de tres años y medio de edad, la sacó de la cama, la arrastró y la tiró al suelo, para meterle la cabeza debajo del escritorio y agarrarla "fuerte" del cuello.

"Pensé que me ahogaba", recordó la mujer en la primera jornada del juicio, para añadir que él le espetó: "Hija de la gran puta, no vas a salir de aquí viva. Hoy te mato". Tras zafarse, intentó escapar por la escalera de la casa pero el procesado la cogió y metió de nuevo en el dormitorio donde, agarrándola por el pelo, la empotró y dio cabezazos contra la pared. "No sé cuántos golpes, no paraba y me decía: 'Te reviento. Hoy acabo contigo", dijo llorando la víctima. Entonces, se fue a la ventana, la "única opción" que vio de "escapar". Se puso de pie en la repisa, a cuatro metros de altura, a ver si así él "desistía" y se "iba", como había hecho otras veces. Pero al ver que venía derecho hacia ella "como un loco", saltó por la ventana "para escapar", "desesperada por el miedo".

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Después de saltar por la venta, el supuesto agresor "no tardó ni un minuto en bajar" al jardín, y al decirle que no se podía "mover", él la recriminó: "¿Qué has hecho hija de puta?". A continuación, la "cogió las piernas" y la "arrastró por todo el jardín", mientras ella tenía "dolor" y el hijo "no se quitaba de encima" de ella y chillaba. "No chilles, hijo de puta, que vas con tu madre", contestaba el acusado. Seguidamente, empezó a darle patadas en la cabeza y a pisarle la tripa y le exigía que se moviese, hasta que un "rato" después se marchó y se quedó con ella el niño, que tenía ganas de hacer pis. "Me lo voy a hacer encima, porque si me quito de aquí igual te mata", le dijo el pequeño.

Su madre le pidió que entrase a la cocina y trajera el teléfono de él, desde el que llamó a la Guardia Civil y a los padres de ambos. Al primer agente que llegó al chalé le dijo que no podía abrir la verja porque "no sentía las piernas", y al acceder por encima de la valla comprobó que estaba tumbada en el suelo, tapada con una manta "mal puesta" y el niño junto a ella, "a la altura de la cabeza".

Sin embargo, el acusado sostuvo que no recuerda "nada" porque esa noche bebió "seis o siete cubatas" y añadió que no puede "llegar a entender" por qué saltó por la ventana. Aunque admitió que mantuvieron una discusión, sin recordar el motivo pese a haberle dado "vueltas y vueltas", negó "forcejeo" alguno."Yo no sé que se me pudo pasar por la cabeza. Estaba nervioso", comentó Rosendo M.S., antes de relatar que entró en la habitación "a ver si el niño estaba despierto y darles dos besos", y aseverar después que no "chillaron" durante la discusión para no despertar al pequeño. Pero "no hubo pelea, para nada", aseguró.

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"Lo siguiente que recuerdo es que salgo de la habitación, entro y no está" ella. Entonces ve la persiana subida y la ventana abierta y al asomarse y verla tendida en el jardín pensó: "¡Dios mío! ¿Qué ha hecho esta mujer?". A continuación, él bajó a la calle, la cogió y movió, mientras ella le decía que no se podía "levantar". "Yo no daba crédito. No sabía qué hacer", manifestó el acusado, que dejó a su pareja "allí" y se metió en casa, subió "todo acelerado y nervioso" a la habitación, cerró la ventaba y bajó la persiana. "Me fui a dormir, hasta que me despertó la Guardia Civil". "No sabía qué había pasado, no lo puedo llegar a entender", insistió.

Aunque a preguntas de las partes admitió que "lo normal" hubiera sido llamar a una ambulancia, alegó que "no estaba en condiciones" de darse "cuenta de nada". "La cabeza mía no daba más de sí", remachó.  Y aunque él ha dicho no recordar al niño en "el lugar de los hechos", la mujer relató que el pequeño lloraba y gritaba y pedía a su padre "no mates a mamá". Y ante sus súplicas, según la mujer el hombre replicó: "So puta, so perra: me importan tres cojones el niño, tú y todo".

El guardia civil atendió en primer lugar a la víctima, que "tenía mucho frío", y al entrar a la vivienda a por más mantas ella le advirtió que tuviera "cuidado con él". Se ocupó también del menor, al que metió dentro de la casa y puso una "cazadora". Y añadió que el pequeño fue "muy obediente" para no despertar al padre, al que encontraron "durmiendo en la cama". Al despertarle, el acusado expresó: "Ya me la ha liado esta". Al agente no le pareció que estuviese "borracho", sino "muy tranquilo, pues les preguntó "si esto iba a ir para muy largo".

Al hilo, las forenses explicaron que la paraplejia que sufre la mujer es consecuencia de la fractura y aplastamiento de una vértebra por una "fuerza importante", como un impacto "muy grande" tras una caída y precisaron que la lesión se puede "agravar" si se manipula el cuerpo de la víctima, de ahí que la recomendación siempre sea no mover al herido. De los hematomas y abrasiones en piernas y otras partes, las peritos indicaron que son golpes y patadas. Por su parte, las psicólogas que atendieron al niño explicaron que un mes después de lo sucedido presentaba estrés agudo, que con el tiempo pasó a ser post-traumático, "íntimamente relacionado" con lo ocurrido.

El acusado, que comentó que su mujer le había dicho que se iba a ir de casa "una semana antes del suceso", aseguró que "nunca" le había pegado y que mantenían una relación "muy buena". "Le habré podido decir de palabra bastantes cosas, la he podido humillar de palabra y gesticulando pero pegarle nunca jamás", mantuvo el acusado, quien se enfrenta a una condena de más de 21 años de cárcel y al pago de una indemnización de casi medio millón de euros por violencia doméstica y de género, lesiones y maltrato familiar. 

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