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El decoro del Congreso

Los nuevos partidos han cambiado formas, aunque ya había tradición de broncas, incidentes y protestas

Diputados de Podemos protestan en el Congreso con camisetas azules para pedir agua pública.
Diputados de Podemos protestan en el Congreso con camisetas azules para pedir agua pública.Jaime Villanueva (EL PAÍS)

"Tiocfaidh ár lá. Agur eta ohore". No consta que el diario de sesiones del Congreso recogiera antes una frase en gaélico hasta que el pasado martes subió a la tribuna el diputado de Bildu Oskar Matutes. Era un homenaje al líder del IRA Martin McGuinness y los servicios de la Cámara tuvieron que descifrar con dificultades que era una frase de esa lengua irlandesa, junto con tres palabras en euskera. En anteriores legislaturas ni siquiera era posible pronunciar una frase en alguna de las lenguas cooficiales en España. Sólo en tiempos de Manuel Marín como presidente se abrió ligeramente la mano y se permitió a los diputados pronunciar algunas palabras en esas lenguas. Ahora pasa inadvertido hasta el gaélico.

Desde que en enero de 2016 arrancó la anterior legislatura se producen en el Parlamento situaciones e imágenes inéditas, sobre todo tras cuatro años de monotonía de la mayoría absoluta del PP y especialmente vinculadas a las formas y actitudes. Aunque algunas tienen precedentes.

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"El acceso y la circulación por los edificios del Congreso deberá efectuarse con la vestimenta adecuada al decoro exigible", asegura la circular de la Presidencia, dictada en tiempos de José Bono y que se supone que aún está en vigor. Con esa circular Bono llamó la atención al entonces ministro Miguel Sebastián por no llevar corbata, se impidió el paso a los pasillos a periodistas y se excluyó a visitantes de la tribuna durante los plenos. Incluso, Bono quiso ir más allá e impedir el acceso de diputadas al hemiciclo con sandalias. La ahora presidente del Congreso, Ana Pastor, junto a otras diputadas como Celia Villalobos, logró frenar el concepto extremo de decoro que pretendía implantar Bono. Ahora los diputados de Podemos han llevado a la Cámara formas nuevas, muy alejadas de aquel concepto de "decoro".

En anteriores legislaturas, Teresa Cunillera, miembro entonces de la Mesa del Congreso, mantuvo una cruzada personal contra los diputados, sobre todo los de las últimas filas, que colocaban chaquetas y abrigos en los respaldos de los escaños. Hizo instalar percheros en los pasillos y amonestaba a quienes colgaban sus chaquetas en los asientos. La foto de la apertura de la última legislatura describe un hemiciclo plagado de abrigos en los respaldos y esta semana Pastor amonestó a los diputados de Podemos por colocar camisetas en las bancadas. "Esto no es un tendedero, respeten las instituciones", les dijo.

Ese mismo día, Pablo Iglesias utilizó expresiones en el pleno como "me la suda, me la pela y la me la bufa", ante el estupor de diputados veteranos, especialmente del PP. Según Podemos, se trata de llevar a la Cámara expresiones que utiliza la gente en la calle. De hecho, hace dos semanas su portavoz, Irene Montero, instó en la Comisión de Justicia al fiscal general del Estado a contestarle "de forma que lo puedan entender los ciudadanos y las ciudadanas que estén interesados. Esta es la sede de la soberanía nacional y no solamente lo tenemos que entender nosotros, sino también los ciudadanos".

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Pero antes hubo diputados que utilizaron expresiones tan coloquiales como las de José Antonio Labordeta cuando en 2003 llamó "gilipollas" a parlamentarios del PP, además de mandarles "a la mierda" en mitad de un pleno.

Las camisetas como arma de protesta, vestidas por los diputados durante los plenos o en la tribuna, son elementos ya habituales esta legislatura, pero tampoco son ajenas a la actividad anterior, porque aún se recuerda el gesto de Joan Baldoví con su simulacro de streptease mientras hacía una pregunta. O el de Sabino Cuadra, de Amaiur, arrancando hojas de la Constitución en la tribuna. Incluso, los carteles de "agua para todos" exhibidos por diputados del PP cuando este partido estaba en la oposición y se discutía el plan hidrológico.

Ahora Pastor quiere que la Mesa reprenda al diputado de Podemos Diego Cañamero por intimidar con carteles al ministro de Justicia en el Hemiciclo.

Desde enero de 2016 se han oído expresiones duras como las de la cal viva pronunciadas por Iglesias contra Felipe González. Pero ni siquiera esa dureza es inédita. Alfonso Guerra dijo que "Soledad Becerril es Carlos II vestido de Mariquita Pérez" y que "Adolfo Suárez es un tahúr del Misisipi" y Jon Idigoras acusó a Felipe González de terrorismo de Estado y al resto de diputados les dijo: "Todos ustedes aprobaron los fondos reservados utilizados para asesinar a militantes vascos. Ustedes han dado vía libre al ejercicio de la tortura y a los GAL. Deben sacar sus sucias manos de Euskadi, dejad de reprimir y exprimir a nuestro pueblo".

Entonces a diputados de Herri Batasuna se les impidió jurar "por imperativo legal" y ahora parte de la Cámara asumió el acta con largas proclamas políticas.

Sobre las broncas en la Cámara, en mayo de 2006 fue expulsado el diputado del PP Vicente Martínez Pujalte por increpar a otros parlamentarios, aunque no lo fue luego cuando se supo que cobraba en su escaño de una constructora, porque eso no se consideró indecoroso. José Borrell no olvidará el debate sobre el estado de la nación de 1998 cuando se enfrentó a José María Aznar y se lió repetidamente por el zumbido organizado para desquiciarle por diputados del PP pertenecientes a lo que se conocía como "el tendido del 7" por su gusto por la bronca.

Respecto a los asuntos que se plantean ahora en el Congreso hay también precedentes en otras legislaturas. Por ejemplo, Joan Herrera (ICV) planteó iniciativas para paliar la pobreza energética y frenar desahucios y su grupo pidió reiteradamente la supresión de la misa y los toros en la programación de RTVE. La tierra giraba antes de la llegada de los nuevos partidos, aunque la diferencia notable es que perdió todas esas votaciones aplastado por la inmensa mayoría del Congreso y ahora lo plantean muchos más diputados, minoritarios pero con capacidad de presión parlamentaria para, por ejemplo, empujar a los grandes partidos a cambiar su agenda política.

Es nueva también la presencia permanente de un líder de un partido en los plenos, sin moverse de su escaño aunque sea tuiteando o con el móvil permanentemente en la mano, como hace Iglesias.

En cuanto al origen de los parlamentarios, Podemos asegura que con ellos ha llegado "la gente a la Cámara", incluyendo a jornaleros como Cañamero. Antes estuvieron agricultores como Antonio Romero de IU y permanece la socialista Micaela Navarro, que trabajó como jornalera.

Si es insólito en esta legislatura que el Gobierno no haya remitido aún ningún proyecto de ley y es un hecho cierto que la producción legislativa de las Cortes es la más baja de la democracia.

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