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El pueblo vasco que fue independiente solo dos meses

El Gobierno paraliza la creación de Itsaso (Gipuzkoa) como municipio independiente. Se anexionó a Ezkio en 1964 por un decreto de Franco

Mikel Ormazabal
Vista de la plaza y la iglesia de Itsaso (Gipuzkoa).
Vista de la plaza y la iglesia de Itsaso (Gipuzkoa).JAVIER HERNÁNDEZ

Itsaso fue declarado “municipio independiente” el 21 de diciembre de 2016, pero dos meses y un día después dejó de serlo. Es el pueblo más efímero de Gipuzkoa. Su segregación de Ezkio se celebró con gran entusiasmo institucional, porque había nacido un municipio nuevo, el número 89 de la provincia. Uno de sus 166 vecinos, Gorka Sasieta, fue nombrado alcalde (presidente de la gestora, en realidad) a mediados de enero y recibió el bastón de mando. Días después, la Administración del Estado lo paralizó todo al interponer un recurso ante el Tribunal Superior vasco y denegar la inscripción de Itsaso en el Registro de Entidades Locales porque incumple el requisito de tener al menos 5.000 habitantes. “Fue una sorpresa, pero estamos tranquilos porque todo el proceso se ha hecho respetando la ley”, afirma Sasieta, el regidor de un municipio que está en el limbo jurídico.

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En Itsaso no hay centro de salud ni escuela, tampoco una farmacia, tienda o caja de ahorros. Solo unas pocas viviendas, caseríos, el frontón, dos tabernas, dos iglesias, una ermita y el cementerio. Es un remanso de paz entre semana. El pueblo se vacía cuando los niños acuden a diario a los colegios de Ormaiztegi y Gabiria, pueblos limítrofes, y los mayores, a empresas del entorno. Cuatro familias, entre estas la de Sasieta, se dedican a la agricultura ecológica. Los domingos hay más ambiente social en torno a la iglesia y la plaza. “Cada 15 días da misa el párroco de Ormaiztegi y los domingos que no viene la ofician las mujeres del pueblo”, explica.

La comidilla de los domingos gira en torno a “qué va a pasar con el pueblo”, comenta un vecino. La decisión de dividir Ezkio-Itsaso en dos núcleos de población autónomos no responde a unas malas relaciones de vecindad. No es el caso, pues todo se ha llevado de forma “consensuada”. Hay que remontarse al franquismo para comprender la voluntad de Itsaso de independizarse. En diciembre de 1964, el BOE publicó el decreto por el que se aprobó “la fusión de Ezquioga e Ichaso” porque así lo habían acordado “por unanimidad” ambos Ayuntamientos. La unificación se justificó por “la idéntica configuración geográfica”, “la proximidad de sus caseríos”, “el tener mancomunados determinados servicios esenciales” y por “el mejor nivel de vida que iba a adquirir su vecindario”. Firmado: Francisco Franco.

Aquello aún escuece entre los mayores de Itsaso, asegura Sasieta, quien todavía no había nacido. A él le han contado que los vecinos se enteraron de la fusión cuando los jóvenes dejaron de ir al Ayuntamiento de su pueblo para tallarse antes el servicio militar; desde aquel año les citaban para ese trámite en el de Ezkio. El decreto foral de la Diputación de Gipuzkoa aprobado 52 años después, recurrido por la Abogacía del Estado, expone que la anexión de Itsaso se decidió en 1964 por alcaldes del franquismo “no elegidos democráticamente” y “sin contar con la opinión ni la intervención de sus vecinos”. El diputado de Gobernanza de Gipuzkoa, Imanol Lasa (PNV), sostiene que aquella decisión fue “manifiestamente antidemocrática” y, por ello, “se justifica la segregación sin cumplir la obligación de contar con 5.000 habitantes”, como exige la legislación estatal.

Gorka Sasieta, nombrado presidente de la gestora de Itsaso.
Gorka Sasieta, nombrado presidente de la gestora de Itsaso.JAVIER HERNÁNDEZ
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La Diputación de Gipuzkoa tiene capacidad para regular las demarcaciones municipales y, además, los municipios anexionados durante el franquismo quedan eximidos del requisito de tener 2.500 habitantes para volver a independizarse. Este es el resquicio legal que emplearon Ikaztegieta, Orendain y Baliarain para dividirse en tres municipios en 1987, Altzaga para separarse de Itsasondo en 1990 y Gaztelu de Leaburu en 1994.

Los trámites en Itsaso comenzaron en 2014, al año siguiente de la nueva ley estatal que fija el requisito de contar con 5.000 habitantes para crear un nuevo municipio, afirma Sasieta. En marzo de 2016, el Ayuntamiento de Ezkio-Itsaso aprobó el expediente de segregación que validó la Diputación y seis meses después se convocó una consulta. De 140 vecinos con derecho a voto, participaron 119 personas: 88 votaron a favor y 26, en contra.

La actuación del Estado ha paralizado en seco el procedimiento cuando este había llegado hasta el final. Sasieta es un alcalde sin poderes que lamenta las cortapisas que supone no figurar en el Registro de Entidades Locales: “No podemos abrir el Juzgado de Paz, ni crear el censo electoral, tampoco aparecerá en el DNI que somos de Itsaso”. Lasa añade la imposibilidad de elaborar el padrón municipal, aunque advierte de que el Consistorio “empezará a funcionar como municipio independiente porque no se ha adoptado ninguna medida cautelar”.

Itsaso significa mar en euskera, pero este enclave rural de la comarca del Alto Urola está alejado 53 kilómetros de la costa, aunque desde sus montañas se divisa a lo lejos el Cantábrico. En realidad, explica Sasieta, su denominación proviene de isatsa, retama en castellano, una variedad de arbusto.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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