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La Guardia Civil investiga agresiones sexuales a ancianas en Pontevedra

Una mujer de 72 años fue violada el jueves en la calle y otra de 75 fue atacada el viernes por la noche en su vivienda

Un furgón de la Guardia Civil en una imagen de archivo.
Un furgón de la Guardia Civil en una imagen de archivo.EFE

Una mujer de 75 años fue amordazada, atada de pies y manos y agredida sexualmente el viernes por la noche en la casa que habita ella sola en el municipio de Bueu (Pontevedra). Otra señora de 72 fue violada en plena calle y a la luz del día el jueves en Mos, otro ayuntamiento de la misma provincia, limítrofe con Vigo y relativamente cercano a Bueu. Aunque el modus operandi no coincide en absoluto, la Guardia Civil de Pontevedra reconoce que investiga, "como una hipótesis entre otras", si existe alguna relación entre los dos sucesos, que coinciden en la avanzada edad de las víctimas. A la espera de los resultados del estudio forense que se le ha practicado a la anciana de Bueu, el informe es ya concluyente en el caso de la vecina de Mos: la mujer sufre desgarro vaginal además de abundantes lesiones como una fractura ósea en un hombro que dan cuenta de la violencia empleada por su agresor.

Por el momento, nada se sabe sobre el autor o los autores de los hechos. En la agresión sexual de Bueu, la Guardia Civil cree que la persona o personas que accedieron a la vivienda forzando una puerta con cristal habían estudiado el terreno. Sabían que su víctima vivía sola y entraron solo con el fin de atacarla sexualmente porque no robaron nada.

La mujer violada en Mos tiene una discapacidad psíquica. Fue encontrada por unos vecinos deambulando desorientada por la zona de Tameiga, desnuda de la cintura a los pies. La víctima de Bueu reside solo por temporadas en su casa gallega, y el resto del año vive en Alemania con sus hijos. El agresor o agresores sabían que solamente ella habitaba la vivienda, en el lugar de A Portela. Después de agredirla, quien la atacó la dejó tendida, atada y amordazada y desapareció. La mujer logró cuatro horas después, pasadas las tres de la madrugada del sábado, salir a pedir auxilio a sus vecinos, todavía con algunas ataduras y cinta en la boca.

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