El bienestar, referente del cambio
Euskadi es la única comunidad que no reformó su Estatuto la pasada década
Euskadi es la única comunidad que no reformó su Estatuto la pasada década, al tumbar el Congreso la propuesta soberanista del lehendakari Ibarretxe. Pretende reformarlo esta legislatura, pero sin prisa porque Podemos, nuevo en el Parlamento vasco, agotará los seis meses de plazo de que dispone desde este viernes, fecha de constitución de la ponencia de autogobierno, para madurar su proyecto en contraposición con los planes de Bildu de apurar los plazos de una reforma en la que no cree, pues apuesta por una vía soberanista a la catalana.
La calma de Podemos junto a que, tras el verano, la ponencia abre otro plazo para que una comisión de expertos elabore un texto articulado sobre las propuestas de los partidos, supondrá que el debate sobre la reforma se relegará al último tramo de la legislatura. La primera consecuencia política es que la gobernabilidad del pacto PNV-PSE está asegurada porque, en teoría, sólo la reforma del Estatuto podría crearle tensiones de calado.
La segunda consecuencia política es que, en los dos años que transcurran, el panorama nacional estará, se supone, más despejado. Cataluña presentará otro escenario político y cabe pensar que sea más razonable que el actual. El PSOE, previsiblemente, habrá superado su crisis y ya sería de nota que el PP hubiera adquirido alguna sensibilidad en política territorial, tras dos años de Gobierno sin mayoría absoluta en los que necesitará, entre otros, el apoyo del PNV.
Lo que no cambiará en tan breve plazo es el marco europeo. El Brexit, Donald Trump y la extrema derecha xenófoba seguirán presionando sobre el proyecto de la Unión Europea, nada propicio para propuestas como la soberanista catalana.
En este contexto se desarrollará el debate en la ponencia de reforma del Estatuto vasco que basculará, inicialmente, sobre el PNV, el PSE y Podemos porque, a priori, el PP lo contempla con mucho recelo y Bildu apuesta por el soberanismo. Las tres formaciones entienden que mientras la propuesta de Bildu se escapa de las coordenadas europeas, una reforma que mejore el encaje de Euskadi en España puede ser bien acogida en Europa.
No será fácil un acuerdo. Pero puede aprenderse de errores pasados. No sólo del Plan Ibarretxe. También de la reforma del Estatuto de Cataluña que elaboró un proyecto incontrolado de máximos, que generó una carrera competencial entre los partidos; de su intento de proceder a una reforma constitucional desde la reforma estatutaria y de su desinterés por hacer pedagogía en España. El PSE considera que el Estatuto vasco podía contar con una buena referencia con una reforma constitucional previa, que afectara al capítulo autonómico. Pero ante el desinterés de Rajoy de abordarla, los partidos vascos tendrán que afrontar su reforma estatutaria sin ese referente. Pero existe otro, más importante aún, y debería ser la base de un acuerdo amplio y transversal: que la reforma mejore el bienestar de los vascos sin olvidar la solidaridad con las demás comunidades.
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