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Condenado el conserje de un colegio por abusar de dos niñas

La Audiencia de Málaga le impone 10 años de cárcel y un programa de reeducación sexual

Ciudad de la Justicia de Málaga.
Ciudad de la Justicia de Málaga.GARCIA-SANTOS

Antonio M. L. S., de 61 años, ha sido condenado a 10 años de cárcel por dos delitos de abusos sexuales a sendas niñas de cinco años cuando era conserje de un colegio público de Rincón de la Victoria, en Málaga. Los hechos ocurrieron entre octubre de 2013 y enero de 2014, en varias ocasiones que no han podido ser datadas con exactitud, pero más de una vez. El hombre aprovechaba la proximidad que tenía con el alumnado y utilizaba distintas “argucias” para engatusar a las menores, como darles caramelos o dibujos para colorear, y así lograba que fueran hasta sus dependencias de trabajo, donde se cometieron los abusos.

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La sentencia de la Sección Novena de la Audiencia de Málaga, que se puede recurrir en casación ante el Tribunal Supremo, considera probado que el acusado, una vez a solas en la conserjería con alguna de las niñas (unas veces con una, otras veces con otra), metía la mano en el interior de sus bragas y le tocaba los genitales. En algún momento, le mostraba también los suyos. Lo hacía “guiado por un ánimo de satisfacer sus deseos sexuales” y les advertía a las crías de que no se lo podían contar a nadie.

El antiguo conserje negó los hechos durante el juicio, pero el tribunal le ha dado credibilidad a las declaraciones de las menores, que fueron “espontáneas, libres, naturales y sencillas”, sin contradicción. La sala no tiene duda alguna de “su veracidad”. En uno de los casos, la madre de la niña descubrió lo que estaba pasando porque, en una conversación en la que la hermana de la víctima preguntaba por los órganos sexuales, la pequeña dijo que el condenado “la tocaba”. También había visto como se lo hacía a la otra menor, que se lo contó a su madre. Las dos dijeron que les daba caramelos y dibujos.

Las crías fueron incluidas en un programa de evaluación y tratamiento de menores víctimas de violencia sexual y no sufren secuelas psíquicas “de entidad” como consecuencia de lo que pasó, según la sentencia. Una de ellas sí padeció pesadillas, llanto “recurrente” y rechazaba ir a la escuela. Los jueces podían penar cada delito con entre dos y seis años de cárcel y se han decantado por la mitad superior por “la reiteración” de los hechos, la corta edad de las víctimas, “su inocencia y su ingenuidad” y la posición “dominante” del acusado, no solo por ser un adulto, sino por el puesto de conserje en el colegio. Las dos familias ejercieron la acusación particular en el procedimiento.

Además de los 10 años de cárcel con que se ha penado al acusado, cinco por cada delito, el tribunal le prohíbe acercarse a las niñas y a sus domicilios a menos de 500 metros durante cinco años, además de comunicarse con ellas. Una vez cumplida la condena, quedará en libertad vigilada y tendrá la obligación de someterse a un programa de reeducación sexual. También se ha fijado una indemnización de 7.000 euros para cada menor por daños morales.

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