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El velero más grande del mundo, retenido en Gibraltar por una deuda

El astillero reclama el pago de la última factura de 15 millones por el yate

Jesús A. Cañas
El 'Sailing Yatch A', en una pasada travesía por Dinamarca.
El 'Sailing Yatch A', en una pasada travesía por Dinamarca.EFE
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Los tripulantes del Sailing Yacht A, el velero más grande del mundo, ni se imaginaban la desagradable sorpresa que le deparaba su escala en el puerto de Gibraltar el pasado miércoles. Se supone que era una corta parada para repostar combustible, pero apenas unas horas después de su llegada, el yate quedó retenido por las autoridades en el puerto de Gibraltar por la reclamación judicial de una deuda millonaria.

Concretamente, el astillero alemán German Naval Yards, de Kiel, encargado de construir la embarcación, reclama el pago de 15,29 millones de euros a su propietario, la empresa Valla Yachts Ltd., con sede en Bermudas. El dueño de esta empresa es el multimillonario ruso Andrei Melnichenko que ahora deberá responder ante la reclamación judicial en la Corte Suprema de Gibraltar en una vista que está prevista para mañana martes.

Enterados de su escala en Gibraltar, el astillero puso el caso en manos de un bufete de abogados gibraltareño, Triay Stagnetto Neish. Fueron ellos los que pocas horas después de la llegada, interpusieron una demanda contra el propietario, fletador u operador del barco por incumplimiento de contrato. Tal y como han confirmado a EL PAÍS fuentes cercanas al caso, un oficial de la Corte Suprema del Peñón decidió estimar la demanda y ordenar la retención de la embarcación que está atracada en el puerto de Gibraltar desde entonces.

Según la documentación de la demanda, a la que ha tenido acceso el medio local Gibraltar Chronicle, la deuda total se desglosa en varias partidas. La más elevada, de 9,8 millones de euros, corresponde al pago final de los trabajos y debería haber sido abonada el pasado 27 de enero. A eso se suman dos pagos más de 2,6 millones de euros y 2,9 millones de euros, correspondientes a abonos pendientes a subcontratas que trabajaron en la construcción del velero y a cambios en el presupuesto final. En total, la cantidad que reclama el astillero es de 15.298.297,05 euros (12.748.581 libras esterlinas).

Según explicó al mismo medio un portavoz del Sailing Yacht A el pago de cantidades pendientes es frecuente en la construcción de embarcaciones de esta envergadura. Por ello, mostró su “sorpresa” por la demanda interpuesta por German Naval Yards. Igualmente, puntualizó que el dueño abonó el importe pendiente de pago en una cuenta de fideicomiso, a falta de que se llegase a un acuerdo en la cantidad final entre el propietario y el astillero.

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El barco había pasado anteriormente por el puerto noruego de Kristiansand para la devolución del IVA de la construcción e iba a encaminado a Cartagena. El astillero y el dueño ya habían sometido sus divergencias sobre una parte del honorario en un tribunal de arbitraje en Londres. Por ello, se espera que los dos procedimientos se unifiquen ahora.

Cifras de récord

El Sailing Yatch A es el yate a vela más grande del mundo. Cuenta con casi 143 metros de eslora y 25 metros de manga, y su precio se estima en los 400 millones de euros. El velero cuenta con ocho cubiertas y su construcción duró más de cuatro años, hasta octubre del pasado año cuando fue botado. Está considerado uno de los grandes desafíos de la arquitectura naval.

El capricho del multimillonario Melnichenko se empezó a gestar en 2008, cuando pidió a los ocho diseñadores de yates más prestigiosos que presentasen sus ideas sobre el velero. Aunque en un principio Melnichenko se decantó por el francés Jacques García, finalmente, acabó adjudicándole el diseño a Philippe Starck. El ingeniero ya contaba con experiencia previa en la realización de superyates. Diseñó otro de casi 120 metros de eslora, botado en 2008.

El Sailing Yacht A tiene tres mástiles que son las estructuras de composite más grandes construidas. De hecho, el mástil principal tiene una altura de 100 metros por encima de la línea de flotación, una altura superior al Big Ben. A bordo pueden pernoctar una veintena de invitados que se suman a una tripulación de medio centenar de personas. Cuando no navega a vela, tiene una propulsión de motores diesel de 3.600 kW de potencia que se suman a otros eléctricos de 4.300 kW. Eso le hace poder navegar a una velocidad de crucero de 16 nudos, con máximas de 22 nudos y una autonomía de hasta 5.300 millas.

Su casco y superestructura están realizados en acero, composite y fibra de carbono. El astillero que lo construyó define al Sailing Yacht A como "el superyate más avanzado, asistido por la vela jamás construido”. Un gigante potente que no ha evitado verse inmerso en una batalla legal que ha aguado uno de sus primeros viajes.

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Sobre la firma

Jesús A. Cañas
Es corresponsal de EL PAÍS en Cádiz desde 2016. Antes trabajó para periódicos del grupo Vocento. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Sevilla y es Máster de Arquitectura y Patrimonio Histórico por la US y el IAPH. En 2019, recibió el premio Cádiz de Periodismo por uno de sus trabajos sobre el narcotráfico en el Estrecho de Gibraltar.

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