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La nueva y compleja estrategia

El PNV opta porque sea su presidente, Andoni Ortuzar, quien negocie directamente con Mariano Rajoy

Luis R. Aizpeolea
Mitin de Andoni Ortuzar, presidente del PNV, en Vitoria.
Mitin de Andoni Ortuzar, presidente del PNV, en Vitoria.L. Rico

El PNV responde a la demanda de negociación del Gobierno minoritario del PP con la lección aprendida de la experiencia del nacionalismo catalán. No sólo al evitar su deriva unilateral soberanista. También al plantear de otro modo sus relaciones con el poder político. Así, ha optado porque sea su presidente, Andoni Ortuzar, quien negocie directamente con quien manda, Mariano Rajoy, siguiendo una estrategia complicada que puede frustrarse en cualquiera de sus tramos.

Asistimos estas primeras semanas a la fase del “deshielo” tras cinco años de recentralización, cuya muestra más expresiva fueron 30 nuevos recursos ante los tribunales. El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, se reúne con su homólogo vasco, Pedro Aspiazu, para recuperar el trato singular a Euskadi, la bilateralidad. El día 20, se reunirá la Comisión Mixta para desactivar cuatro recursos interpuestos por el Gobierno del PP, uno de ellos, emblemático, contra la ley vasca de víctimas de abusos policiales, tras adelantar la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, su buena disposición. De modo que Ortuzar ya ha sentenciado que percibe en Rajoy “un cambio de actitud” y devuelve esa buena disposición apoyando el PNV en el Congreso el techo de gasto del Gobierno.

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La segunda fase vendrá entre enero y febrero. Todo dependerá de si Rajoy necesita al PNV para aprobar su pieza clave, los Presupuestos. Ciudadanos presiona a Rajoy para que pacte con el PSOE porque el precio político del PNV será alto e incómodo para el partido de Rivera, que ha hecho bandera de la uniformidad de España.

En 1996, el PNV logró con un Aznar minoritario que el Concierto Económico fuera indefinido. En 2008, consiguió que Zapatero, en minoría, lo blindara frente a los recursos de comunidades vecinas. Fueron negociaciones más políticas que económicas porque su resultado incidió en un mayor reconocimiento del autogobierno vasco desde el Ejecutivo central. También lo será en 2016 si, finalmente, Rajoy negocia con Ortuzar los Presupuestos. El PNV pretende pactar con el presidente del Gobierno, junto con la liquidación del Cupo, pendiente desde 2007, una metodología que le salve del bloqueo para décadas.

La fase final de la estrategia del PNV es la más compleja. Pretende crear una dinámica con el Ejecutivo del PP, de modo que, al final de la legislatura, asuma una renovación del Estatuto cuyo objetivo es el reconocimiento de la singularidad nacional de Euskadi. El lehendakari Urkullu ha cerrado la vía independentista, calificándola de “imposible” en la Europa y el mundo de hoy. Pero pretende compartir una reflexión sobre España como Estado plurinacional, que cuestione el café para todos de 1978 y sirva para encauzar la crisis catalana y sacar al nacionalismo del secesionismo. ¿Es esto posible hoy con Ciudadanos, el PP, las izquierdas en crisis y un nacionalismo español rampante?

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