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Tribuna
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Cambio de ciclo

En tiempos de incertidumbre se confirma que el centro es un conjunto vacío

Josep Ramoneda
Mariano Rajoy, este jueves.
Mariano Rajoy, este jueves.MANUEL BRUQUE (EFE)

Europa gira hacia la restauración conservadora. Cuando el Brexit, John Gray proclamó la muerte de la política liberal. Como si la enorme inundación producida por la globalización, que siguió a la caída del muro de Berlín, siguiera todavía activa. Primero, se llevó por delante el comunismo, después la socialdemocracia, ahora tocaría al liberalismo.

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Entre los pioneros del giro a la derecha está el impasible Mariano Rajoy, que en los primeros años de su mandato intentó imponer su contrarreforma. El presidente quiso demostrar que la derecha había recuperado el poder sin complejos, y puso en acción al arsenal católico, conservador y centralizador. Desde la impunidad de la mayoría absoluta, implementó tres proyectos estrella, que encargo a los tres ministros con más carga ideológica del Gobierno: la ley de educación de Wert, la ley mordaza de Fernández Díaz, y la del aborto, en manos de Ruiz Gallardón.

La propina fue la reforma laboral. Los tres ministros ya no están, sacrificados a mayor gloria del presidente. La reforma del aborto quedó en intento. La LOMCE ya ha decaído, envuelta en una promesa de pacto sobre la educación. Y ayer la oposición votó la suspensión de la ley mordaza, en un gesto que carece de eficacia legal. España resiste. ¿Inicio de un nuevo ciclo?

La restauración de Rajoy patina cuando, en Europa, la derecha, arrastrada por la extrema derecha y ante la pasividad de la socialdemocracia, surca caminos parecidos a los que emprendió Rajoy. En tiempos de incertidumbre se confirma que el centro es un conjunto vacío. En Francia, Juppé ha predicado en el desierto y Fillon ha devuelto la derecha a sus fundamentos.

Rajoy sigue en el cargo, pero la precariedad de su mayoría abre un cambio de ciclo. El Gobierno posee muchos instrumentos para contener los impulsos de una oposición muy fragmentada y con algunos actores, como el PSOE, sensiblemente debilitados. Será fácil formar mayorías a la contra, pero no tanto ponerse de acuerdo a favor de proyectos nuevos.  

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En cualquier caso, la derecha española fue una de las primeras en apuntarse a la derechización general que desde Polonia, Hungría y Austria a Reino Unido, Francia y Holanda recorre Europa. Y ahora, cuando sus colegas avanzan en esta dirección, aquí se la cuestiona. ¿Vuelve España a anticiparse?

Por si acaso, Rajoy ya ha abierto una vía de defensa, la inconsistente separación entre economía e ideología, intentando así atraer a Ciudadanos y al PSOE al principio de que no hay alternativa. La restauración conservadora europea no es más que un plan B para salvar la ortodoxia económica neoliberal. Rajoy está dispuesto a sacrificar parte de la suya con el mismo objetivo. El comportamiento del PSOE en los Presupuestos y en la reforma laboral será una prueba decisiva.

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