Mochilas y merienda de los ministros
El presidente ha repartido con cuentagotas el poder entre sus ministros, de forma que casi todos han perdido capacidad de maniobra
Mariano Rajoy ha vuelto a hacer de las suyas. Tras unos días de reflexión, el expresidente en funciones ha repartido las mochilas a los nuevos y viejos ministros (las carteras están ya anticuadas), y al abrirlas se han encontrado con una merienda diferente de la que esperaban. Algunos que antes tenían un bocadillo de salchichón, un yogur y un plátano, se han quedado sin la fruta a cambio de unas cuantas nueces.
El presidente ha repartido con cuentagotas el poder entre sus ministros, de forma que casi todos han perdido capacidad de maniobra por la intromisión del vecino en sus asuntos. Al final, permanecen sus hombres y mujeres de confianza (a excepción de los tres “mayores”: Margallo, Morenés y Fernández Díaz), aunque más débiles y sintiéndose vigilados por sus competidores de partido.
El mayor ejemplo es el de Soraya Sáenz de Santamaría, que aunque se mantiene como vicepresidenta única del Gobierno y gana el ministerio de Administración Territorial, pierde la portavocía del Gobierno y, lo que es más importante, el poder frente a los medios de comunicación. Una función que le ha permitido estar a salvo de muchas críticas.
Esas funciones se las ha dado Rajoy a Méndez de Vigo, nueva cara amable del Ejecutivo. Por el otro lado, la mochila de María Dolores de Cospedal está más vacía de lo que ella esperaba. Un escuálido sándwich de Nocilla, cuando ella demandaba jamón de bellota (una doble cartera o el control de los espías). No ha podido ser, aunque le han dejado seguir controlando el partido desde la secretaría general.
En el área económica y social, el contenido de las mochilas ha pasado de una otra, con el resultado de que todos se van a quedar con hambre. Luis de Guindos, Cristóbal Montoro, Fátima Báñez, Álvaro Nadal e Íñigo de la Serna tendrán que sentarse juntos a la hora de la merienda.
Al final, Rajoy lo sigue controlando todo: Gobierno y partido. Y de las reformas, ya hablaremos.
