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Independentistas y Podemos escenifican la división de la Cámara

PP, PSOE y Ciudadanos justifican su "alianza" en la responsabilidad y en un sacrificio por España

Javier Casqueiro
El líder de Podemos, Pablo Iglesias, e Iñigo Errejón.
El líder de Podemos, Pablo Iglesias, e Iñigo Errejón.Uly Martin

Entre PP, PSOE y Ciudadanos no hay una gran coalición como querría Mariano Rajoy pero sí el esbozo de una hoja de ruta del “bien común” de los partidos constitucionalistas para una etapa política y parlamentaria diferente. PSOE y Ciudadanos justificaron su voto, y que Rajoy siga en el poder, en una responsabilidad de Estado. Podemos, IU y los nacionalistas se sintieron marginados ante lo que descalificaron como “la triple alianza” o “el trío de las Azores”.

“Es mi deber, pero no es solo mío, lo comparto con ustedes”, ha señalado este miércoles Rajoy en un momento de su nuevo discurso de investidura de 48 minutos ante las Cortes que ha querido marcar un punto y aparte del relato anterior, en el que había vuelto a repetir los mensajes políticos de los cinco pactos de Estado y la colaboración que demanda a las demás fuerzas ante el desafío independentista. Ha sido uno de los pasajes que más resaltaron, tras la sesión, en su equipo.

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Dicen en su entorno que Rajoy ha entendido muy bien lo que pasó en las dos últimas elecciones generales (es decir lo que los españoles quisieron votar el 20-D y 26-J) y lo que supuso luego para este año en funciones el parón político del país. Y también que valora el esfuerzo evidente de Ciudadanos (con los que ha cerrado un panel de 150 medidas con un calendario concreto) y la transformación que ha sufrido en este periodo el PSOE.

En un momento determinado de su alocución, pronunciada sin énfasis ni pasión pero con las palabras muy embridadas, Rajoy sí ha querido dejar dicho que, tras esta etapa de frenazo que considera en el fondo tan frívola, ahora sí puede concurrir de nuevo a la votación de su investidura porque ha variado algo sustancial en el PSOE: “Cambios muy relevantes que mejoran la situación política”. Reconoció así la evidencia de que han sido las “nuevas circunstancias” provocadas en el liderazgo socialista las que han “alentado que España pueda disponer de un Gobierno en plenitud”.

"Un Gobierno muy 'Borgen' pero sin el PSOE"

J. C., Madrid

Mariano Rajoy está obsesionado con la gran coalición que nunca se ha experimentado en España y que tiene varios ejemplos en Europa, como volvió a demostrar ayer, y en La Moncloa, con las series políticas norteamericanas y con la danesa Borgen. Los colaboradores del presidente lo volvieron a demostrar tras el debate: "El próximo Gobierno solo lo tiene él en la cabeza, pero debería ser un equipo muy Borgen aunque al final no entre el PSOE". Borgen relata los problemas diarios de una presidenta que gobierna en minoría con otros partidos. Rajoy no es fan de ninguna de esas series.

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Los cambios del PSOE

Fue en ese punto cuando ha constatado Rajoy que se ha abierto una etapa de “contribución responsable, competencia de todos” y que también, por tanto, no deberá “apañar” un Gobierno cualquiera sino “abierto al diálogo”. Es lo que ha ofrecido. En primera persona, disponiéndose a trabajar de otra manera “de forma conjunta” y avisando incluso a los suyos, a los diputados y dirigentes del PP, de que está dispuesto a hacerlo incluso si ha de “pagar un precio y un sacrificio” por ello. Esa disposición de Rajoy, desconocida hasta ahora en su larga carrera política y en La Moncloa, ha sido la que le han alabado los suyos en el patio de carruajes del Congreso al final de la sesión.

Una de las dirigentes más relevantes del PP, con experiencia en la negociación y el manejo del poder, ha alertado ahí de que el problema para asumir en el día a día ese mensaje será ahora del grupo parlamentario popular, acostumbrado a otras maneras. En La Moncloa se asegura que todo el mundo en el PP tendrá que tomar nota de que habrá que gobernar de otra manera y de que el presidente, los ministros y los secretarios de Estado tendrán que acudir con frecuencia al Parlamento a negociar leyes y acuerdos antes de presentarlos.

Ese talante anunciado, sin embargo, no ha convencido a todos porque a algunos portavoces de otros partidos les puede aún la memoria. El PSOE, que transita por un pasillo político muy delicado por su precipitado viraje en apenas dos semanas del “no es no” a la abstención en segunda votación, optó ayer por una réplica de libro. La secretaria general del grupo socialista, Isabel Rodríguez, ha recordado que si fuera por ideología, por su experiencia y por sus razones “votaría una y mil veces no a Rajoy” pero ha destacado que ahora les toca jugar el complicado papel de “sacrificarse por España”. Juan Carlos Girauta, portavoz de Ciudadanos, ha valorado el giro evidente del tono de la intervención de Rajoy y se ha atribuido la responsabilidad a su formación de convertir en exigencias las 150 medidas acordadas en verano con el PP para “la hoja de ruta de toda la legislatura”.

Las vibraciones que ha provocado Rajoy en Pablo Iglesias han sido en otro sentido. El líder de Podemos ha acusado a “la triple alianza” de ponerse de acuerdo en favor de Rajoy y ha avisado de que se dispone en su intervención de hoy “humildemente a elevar un poco el nivel del debate”. Su portavoz en la cámara, Íñigo Errejón, ha considerado poco creíble y contradictorio que ahora el PSOE pretenda ejercer la oposición “tras entregar el Gobierno a Rajoy”. Francesc Homs, del Partido Demócrata Catalán, ha ido más allá y ha asegurado que “el cimiento” que une desde ya al “trío de las Azores” en su pacto no escrito en la oposición al independentismo en Cataluña.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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