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Rajoy & Guindos, un `cover up´

Al caer la noche del viernes 2 de septiembre, al conocerse la propuesta del Ministerio de Economía para nombrar a José Manuel Soria director ejecutivo del Banco Mundial, una noticia de las agencias de noticias internacionales -Reuters, Associated Press, Bloomberg y Agence France Presse- inundó el planeta con titulares parecidos: "El gobierno de España propone a ex ministro vinculado a los Papeles de Panamá para el Banco Mundial". La vuelta al mundo en un abrir y cerrar de ojos. A los que se inventaron, ufanos, esa vulgaridad de la marca España no se les pasó por la cabeza que se podía hacer tanto daño en tan corto tiempo y en tantos lugares a la vez a la idea que se tiene de un país.

Pero lo peor, como suele ocurrir con Mariano Rajoy, vino inmediatamente después, al justificar lo que se había hecho, es decir, al intentar explicar la propuesta de nombrar a Soria.

¿Por qué lo peor?

Porque tuvieron que revelar el montaje o la coartada para enmascarar la propuesta. Lo que es un puesto de libre designación -no es alto cargo de la Administración General del Estado- que no pasa por el consejo de ministros y que siempre ha sido propuesto por el secretario de Estado de Economía y aceptado o rechazado por el ministro de Economía de turno, sea del PSOE o del PP, fue presentado como un concurso que Soria había ganado por ser el mejor para dicho cargo,

   Vayamos primero a los personajes, al dramatis personae.

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  Soria y Rajoy (en la imagen, en un acto en Canarias) tienen además de una relación de políticos un vínculo personal afectivo. Se remonta a la época en que el padre de Rajoy vivía, con un grupo de amigos de Pontevedra, parte del año en Galicia y parte en Canarias. Soria, que lo ha sido casi todo en las islas, se ocupaba de velar porque esa estancia fuera lo más agradable y cómoda posible. Rajoy consideró este cariño como algo entrañable. Y más allá de la militancia política, ha tenido a Soria como un amigo personal.

Soria y Guindos, ambos técnicos comerciales del Estado, mantienen una relación de amistad personal que se remonta lejos en el tiempo. Antes de la victoria del PP en 2011 ambos sabían que ocuparían carteras importantes en el gobierno de Rajoy. Y desde diciembre de 2011 han formado un binomio frente a otros ministros dentro del gabinete. En el libro que presenta hoy, en el capítulo de agradecimientos, Guindos reconoce por su nombre y apellido solo a dos personas: Rajoy, el prologuista presidente del gobierno en funciones, y José Manuel Soria "por su aportación". Y al narrar los hechos de la legislatura sitúa a Soria siempre apoyándole. 

El trío de la bencina, pues, en lugar de montar una gasolinera, como en la obra de teatro, monta una operación para disfrazar lo que van a hacer: compensar a Soria por su dimisión ya que no ha cometido delito alguno -decir una cosa por otra, engañar, en relación a la sociedad de Jersey donde figuraba- con un trabajo en el Banco Mundial.

Rajoy comenta con Guindos el puesto vacante en el Banco Mundial. Puede venir como anillo al dedo a Soria, que se ha reincorporado a su carrera de funcionario. Y Guindos le dice que no se preocupe, que se puede hace un concurso ya que está seguro de que Soria, al haber sido ministro, gana de calle. "Técnicamente hablando". Soria se apunta a un curso de historia económica de Estados Unidos en Harvard, Massachusetts. Y se marcha unos meses.

Ya en junio, alguien que quiere dañar a Soria, dentro del Gobierno, filtra que Soria irá al Banco Mundial. 

Bien.

Todo lo que hace Guindos es una puesta en escena para justificar un nombramiento "técnico". Vestir el muñeco. Cuando las cosas se ponen más feas, se busca un abogado para defenderse. Es lo que llama el dictamen de la abogacía del Estado y que ayer ha exhibido en su comparecencia.

Lo que han hecho, pues, es un cover up preventivo, una operación falsa de concurso para cubrirse las espaldas. Un encubrimiento. La rápida designación de Fernando Jimenez Latorre, movido en unas horas en el tablero, desde el Fondo Monetario Internacional al Banco Mundial, pone en evidencia las falacias. Todo justificado "técnicamente" porque estaba entre los aspirantes al puesto que iba a ocupar Soria. La coartada del pseudo concurso.

Todo lo demás...son pamplinas.

Pero, pero, atención.

En su recorrido la operación de encubrimiento y la marcha atrás del Gobierno han provocado bajas colaterales nada desdeñables.

La de la presidenta del Congreso de los Diputados. Era evidente que cuando Rajoy propone a Ana Pastor, lo hace porque es algo así como su alter ego. Ella, como su marido José Benito Suárez en las caminatas de Pontevedra, está, por amistad, para lo que disponga Rajoy.

Pero Ana Pastor es una persona seria. Y cuando estalla el escándalo y el cover up no ve manera de evitar un pleno del Congreso para que Guindos se explique. Y la vicepresidenta del Congreso, Alicia Sánchez-Camacho, tampoco cree que no hay alternativa. Y anuncian que tienen "en previsión" la convocatoria de un pleno para la semana en curso.

Problema: que ese pleno destroza los argumentos elaborados por el equipo de abogados del Estado de la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, ante el Tribunal Constitucional, que debe fallar, algún día quizá, un recurso del PSOE en el cual se cuestiona la negativa del Gobierno en funciones a someterse al control de la Cámara.

 

Y la presidenta del Congreso se pliega, y acepta enviar a Guindos a la comisión de Economía.

¿Hemos llegado al punto de agradecer a Guindos que comparezca... un día antes de la presentación de su libro (hoy) en un hotel de Madrid?

La tercera autoridad del Estado, por lo visto, es de facto...la vicepresidenta del Gobierno.

Así ha sido la historia de una decisión "discrecional", Guindos dixit. 

Para este viaje no se necesitaban las alforjas que preparó el ministro.

Comentarios

Me encanta. Pena que haya alguna falta ortográfica o alguna letra "missing". ¿Crees que actos como el de ayer de Guindos debieran hacerse ante magistrados judiciales que interrumpieran a Guindos cuando responde una pregunta hablando de otra cosa totalmente distinta?
Seguimos dando risa

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