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Debate de investidura
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Un punto de inflexión histórico

Reunión del grupo parlamentario de Ciudadanos el lunes. En el centro, Albert Rivera.
Reunión del grupo parlamentario de Ciudadanos el lunes. En el centro, Albert Rivera.Uly Martin

España se encuentra en una encrucijada histórica. Los españoles debemos elegir entre seguir instalados en el bloqueo, el inmovilismo y la división, o poner en marcha un conjunto de reformas ambiciosas que acaben con las anomalías que nos separan de los países más avanzados de Europa.

Tras dos duras negociaciones en las que hemos participado en nombre de Ciudadanos —una en febrero, con el PSOE, la otra este mes, con el PP— hemos alcanzado dos acuerdos, necesariamente distintos: uno era un acuerdo de Gobierno y el otro un pacto de investidura. Pero, más allá de estas diferencias, lo significativo es lo que ambos pactos comparten: 100 de las 150 medidas que hemos firmado con el PP estaban también en nuestro acuerdo con el PSOE. Son medidas y reformas que comparten 16 millones de votantes. Ese espacio común de consenso debe ser el germen de un amplio acuerdo político, anclado en el centro reformista, que marque un punto de inflexión en la trayectoria de España.

España es una anomalía en Europa principalmente por cuatro razones: un elevado nivel de corrupción política; un inaceptable y recurrente nivel de desempleo y precariedad laboral; un nivel elevado de pobreza y exclusión social; y un pobrísimo sistema educativo, con la mayor tasa de fracaso escolar de Europa. Los dos pactos proponen soluciones concretas a estos problemas. Estas soluciones son nuevas en España, pero habituales en Europa, y nos permitirán acabar, de una vez, con estas anomalías.

Un big bang institucional contra la corrupción: La corrupción en España es endémica. Los españoles estamos hartos de observar la impunidad de conductas repugnantes. Los procesos se eternizan. Los buenos, los que denunciaron, sufren, mientras los malos disfrutan de la amnistía de sus cuentas en Panamá o en Suiza.

Aparte de rectificar los errores de la amnistía fiscal y la lista de los paraísos fiscales, los dos acuerdos contienen propuestas clave para acabar con la impunidad de estas conductas. El punto de partida es la independencia y eficacia de la justicia, con la elección por los jueces de 12 vocales del CGPJ y el control parlamentario (incluyendo el cese) del fiscal, con una importante inyección presupuestaria para eliminar papeles e interconectar las autonomías y un aumento sustancial (10%) de plantillas. Además, en vez de linchar a los denunciantes (como a los del caso Gürtel) acordamos protegerlos. Una reforma crucial para atajar la corrupción política de origen eminentemente local, es que los alcaldes no podrán nombrar secretarios ni interventores (lo que impide su independencia), sino que estos accederán por concurso de méritos. Introducimos, también, el delito de enriquecimiento ilícito para los gestores públicos que disfruten un incremento patrimonial injustificado. Eliminamos los aforamientos, indultos y demás privilegios políticos. En definitiva, la corrupción se encontrará, denunciará y juzgará. Ambos pactos contienen las herramientas para acabar con la impunidad.

Prepararnos para el empleo del futuro: España es el único país de la UE que ha superado tres veces el 20% de paro en los últimos 40 años. Tenemos el mayor paro de larga duración (un millón de personas lleva cuatro años sin trabajar). Estamos en cabeza en temporalidad. Nuestro mercado laboral hace muchos años que está roto y los Gobiernos del PP y PSOE se mostraron incapaces de resolver estos problemas.

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Para reducir el abuso de la rotación laboral ambos acuerdos introducen un contrato estable de protección creciente (casi idéntico en ambos acuerdos), que no es el contrato único que hubiéramos deseado, pero sustituye a los temporales y es un puente a la contratación indefinida. Además, incorporan un sistema de incentivos (bonus/malus) para premiar a las empresas que despidan menos y un seguro contra el despido que, de no haber despido, se cobra en la jubilación (mochila austriaca).

Por otro lado, la formación para los parados (las políticas activas de empleo) no han sido más que un fondo de reptiles para organizaciones sindicales y empresariales. Ambos acuerdos contienen una reforma radical de las políticas de empleo y asignan más recursos para ello (en el acuerdo con el PP, 500 millones).

Finalmente, hoy en España los creadores de empleo, autónomos y emprendedores, se enfrentan a un sinfín de trabas administrativas y cargas fiscales excesivas (casi 400 euros mínimos fijos al mes para un emprendedor que no tiene casi ingresos). En ambos acuerdos se recogen un buen número de medidas para facilitar pagos de IVA, altas y bajas, y el compromiso para eliminar las cotizaciones a aquellos que ganan por debajo del SMI. Ambos contienen una verdadera ley de segunda oportunidad que evite que los emprendedores vivan con la losa de un fracaso empresarial el resto de su vida. Finalmente, ambos acuerdos recogen medidas para eliminar trabas a que estas pequeñas empresas crezcan y creen más empleo.

La pobreza y las desigualdades: Hoy en España cerca de siete millones de personas viven en permanente precariedad, enlazando contratos basura e ingresando, a final del año, un sueldo inferior al SMI anual. Uno de cada tres niños está en riesgo de pobreza.

Los acuerdos incorporan la política más efectiva que existe para luchar contra la pobreza laboral: el complemento salarial. Consiste en una transferencia directa a las familias que ganan por debajo de un determinado umbral de renta; un “impuesto negativo”. Es una medida que se implementa con éxito en Suecia, Reino Unido o Estados Unidos y que además se ha mostrado eficaz para luchar contra la economía sumergida y para aumentar el empleo. En ambos acuerdos incorporábamos programas contra la pobreza infantil (de 1.000 millones en el último acuerdo desde el primer Presupuesto) con transferencias por hijo a cargo. En ambos acuerdos también nos comprometíamos a revertir los recortes en sanidad y en dependencia. Y en ambos acuerdos también hemos acordado la dación en pago, para eliminar cargas excesivamente pesadas a las familias.

Otra batalla fundamental en España es la de la desigualdad entre hombres y mujeres. Ambos acuerdos contienen las medidas que desde Ciudadanos hemos impulsado para facilitar la conciliación: la igualación de permisos de paternidad y maternidad (con su dotación presupuestaria correspondiente), la ampliación significativa de oferta de escuelas infantiles públicas (de 0 a 3 años), un plan nacional para la racionalización de horarios y un paquete de medidas para potenciar el teletrabajo y la flexibilidad así como la participación de las mujeres en los órganos directivos de las empresas.

Todos estos programas de gasto están presupuestados para no aumentar el déficit y cumplir rigurosamente los compromisos con Bruselas. Para ello reformamos el impuesto de sociedades para que las grandes empresas empiecen a pagar lo mismo que las demás; hacemos un esfuerzo concreto contra el fraude (recuperando el dinero de la amnistía y reforzando el presupuesto de la Agencia Tributaria); y reducimos duplicidades administrativas.

El fracaso escolar, el problema educativo: España tiene el mayor abandono escolar de la UE. Ninguna universidad española está en la primera línea mundial. Por desgracia, la educación en España no ha cesado de dar bandazos, con seis reformas educativas en los últimos 40 años que han dado muy pocos resultados. Es necesario un pacto nacional por la educación, que se refleja en ambos pactos. Debemos centrar nuestros esfuerzos en los profesores, la variable clave en la educación, y facilitar mayor apoyo en las aulas. En el último programa acordado con el PP hemos presupuestado un plan contra el fracaso escolar centrado en escuelas con más alumnos desfavorecidos. En lo que se refiere a las universidades en ambos programas hay compromiso explícito para dotarlas de más autonomía de gestión, reducir la endogamia y aumentar los recursos para aquellas que mejoren en empleabilidad de sus alumnos y en investigación.

En definitiva, en estos meses de negociaciones hemos alcanzado consensos alrededor de las políticas que España necesita para dejar de ser una anomalía en Europa. Nos encontramos en una encrucijada histórica. El camino a seguir está trazado y acordado en estos dos pactos. Pongámonos ya en marcha.

Luis Garicano es responsable de economía, industria y conocimiento de Ciudadanos, y catedrático de Economía y Estrategia de la London School of Economics. Toni Roldán es portavoz de economía de Ciudadanos en el Congreso.

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