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La noche de los jóvenes se acorta

Los universitarios salen más pero regresan a casa antes que hace 10 años

Antonia Laborde
Jóvenes en las terrazas entre las calles Fernando el Católico y Fernández de los Ríos.
Jóvenes en las terrazas entre las calles Fernando el Católico y Fernández de los Ríos.Victor Sainz (EL PAÍS)
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Es medianoche y una hilera de mesas metálicas presididas por jarras de cerveza y copas de tinto de verano decoran las terrazas del juvenil barrio de Moncloa, en Madrid. Una zona en la que los universitarios se apoderan de la noche, el momento en el que buscan hacer algo diferente y sentirse libres. Son los objetivos que señala el estudio La marcha nocturna: ¿Un rito exclusivamente español?, que acaba de publicar el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud. Los jóvenes beben despacio porque quieren que su inversión en ocio dure el máximo tiempo posible. Ahora, que es jueves, están en plan “de tranquis”... el fin de semana es otra la historia.

Carlos Dolz, de 21 años, es amigo de Adolfo Ávalos, de 20. Sus formas de vivir la noche son opuestas. El primero, que trabaja de peluquero, asegura que si la semana tuviera más días, saldría más; el segundo explica que no se va de fiesta los dos días seguidos del fin de semana “ni de coña”. “Salir depende de las responsabilidades que tengas. Lo primero es lo primero, no salir de fiesta”, afirma este estudiante de Ingeniería Aeroespacial, entre el bullicio de sus compañeros de generación que disfrutan de la incansable noche veraniega de Madrid.

La principal conclusión del estudio elaborado por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud es que los españoles de entre 16 y 29 años invierten su tiempo de ocio principalmente en salir de noche (78%), pero regresan a casa más temprano que hace unos años. El 30,4% de los jóvenes vuelve antes de las dos de la madrugada, mientras que en 2004 solo el 10,9% lo hacía en ese horario. Los que retornan después de las 6 de la mañana, han disminuido a la mitad. “Los jóvenes han tomado la noche como propiedad suya; en ella se reúnen con sus iguales, entre los que se sienten libres de la tutela de los adultos”, asegura Ignacio Calderón, director general del Centro Reina Sofía.

Tamara Montero, de 19 años, asegura que aprovechan para salir más en el verano porque en invierno hay dos meses de exámenes que les impiden salir de casa. La amiga que la acompaña en una terraza de la plaza España, agrega: “Habla por ti”.

Muchos estudiantes que están de vacaciones regresan a sus pueblos y ciudades en verano y por eso hay discotecas de Madrid que ni siquiera abren sus puertas en estos meses. En otras, como la clásica Vía Láctea, solo unas decenas de personas bailan al ritmo del rock español, cuando en meses como octubre y noviembre no cabe un cubata más en la barra.

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Otros jóvenes siguen con las costumbres de antaño y regresan con los primeros rayos de sol a casa. A Dolz, al igual a que muchos otros, no le gusta llegar con el estómago vacío después de una noche de fiesta. Por eso, a continuación de la discoteca, y de comprar una litrona para beber en alguna plaza, no perdona los churros con chocolate. La misma tradición cumple la veinteañera María López: “Mientras esperamos a que abra el Metro a las 6 de la mañana solemos desayunar”, asegura en un bar de la Gran Vía, otro polo de reunión de universitarios por los bajos precios que ofrecen los locales. Este rito suelen cumplirlo solo uno de los dos días del fin de semana, tanto por un factor económico como de “aguante”. “Antes salíamos hasta más tarde, cada vez volvemos más temprano”, reconoce Ester Bendor, estudiante de Magisterio de 21 años. Los universitarios gastan 25 euros de media entre viernes y sábado.

Más tradicionales

“Los valores de los jóvenes se están haciendo más tradicionales. La crisis económica dinamitó una época en la que todo era más fácil. Ahora defienden sus intereses de forma más activa”, interpreta Calderón. Agrega que, aunque el ocio sigue valorándose mucho, también se ve a los jóvenes más comprometidos con la política, los estudios y el trabajo.

A lo largo de la última década, en España se ha producido un aumento constante del tiempo libre del que pueden disfrutar los jóvenes. En el estudio citado los encuestados afirman disponer de más de 40 horas semanales para el ocio, 17 horas más que en 2003. Hacer deporte y ver películas compiten con ir de cañas. Y pierden. Sergio Tuma, de 19 años, defiende que los momentos de ocio son fundamentales para estar bien, pero que no todo es “ir de marcha”. Aunque salir con los amigos de fiesta y romper así la rutina es importante, también valoran actividades como jugar al fútbol o compartir el tiempo con la familia.

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Sobre la firma

Antonia Laborde
Periodista en Chile desde 2022, antes estuvo cuatro años como corresponsal en la oficina de Washington. Ha trabajado en Telemundo (España), en el periódico económico Pulso (Chile) y en el medio online El Definido (Chile). Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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