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Uno de cada tres yihadistas españoles tenía voluntad de atentar en el país

La mayor parte de los detenidos formaban parte de células de nueva generación, según el Instituto Elcano

Patricia Ortega Dolz
La Guardia Civil custodia a un yihadista detenido en Lleida.
La Guardia Civil custodia a un yihadista detenido en Lleida.EFE

El último informe sobre Estado Islámico en España del Real Instituto Elcano se centra en el perfil y las motivaciones de los 124 yihadistas detenidos en España desde junio de 2013 y mayo de 2016. Dos principales conclusiones. Una es que el 34,5% de ellos tenía voluntad de atentar en España, por odio o por ganarse el paraiso. Y la segunda es la constatación de que ya no son lobos solitarios, sino “manadas de lobos”. No actúan ni se readicalizan solos, sino en células de nueva generación entre las que hay lazos familiares, de amistad o de vecindad.

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In English: One in three arrested Spanish jihadists wanted to attack Spain

El perfil predominante (el 83,1%) entre los yihadistas españoles es el de un hombre, marroquí o de ascendencia musulmana y perteneciente a una segunda generación de residentes en España. Tiene una edad media de 31 años. Suele estar casado y con al menos dos hijos. Es habitual que tenga un limitado —o nulo— conocimiento de la religión islámica (solo un 11% la conoce en cierto grado) y, con frecuencia, tiene antecedentes penales.

Frente a la figura del lobo solitario, este informe viene a constatar lo que en los últimos tiempos parece ser la norma, a la vista de los cruentos atentados islamistas perpetrados en Europa. En la gran mayoría de las ocasiones (94%) los terroristas formaban parte de células de reciente generación (creadas partir del 2013). Y tres de cada cuatro tenían algún enlace organizativo directo con el Estado Islámico. Es decir, no actuaban de manera independiente o autónoma. Además, se trata de redes de carácter transnacional. En muchos casos mantienen vínculos con Marruecos, Francia y Bélgica, y en medio de ellos con Turquía, el país de tránsito de la mayoría de los combatientes extranjeros. Además, en casi todas esas células hay un individuo con antecedentes por yihadismo que ha funcionado como regenerador de la red.

Los yihadistas españoles, por tanto, no actúan ni se radicalizan solos. No son lobos solitarios, sino “manadas de lobos”. Suelen hacerlo con personas cercanas a su comunidad (vecinos, amigos, parejas, familiares), aunque sus motivaciones para alistarse en las listas del Estado Islámico (Daesh) sean variopintas, desde crisis emocionales o identitarias, a anhelos de “recompensas del paraíso”, o penitencias personales: “Llegó un momento en que me daba igual el mundo”, dice uno de ellos. “Es una oportunidad para los pecadores como yo”, dice otro, según un testimonio presentado en el marco de este estudio dirigido por el investigador Fernando Reinares y su más fiel colaboradora, la investigadora Carola García Calvo. Para elaborarlo han analizado una muestra con una media de 120 casos por variable estudiada.

El odio es otro de los caminos hacia la radicalización, como queda patente en alguna de las conversaciones intervenidas por la policía a las que hicieron referencia los autores: “Ver el terror de las caras de los europeos no tiene precio", decía uno de los participantes en la masacre de París del 13 de noviembre de 2015. “Todas las personas que viven en España son criminales”, decía uno de los detenidos en este país. “Maldita su raza, no los trago”, decía otro.

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Según este análisis, y en contra de la versión sociológica más extendida al respecto, no es Internet y las redes sociales la principal vía de radicalización, sino que los principales puntos de contacto con el radicalismo violento son centros de culto con líderes carismáticos, casas particulares o las propias prisiones. Es decir, el contacto físico prima frente al virtual en un proceso que puede iniciarse entre los 15 y los 29 años.

129 españoles en el Daesh

Hasta mayo de 2016 eran 129 los combatientes españoles que se encontraban en Siria e Irak en el bando del Estado Islámico, otros 29 habían muerto y 20 han retornado.

“Cuando muere un muyahidin no le hacen un entierro ni le dan el pésame, al contrario a ti te felicitarán como si fuera un bautizo”, le dice un marido a su mujer antes de partir hacia Siria para hacer la yihad.

Barcelona, es la ciudad española que destaca como cuna de radicalización de individuos, un 28,2% de los detenidos residían en la Ciudad Condal y sus alrededores. Ceuta y Melilla, siguen siendo los principales lugares de origen de los islamistas autóctonos.

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Sobre la firma

Patricia Ortega Dolz
Es reportera de EL PAÍS desde 2001, especializada en Interior (Seguridad, Sucesos y Terrorismo). Ha desarrollado su carrera en este diario en distintas secciones: Local, Nacional, Domingo, o Revista, cultivando principalmente el género del Reportaje, ahora también audiovisual. Ha vivido en Nueva York y Shanghai y es autora de "Madrid en 20 vinos".

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