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Cada vez más homosexuales confían en una pastilla para prevenir el sida

Un español explica cómo consigue la Profilaxis Pre-exposición contra el VIH, que en España aún está en un limbo legal, y con la que prescinde del condón

Bárbara Ayuso
Pastillas del antirretroviral Truvada, utilizado como profilaxis del VIH.
Pastillas del antirretroviral Truvada, utilizado como profilaxis del VIH. Justin Sullivan (Getty)

Cada treinta días exactos, Íñigo tiene que ir a un hospital y reelaborar su historia. Contar una nueva mentira. “Voy a la clínica de enfermedades sexuales y digo que he tenido una relación de riesgo, desprotegida, o que se me ha roto el condón", explica. El objetivo es conseguir que le receten un antirretroviral llamado Truvada que inhibe los efectos del VIH/Sida en personas infectadas. Pero Íñigo es seronegativo. Quiere el fármaco para poder mantener relaciones sexuales sin preservativo con su pareja, que sí es positivo.

"No es que estemos locos ni seamos inconscientes", apunta. Él es uno de los muchos homosexuales que emplean Truvada para evitar la infección del VIH, lo que se conoce como profilaxis preexposición (PrEP, por sus siglas en inglés). En 2010 se llevaron a cabo los primeros ensayos clínicos que demostraron cómo estos medicamentos (tenofovir y emtricitabina) administrados a personas sanas en riesgo de exposición, funcionaban. Además de un resultado terapéutico eran preventivos y evitaban la transmisión con idéntico suministro: una pastilla diaria, que popularmente ha pasado a denominarse como "la pastilla antisida" o "píldora del día de antes".

A Íñigo la información le llegó por el boca a boca, pero lejos de España. En el contexto internacional de su trabajo, varios europeos y americanos le iniciaron en el método: "En España no había nada de información, sin embargo ellos llevaban tomándolo tiempo y era un debate muy presente en la comunidad gay", apunta.

Superada la desconfianza inicial, constató que incluso la Organización Mundial de la Salud ha recomendado el PrEP a todos los hombres que mantienen sexo con otros hombres. Así que siguió el cauce oficial: "Fui al Hospital Universitario doctor Peset de Valencia, y planteé mi caso. Descubrí que efectivamente podían recetármelo, pero el tratamiento costaba 800 euros al mes". El elevado coste se debe a la situación irregular de su tarjeta sanitaria. La imposibilidad de costeárselo le empujó a buscar alternativas.

"Puedes comprarlas en el mercado negro, pero ofrece las garantías que ofrece: pocas. No sabes si lo que te llega es realmente Truvada", explica. Los mismos recelos le hicieron descartar las ofertas de los camellos que proliferan cada vez más en nuestro país. No le quedó otra que aprender a rimar la mentira y la media verdad en los centros hospitalarios (muchos ya son partidarios de administrar el PrEP a parejas serodiscordantes, con un miembro seropositivo y el otro negativo) hasta que en España el tratamiento abandone el limbo legal.

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En EEUU cuesta 2.500 euros al mes, pero lo cubren muchos seguros privados. De hecho, existe un protocolo de aplicación desde que los resultados de diversos estudios concluyeron que el PrEP reducía en más de un 90% el riesgo de transmisión de VIH. En EEUU se aprobó en 2012 y se recomienda activamente su uso, pero en Reino Unido la situación es más compleja. No la cubre el seguro público y en muchas ocasiones es el propio doctor quien proporciona un documento donde figuran las web para adquirirlo. Legalmente, pero al margen del sistema sanitario. Lo envían por correo desde Hong Kong y te cuesta 50 libras al mes.

No es el caso de Pablo. Él no toma el PrEP, y adopta una posición reacia con el asunto. En su canal de Youtube publica vídeos donde alerta en primera persona del uso frívolo del medicamento por parte de muchos homosexuales. "Acabo de llegar de EEUU y he vivido cómo en las aplicaciones de ligue como Grindr muchos ponen en su perfil que 'están en PrEP', solo para asegurarse que practicarán sexo sin condón, obviando que aunque te proteja del sida, no lo hace de otras enfermedades de transmisión sexual", explica.

Pablo deja claro que se opone a las conductas de riesgo, no al PrEP en sí mismo, que considera un avance. Son las prácticas oscuras y la falta de información las que suscitan su temor, circunscrito al escenario del sexo ocasional: "Hay una parte alrededor de esta cultura que es muy oscura. Gente que se dedica específicamente a propagar el virus, y gente a los que se llama bug chasers (buscadores del 'bichito', el virus). Cosas muy peligrosas. Por eso me parece arriesgado fiarte de alguien que te diga que toma el PrEP y ya está", aduce.

"¿Que es bueno que lo tomes para no contagiarlo, ni contagiarte? Sí, pero también hay que tener en cuenta que no es un método infalible, y hasta en la página de la Wikipedia te dicen que se recomienda el uso con condón", apostilla.

Regulación en España: en tierra de nadie

La metodología y el protocolo del PrEP son claros: no basta con automedicarse. El Grupo de Estudio del Sida (Gesida) de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC) elaboró el pasado año un documento detallando el procedimiento adecuado, que se ha presentado a la administración española para que apruebe su uso.

En él participó Ferrán Pujol, presidente de la ONG Hispanosida, una asociación que maneja el centro comunitario Barcelona Checkpoint y que lidera la batalla por la regulación. Es cauto al hablar de los riesgos, e insiste en que la práctica no debe limitarse al consumo diario de la pastilla: "Hay que pasar una serie de controles previos, y tiene que administrarse bajo vigilancia médica. Primero, asegurarse de que la persona no es VIH positiva, porque muchos no lo saben, como hemos comprobado. También que no tiene otras ETS. Se necesita un estudio clínico del riñón, ya que la eliminación del medicamento se realiza por esa vía", explica.

A esto se añaden controles periódicos cada tres meses para monitorizar el comportamiento del fármaco. "Se debe regular esto cuanto antes, porque supone unos riesgos importantes", dice, categórico.

Quienes pretenden consumir Truvada sin estar infectados lo encuentran con la debida pericia, pero la cosa se complica con respecto a la supervisión: "Por eso tenemos un protocolo de reducción de daños para quienes lo toman por su cuenta. Cubrimos el coste del diagnóstico de las enfermedades, y les aconsejamos que pidan a sus mutuas los análisis de creatinina", explica Pujol. La "picaresca" es el único subterfugio.

Íñigo es uno de los casos, y mantiene a raya su salud, consciente de las otras amenazas que entraña el sexo sin preservativo: "Existe riesgo de todo lo demás, de clamídea, gonorrea y sífilis, pero lo llevo controlado regularmente", afirma. Su situación, además, es optimista porque su pareja ha alcanzado el nivel de indetectable (que reduce en un 96% el riesgo de trasmitir la enfermedad a otras personas).

Al calor de los resultados satisfactorios, el interés y la demanda del PrEP se ha disparado en los últimos años entre la comunidad gay, el sector en el que más crece en la actualidad la tasa de infecciones por VIH. "De las 6.000 personas que atendemos al año, el 40% se interesan por él" apoya Pujol. Se desconoce cuántas personas en España consumen la Truvada como preexposición. Pero Hispanosida, junto a otras organizaciones como Apoyo Positivo y Adhara han puesto en marcha una encuesta para hacer una estimación. Los resultados estarán listos en septiembre.

Coinciden en acusar a las autoridades españolas de retrasar el proceso de aprobación, que explican por la falta de voluntad política y las políticas de recorte en las políticas del VIH . "Dicen que tienen que esperar al dictamen de la EMA (Agencia Europea de Medicamentos) pero no es necesario, como se ha visto en Francia. Han aprobado el uso del PrEP, y en muy poco tiempo han avanzado mucho para que llegue a todo el mundo. Ahora ya no solo se dispensa en hospitales de VIH, también en Clínicas de ETS y en centros comunitarios franceses", explica Pujol. Muchos recalan frustrados en la asociación, preguntándose porqué allí se comercializa y aquí no.

En opinión de Íñigo, todo se debe a la persistencia de los estigmas sociales respecto al virus: "El gobierno debería cubrir el tratamiento, igual que si eres diabético o tienes otra enfermedad crónica. Pero como es un tratamiento preventivo que les va a costar dinero, son reacios. No tiene lógica, porque si te infectas, también van a tener que costearte el gasto del retroviral de por vida", reflexiona. Ferrán Pujol coincide en la conclusión: "Es un coste eficaz, si tenemos en cuenta el coste que se tiene actualmente en retrovirales. Cataluña se están gastando 150 millones de euros solo en tratar a las VIH positivas. Con 800 transmisiones nuevas al año, se añaden a la factura entre 4 y 6 millones más".

Así las cosas, las personas en situación de riesgo encaran una situación paradójica: las autoridades sanitarias internacionales avalan el uso del PrEP, los resultados dejan fuera de toda duda su eficacia, y expertos españoles como Boaventura Clotet, o Josep Maria Gatell abogan por su regulación. Otros países han aprobado su comercialización y los resultados acompañan. Hay demanda, pero la oferta está consignada a los cauces irregulares. Quienes quieran la pastilla sin estar infectados, en España siguen en tierra de nadie.

El ritual de mentiras de Íñigo podría terminar muy pronto. Y no por los motivos que él ansía. Desde Hispasida alertan de cómo, debido al aumento de esta artimañana, muchos hospitales -como el Clínico de Barcelona- han tomado medidas. "Lo que han hecho es sustituir la Truvada por otro tipo de régimen antiretroviral para evitar este tipo de picaresca", denuncia Pujol.

Revolución sexual

El PrEP le ha despojado de un miedo endémico con el que había crecido: contagiarse de sida. Iñigo explica: "Me acerqué al tratamiento para evitar temores y para mí ha supuesto una revolución sexual. Antes el miedo era crónico y de por vida, como la enfermedad". Dice haber recuperado su libertad sexual, aunque para conseguirlo tenga que mentir. "No hay otra", resume.

No se trata de jubilar al condón, según precisa Ferrán Pujol, sino de proveer de libertad a la población en riesgo. "Los homosexuales sabemos que estamos en una contrarreloj. Sabemos que cuánto más tiempo pasa la infección puede acabar llegando, y no podemos estar 35 años con las mismas herramientas porque la prevalencia de contagios no deja de ascender. Nuestros adolescentes, los que se incorporan a la sexualidad, lo siguen haciendo bajo la amenaza de que tarde o temprano tendrán VIH", reflexiona.

Y es posible acatarlo con el PrEP, aunque el escollo en España es una conjugación de tiempos: "Esto es el futuro, pero el problema es que debería ser el presente", concluye Pujol. Iñígo, de momento, mentirá mensualmente.

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Sobre la firma

Bárbara Ayuso
Periodista en EL PAÍS Audio. Ha desarrollado su carrera en diarios como EL PAÍS y ABC y revistas como Jot Down y Forbes. Es licenciada en periodismo por la Universidad San Pablo CEU y coautora de 'Viaje al negro resplandor de Azerbaiyán'.

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