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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

El electorado que no se quiere regenerar

Unidos Podemos ha continuado avanzando, aunque mucho menos de lo que esperaba

Milagros Pérez Oliva

Las elecciones del 20-D rompieron el bipartidismo y fueron el primer movimiento de un cambio que debía culminar este 26-J con una incógnita: si los partidos emergentes, los nuevos actores políticos cuya principal divisa es la regeneración de la política, lograban avanzar y, eventualmente, liderar sus respectivos campos ideológicos. Podemos ha consolidao posiciones, aunque no ha avanzado lo que esperaba, y sobre todo, no ha logrado el ansiado sorpasso sobre un PSOE que ha vuelto a retroceder. Pero se ha consolidado como una fuerza decisiva y mantiene abierta la batalla por la hegemonía de la izquierda. Ciudadanos, en cambio, no solo no ha avanzado como se esperaba, sino que ha sido el gran perdedor, con un retroceso que le deja con menos de la mitad de los diputados de Unidos Podemos. Está claro que ha funcionado el voto útil al PP entre los electores moderados y de derechas.

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En todo caso, habrá que analizar qué aspectos pueden ayudar a explicar estas trayectorias tan divergentes en los dos partidos emergentes. Tanto Podemos como Ciudadanos podían considerarse un intento de renovación de los espacios políticos de derecha e izquierda desde fuera de las siglas tradicionales. Pero mientras el discurso de Podemos como la alternativa plural dentro de la izquierda continúa calando en una parte importante del electorado tradicional del PSOE, Ciudadanos ha fracasado en su intento de liderar la renovación del espacio de la derecha con un discurso centrista y moderado. Nadie duda de que Podemos puede tener en el futuro un papel decisivo, ya sea en un Gobierno coalición de centro izquierda, ya sea en la oposición. En cambio, Ciudadanos ha quedado lejos de poder ser decisivo y ni siquiera puede aspirar a jugar el papel que representó en la pasada legislatura con el pacto con el PSOE, puesto que los dos han retrocedido.

Lo relevante es que el discurso regenerador de Ciudadanos no ha calado en su target electoral pese a que el PP se ha visto sacudido por nuevos y graves escándalos de corrupción. Es cierto que en una dinámica de polarización, el centro se estrecha, pero el reto de Ciudadanos no era solo representar al centro político. El proyecto de Rivera era construir una fuerza susceptible de sustituir al PP. Ha quedado claro que uno de los diques que han impedido su avance es la nula disposición a la regeneración que se observa en el electorado de la derecha, al que le importa más mantener el poder que combatir la corrupción.

Pero hay otra dimensión que puede tener consecuencias en el futuro. Si se analizan las encuestas del CIS, Podemos y Ciudadanos comparten que el grueso de sus electores se encuentra entre los menores de 55 años. Ambas eran fuerzas emergentes que atraían sobre todo el voto joven. Si Ciudadanos no ha logrado avanzar, quiere decir que ha perdido también la batalla en este segmento de edad. Por el contrario, el que Podemos se haya consolidado con un voto mayoritariamente joven le sitúa en mejor posición para liderar el cambio generacional en curso.

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