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Europa y América, expectantes ante las elecciones generales en España

Venezuela sigue con atención los comicios tras haber protagonizado parte de la campaña

Carmen Chacón (PSOE) y Albert Rivera (Ciudadanos), en un acto de apoyo a Lilian Tintori, esposa del opositor venezolano encarcelado Leopoldo López.
Carmen Chacón (PSOE) y Albert Rivera (Ciudadanos), en un acto de apoyo a Lilian Tintori, esposa del opositor venezolano encarcelado Leopoldo López.Luis Sevillano
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Es probable que el país de América Latina donde más expectación levantan las elecciones españolas sea Venezuela. Además de ser uno de los que cuenta con más residentes españoles –cerca de 200.000, aunque inscritos en el Consulado haya 158.000-, el país que preside Nicolás Maduro entró de lleno en la campaña española. Los vínculos de los fundadores de Podemos con el régimen chavista y las elevadas sumas de dinero que han recibido de Caracas (la Asamblea legislativa venezolana ha anunciado una investigación al respecto) han sido, junto a la resistencia de Podemos a condenar la represión política en el país sudamericano, capítulos recurrentes en estas semanas. Tanto como los ataques de Maduro a Rajoy y a Felipe González. Además, Albert Rivera viajó a Caracas a finales de mayo para respaldar a la oposición.

En Colombia, los comicios de este domingo se viven con interés, pero la atención del país está centrada en el proceso de paz después del acuerdo de cese al fuego bilateral alcanzado esta semana por el Gobierno y la guerrilla de las FARC, que pone fin a un conflicto de más de cinco décadas. El Gobierno de Santos confía en mantener las buenas y estrechas relaciones con el Gobierno que salga de las urnas, independientemente del ganador. El nuevo escenario que se abre en España se ha vuelto una constante en las conversaciones entre los líderes políticos colombianos –acostumbrados a las coaliciones entre mil formaciones- cuando se dirigen a un corresponsal español.

Pablo Iglesias y Albert Rivera. Por este orden y sin mayores preámbulos. Esos dos políticos, sus expectativas y su capacidad para romper la baraja, centran la atención de los mexicanos. El resto forma una masa conocida y de relativo poco interés. En ambos candidatos, aunque salvando las distancias, muchos proyectan el cambio que anhelan. “He sido un crítico abierto de Podemos, tengo mejor opinión de Ciudadanos. Pero me pregunto por qué en México no ha surgido ninguno de estos fenómenos. En España hay problemas, pero también un clarísimo relevo generacional”, señala el historiador e intelectual Enrique Krauze. Este interés por la novedad lleva a los políticos mexicanos, de uno y otro signo, a interrogar en las sobremesas por el dúo. La mayor parte de las preguntas van destinadas a resolver la incógnita de Iglesias y su exacta ubicación ideológica. Pero en las filas del Partido de Acción Nacional el favorito es Rivera, cuya imagen renovadora causa sensación entre los jóvenes leones de la derecha. “Algo así queremos hacer nosotros”, confesaba recientemente un líder panista a este periódico. No menos llamativo resulta en México la incapacidad de los partidos españoles para llegar a un pacto. En una tierra que se gobierna por mayoría simple (y baja) y donde dos principales formaciones a derecha e izquierda forman coalición para desbancar al PRI, el bloqueo a la española resulta intrigante. E incluso un poco exagerado.

Europa

En Francia han prendido dos ideas-fuerza sobre España: que el país ha sorteado la crisis y que los indignados se aprestan a tomar el poder. La primera se sostiene fundamentalmente sobre el ritmo del crecimiento económico, que casi triplica al francés (3,2% frente a 1,1% en 2015). La segunda, sobre el éxito electoral de Podemos en las últimas municipales y, sobre todo, de Manuela Carmena en Madrid y Ada Colau en Barcelona. Podemos, la marca que en Francia se asimila al movimiento de los indignados, concita el máximo interés de los franceses para este domingo. Despierta una cierta admiración en un país en el que es la extrema derecha la que habla de casta política, la que mantiene un discurso más rupturista y la que recaba uno de cada tres votos. A la izquierda del Partido Socialista en el poder en Francia la Izquierda radical solo cuenta con quince escaños. Podemos suele estar en todos los titulares cuando los cronistas hablan de las próximas elecciones y Podemos ha sido, en parte, el referente de Nuit debout (Noche en vela), un movimiento juvenil de protesta que pretendió acampar en el centro de París a semejanza del 15M y que no ha conseguido cuajar.

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Si España estornuda, Portugal se constipa. La inestabilidad política de un país conlleva siempre inestabilidad económica y eso se contagiaría al primer socio comercial, su vecino Portugal. El crecimiento económico de España tiene un impacto directo positivo en las cuentas del vecino por eso lo que menos le puede interesar es que el domingo no salga un Gobierno claro en las urnas. Su color es secundario. La estabilidad prima sobre todo. De ahí, el bajo perfil, más bien ausencia, de mítines entre partidos socialistas hermanos. Si en la anterior campaña, Sánchez visitó al recién elegido primer ministro António Costa y se hicieron una foto juntos, ahora, no. El socialista Costa lleva siete meses en el Gobierno gracias al apoyo de los partidos a su izquierda, comunistas y Bloco de Esquerda, pero también mantiene excelentes relaciones con el Gobierno conservador de Rajoy. Costa va a estar a bien con cualquier gobierno español que salga de las urnas, sea del color que sea. Su preocupación es que haya un Gobierno estable.

El titular del diario La Repubblica lo dice todo: “España regresa a las urnas seis meses después con el fantasma de la ingobernabilidad”. La pieza de Alessandro Oppes en la web –en la edición de papel el Brexit ocupa 19 páginas y más adelante la única España que encuentra hueco es la que se enfrenta el lunes a Italia—subraya que el verdadero sueño de Pablo Iglesias es “consagrarse como la primera fuerza absoluta” y refleja la pugna por el voto entre el PSOE y Podemos. En el mismo diario, el escritor Javier Cercas explica: “El clima social es de rabia, de rechazo a la clase política. Así han nacido en otros lugares fenómenos como Berlusconi, Trump o Le Pen. En España, Podemos asegura la canalización del descontento en sentido positivo. Pero yo no creo que de la furia y del resentimiento, aunque sea justificado, pueda venir nada bueno”. La web de La Repubblica ofrecerá el escrutinio en directo a través. Ni el Corriere della Sera ni La Stampa ha dedicado este domingo espacio a las elecciones generales españolas.

Alemania, un país en el que los pactos entre partidos son la norma, ha seguido con algo de extrañeza la segunda campaña electoral que España ha vivido en menos de seis meses. Los medios de comunicación y los políticos observaron con atención el año pasado la aparición de Podemos y Ciudadanos, pero esta segunda contienda electoral ha quedado algo desdibujada por un cierto asombro ante la repetición de las elecciones, y también por el referéndum británico, que ha copado toda la atención. Y sin embargo, Podemos y la figura de Pablo Iglesias despiertan en Alemania interés y, en muchos círculos, preocupación. “Este hombre simpático destruye la socialdemocracia”, titulaba esta semana Die Zeit un amplio artículo en el que analizaba “la revolución” que supondría para la democracia española la victoria de Podemos por encima del PSOE. El Gobierno alemán rehúsa opinar en público sobre asuntos internos de otros países. Pero en conversaciones privadas es evidente el miedo a un Gobierno que dé marcha atrás a las reformas impulsadas por el PP, como está ocurriendo en Portugal. Al mismo tiempo, abundan las informaciones sobre los casos de corrupción del partido gobernante. Y reportajes como el monográfico bastante laudatorio que el canal francoalemán Arte dedicó hace pocos días a la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, revelan también un interés por las figuras emergentes de los nuevos partidos españoles.

Información elaborada por Javier Martín, Gabriela Cañas, Jan Martínez Ahrens, Javier Lafuente, Pablo Ordaz y Luis Doncel.

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