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Cameron y Picardo agitan la ‘amenaza española’ a Gibraltar para frenar el ‘Brexit’

"Madrid no cerrará la Verja, será Londres quien lo haga si deja la UE", alegan fuentes diplomáticas españolas

Miguel González
Cameron es recibido por Picardo a su llegada a Gibraltar
Cameron es recibido por Picardo a su llegada a GibraltarMarcos Moreno

“La campaña contra el Brexit debería hacerse en el Reino Unido y no en Gibraltar”, aseguró el presidente en funciones, Mariano Rajoy, quejándose del viaje de David Cameron a la colonia, el primero de un premier británico en 48 años. ¿De verdad creía Rajoy que el objetivo de la visita de Cameron —recortada por el ataque a una diputada laborista— era convencer a los 24.000 electores gibraltareños, sobradamente convencidos ya de las bondades de la UE? Más bien se trataba, según en los expertos, de dejar en evidencia a los nostálgicos del imperio.

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Por muy apurados que esten por las encuestas, que lo están, los partidarios del Bremain (permanecer), saben que los votos de los gibraltareños, que se computan en la circuscripción del Sudeste de Inglaterra, son una gota en el mar de casi 45,3 millones de electores llamados a decidir su continuidad o salida de la UE el próximo día 23.

Si el objetivo de Cameron fuese captar votos fuera de la metrópoli, debería haber acudido a Alicante, con un censo de 70.000 británicos; o a Málaga, con 60.000. Solo entre los municipios de Orihuela y Mijas viven más británicos que en Gibraltar.

No se sabe lo que Cameron pensaba decir en su mitin en Casemantes Square, ya que nada más aterrizar en Gibraltar anunció vía Twitter la suspensión de la campaña por el ataque contra la diputada laborista Jo Cox.

Es previsible, sin embargo, que sus palabras no fuesen muy diferentes de las que pronunció el jefe del Foreign Office, Philip Hammond, quien le precedió en su viaje a la Roca el pasado 12 de mayo. Tras advertir de que la capacidad de Londres para proteger los intereses de Gibraltar se vería "seriamente perjudicada" si Gran Bretaña saliera del club europeo, espetó: "Irónicamente, algunos que creen ser patriotas y apoyar a Gibraltar votando por dejar la UE, lo que lograrán es enfrentarla de nuevo a la perspectiva de una soberanía conjunta con España". Es decir, ni Hammond ni Cameron viajaron a Gibraltar para convencer a los llanitos, sino para evidenciar las contradicciones de los partidarios del Brexit, que sostienen que saliendo de la UE el Reino Unido recuperará la soberanía y grandeza de los tiempos del imperio y solo lograrán es poner en riesgo las últimas joyas de la corona británica.

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No es de buena educación mentar la soga en casa del ahorcado, ni tampoco hablar de cosebaranía con España en Gibraltar, pero no parece que el ministro principal de la colonia, Fabian Picardo, se sintiera molesto. Al contrario, en declaraciones a Sky News, el 26 de mayo, el propio Picardo advirtió de que "el actual ministro de Exteriores de España [José Manuel García-Margallo] dijo que podrían considerar el cierre de la frontera si el Reino Unido saliera de Europa [...] y que, si Gibraltar quisiera seguir teniendo acceso al mercado único y a los derechos de libertad de moviento de que disfrutamos hoy, nos tendríamos que replantear la soberanía conjunta con España, algo que nadie en Gibraltar está dispuesto a contemplar".

En un folleto editado a mediados de mayo, el Gobierno de Picardo detallaba las razones de su rechazo al Brexit. De las nueve primeras, seis aludían expresamente a España: "La UE defendió ante España nuestro sector del bunkering [y determinó que] nuestros rellenos y nuestro arrecife artificial son conformes con las normas de la UE. Las normas europeas ayudan a contener a España. La CE impidió a España establecer un peaje en la frontera en 2013. Gracias a las tres inspecciones [de la CE] a la frontera, el tráfico ha mejorado. El ministro español de Exteriores apuntó a la soberanía compartida si el Reino Unido deja la UE y Gibraltar quiere permanecer [y] no ha descartado cerrar la frontera en caso de Brexit".

En realidad, Margallo no ha hablado nunca de cerrar la Verja, sino de revisar las relaciones con Gibraltar, lo que sería inevitable. "No es que España vaya a cerrar la Verja, sino que será en todo caso el Brexit el que lo haga, ya que pasará de ser frontera interior a exterior de la UE con un tercer país, igual que la de Ceuta y Melilla con Marruecos", explican fuentes diplomáticas.

24.000 llanitos con derecho a voto

En Gibraltar viven 32.000 personas, de las que 24.000 tienen derecho al voto.

El 90% de los gibraltareños apoya que el Reino Unido siga en la UE, según las encuestas. Todos los partidos apoyan esta opcición.

El número de británicos que residen legalmente en España ronda los 300.000, muchos jubilados. El Brexit podría amenazar su acceso a la sanidad española.

La situación en la que quede Gibraltar respecto a España dependerá del acuerdo final al que llegue el Reino Unido con la UE, que empezará a negociarse al día siguiente de que Londres notifique su decisión de abandonar la Unión y deberá estar listo en un plazo de dos años.

Londres podría buscar un acuerdo con la UE similar al de Noruega, con un amplio acceso al mercado europeo, obligada a cumplir la mayoría de las normas de la UE sin capacidad para negociarlas, y a contribuir al presupuesto comunitario. U optar por el modelo suizo, con menos obligaciones pero también menor acceso al mercado interior.

Paradójicamente, es probable que España fuera de los socios más generosos con el Reino Unido. "Se están exagerando enormemente" los peligros económicos del Brexit, dijo ayer Margallo, quien aventuró que se mantendría la exención de aranceles para el 99% de los productos y "no habría grandes variaciones en comercio o inversión". Sería una generosidad interesada, pues España tiene superávit comercial con el Reino Unido, que es el primer destino de las inversiones españolas en el exterior y también el primer emisor de turistas hacia nuestor país, con casi 16 millones en 2015. Sin contar con la importante presencia de bancos españoles en el sector financiero británico.

La conversión de la Verja en frontera exterior, apuntan los expertos, estragularía el desarrollo del sector turístico gibraltareño y acabaría con el modo de vida de miles de llanitos —empezando por el propio Picardo— que tienen mansiones en España pero pagan sus (exiguos) impuestos en Gibraltar.

Pero también pondría en riesgo el empleo de los casi 9.000 españoles que cada día cruzan la Verja para trabajar en la colonia o de los 350 camiones que lo hacen semanalmente con suministros. La Cámara de Comercio gibraltareña asegura que la contribución del Peñón a la economía del Campo de Gibraltar supone 587 millones de libras anuales (740 millones de euros). Aunque sea un cálculo exagerado, e interesado, ilustra por qué el Brexit preocupa tanto a los llanitos con sus vecinos españoles. Y por qué, sin abandonar la irrenunciable reivindicación del Peñón, es probable que se acabe imponiendo el pragmatismo.

Decepción entre los gibraltareños

J. A. CAÑAS

Amalia Merkell hasta había ido a la peluquería. Engalanada en su silla de ruedas decorada con banderas británicas, aguantó bajo un sol de justicia en la primera fila de la valla. A menos de un metro de la gibraltareña de 82 años estaba el atril en el que el primer ministro David Cameron debía dirigirse a sus compatriotas de Gibraltar. Pero no pudo ser. El ataque y muerte de una diputada provocó la suspensión de todos los actos de campaña. “Es una verdadera pena, iba a ser un día inolvidable para Gibraltar, aunque comprendemos los motivos”, apuntó Sara Merkell, hija de Amelia, mientras empujaba la silla de su madre camino de su casa.

Cameron sí se reunió con Fabian Picardo y con Joseph García, líder del Partido Liberal que gobierna en coalición con el laborista.

Algunos despistados acudieron a la plaza Casemates, donde era la cita, para sumarse a la supuesta fiesta. Y se encontraron al personal desmontando las pantallas. Aída Bensadon, acompañada de un grupo de amigas, fue una de ellas. Bandera en mano y chapa en el pecho con el lema Vote remain (Vota permanecer), esperaba encontrarse una plaza abarrotada para recibir "al mejor primer ministro". "Estamos alegres porque ha venido, tristes por lo ocurrido", ha explicado la enfermera jubilada. Para ella, la visita es "un verdadero empuje".

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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