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La ‘familia’ hispano suiza de David Marjaliza

El 'caso Púnica' destapa el exclusivo sistema de evasión de capitales de una decena de españoles

Fernando J. Pérez

Entre los más de cien investigados que orbitan en torno al empresario David Marjaliza, cerebro de la trama Púnica de corrupción, hay un grupo muy especial y que ha pasado inadvertido hasta ahora. Se trata de una docena de ciudadanos españoles —casi todos tan acaudalados como flacos de memoria— cuyas cuentas en Suiza han servido, aparentemente sin su conocimiento, para blanquear fondos del constructor de Valdemoro.

David Marjaliza sale de la prisión de Aranjuez.
David Marjaliza sale de la prisión de Aranjuez.Kike Para

Las grabaciones del sumario de la Púnica, cuyo secreto levantó el juez Eloy Velasco a principio de esta semana, han dejado al descubierto el exclusivo sistema de evasión de capitales que compartían y que les permitía sacar su fortuna hacia bancos de Ginebra, como el BNP Paribas o el UPB, y repatriarla después sin moverse de sus domicilios en Madrid, Barcelona, Valencia o Bilbao.

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Muchos de los miembros de esta familia hispano suiza —en la que figuran desde empresarios de diversos sectores hasta un profesor de secundaria que movió 341.000 euros— supieron de Marjaliza cuando fueron citados a declarar como imputados en la Audiencia Nacional. El principal investigado de la red de corrupción y ellos tienen en común una figura: Michael Trevor Langdon. Este técnico financiero, que cumplirá 80 años el próximo diciembre, es el eje sobre el que pivota el “sistema de compensación” que permitía llevar y traer el dinero entre la Confederación Helvética y España.

El método, en esencia, es el siguiente. Juan y Pablo viven en España y tienen cuentas en Suiza. Juan necesita efectivo y Pablo quiere sacar su dinero de España. Entonces, Pablo le da a Juan su dinero en metálico en España. Después, ese movimiento se refleja como una salida desde la cuenta suiza de Juan y una entrada de dinero en la cuenta de Pablo. Naturalmente, Juan y Pablo ni se conocen ni tienen interés en verse, y ahí entra Langdon en escena. Este ciudadano británico, instalado en España desde 1964, hace de intermediario: toma el dinero de Juan y se lo da a Pablo y, dotado de poderes para operar en las cuentas suizas de ambos españoles, hace el movimiento entre los bancos mediante la cuenta de una de sus sociedades, llamada Rock Fish.

Langdon, que presumió ante el juez de traer a España los fondos de inversión en el Banco Urquijo en los años 60, y que pasó a principios de los 90 por el Chase Manhattan Bank, es descrito por fuentes de la investigación como un "mulero" [traficante en argot policial] de dinero negro. Según él, desde 1995 hasta 2011 captaba clientes españoles para las sucursales ginebrinas de BNP Paribas y de la UPB. Su comisión, que le pagaban los bancos, equivalía al 0,5% de los activos bajo gestión.

Langdon se citaba con sus clientes en sus casas, sus despachos, o en hoteles de lujo —el Intercontinental en Madrid, el Majestic o el Hilton en Barcelona— y ellos le entregaban el dinero para llevarlo a Suiza. "Empezaron con billetes de 500 cuando no era una cosa tan sospechosa, después bajaban muchas veces a 50, y yo lo contaba". Las entregas no se documentaban. Ni un recibí ni mucho menos un sello del banco. "La única documentación era después el asiento en la cuenta (…) No llevaba contabilidad. Operación hecha, operación olvidada", relató Langdon al juez. A cambio, el broker inglés no hacía preguntas indiscretas, como el origen de los fondos que dejaban en su poder y que después serían entregados a otros clientes necesitados de efectivo.

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El intermediario recordó ante el juez que Marjaliza le hizo varias entregas de entre 20.000 y 50.000 euros para que fueran depositadas en el BNP Paribas. Solo en una ocasión envió en su nombre a su secretaria, Ana María Ramírez. Francisco Granados, ex secretario general del PP madrileño y socio de Marjaliza, también recurrió a los servicios de Langdon. Este relató que el expolítico le llegó a confiar fondos en su despacho oficial. "Cuando había operaciones de cierta envergadura, el banco mandaba desde Suiza a personas aquí a recoger los fondos", contó el financiero.

Las compensaciones de los fondos de Marjaliza a través de la sociedad de Langdon —y de otros gestores de fondos como Javier Martín o Fabianne Guignard— llevaron a los investigadores de la Guardia Civil a una serie de ciudadanos españoles con cuentas en Suiza y que se han visto imputados por ayudar a blanquear el dinero del constructor de Valdemoro. Sus declaraciones ante el juez arrojan luz sobre el perfil de la persona que saca su dinero de España.

En el grupo abundan los empresarios y los profesionales liberales, como el cirujano ocular madrileño Juan Carlos P., que aconsejado por un compañero de trabajo, entregó al gestor Javier Martín unos 200.000 en tres años, de los cuales repatrió 60.000 para costear su divorcio. El sistema de compensación no permitía disponer de los fondos de forma muy rápida. “Era tan lento que tuve que pedir dinero a mi padre para la separación”, se quejó. Su colega José Amadeo S., traumatólogo jubilado de Valencia, abrió la cuenta a finales del franquismo “para ahorrar por la inestabilidad política”. En 2012, tras acogerse a la amnistía fiscal del Gobierno, la cerró

El directivo de banca jubilado José Fernando C., dueño de varios edificios en Barcelona, relató que abrió su cuenta en Suiza en 1991 para recibir el pago de 200.000 euros de la venta de un chalé en Madrid. Por su parte el arquitecto Carlos G. reconoció que guardaba unos 800.000 euros en el BNP y que se reunía con Langdon para entregarle el dinero.

También hay herederos, como Concepción M., cuyos padres le dejaron parte de su legado en una cuenta suiza. Las inversiones que le hicieron los gestores a quienes confió las cuentas no resultaron muy rentables. “Perdí a manos llenas, en un momento dado tenía dinero en Madoff y Lehman Brothers y eso se fue al traste”, recordó.

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Sobre la firma

Fernando J. Pérez
Es redactor y editor en la sección de España, con especialización en tribunales. Desde 2006 trabaja en EL PAÍS, primero en la delegación de Málaga y, desde 2013, en la redacción central. Es licenciado en Traducción y en Comunicación Audiovisual, y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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