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Margallo ordena la vuelta a Venezuela del embajador español

El diplomático volverá tras haber sido retirado en protesta por los insultos de Maduro

Miguel González
El ministro español de Asuntos Exteriores en funciones, este lunes en La Habana (Cuba).
El ministro español de Asuntos Exteriores en funciones, este lunes en La Habana (Cuba). Alejandro Ernesto (EFE)
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El ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación en funciones, José Manuel García-Margallo, ha ordenado el regreso a Caracas del embajador español, Antonio Pérez-Hernández, que retiró el pasado 8 de abril para protestar por los “intolerables insultos” que el presidente venezolano, Nicolás Maduro, dirigió al jefe del Gobierno Mariano Rajoy, a quien tachó de “racista, basura corrupta y basura colonialista”. Aunque Margallo condicionó entonces el regreso del embajador a que Maduro diera muestras de contención, éste arremetió el martes contra los medios de comunicación españoles, citando expresamente a EL PAÍS y Abc, si bien en esta ocasión dejó al margen de sus diatribas a Rajoy.

En declaraciones a TVE, el jefe de la diplomacia española justificó el regreso del embajador por la presencia en Caracas del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, quien se encuentra en la capital venezolana en labor de mediación, y por el próximo viaje del líder de Ciudadanos, Albert Rivera, así como porque los 400.000 españoles que residen en dicho país “necesitan protección”. La situación de Venezuela es “absolutamente imposible”, con una inflación del 700% y un desabastecimiento del 82% de los productos básicos, ha agregado Margallo, por lo que, “tal y como está, hay que desplegar el servicio exterior”.

La vuelta del embajador español a Venezuela se decidió hace días y se esperaba el momento oportuno para ejecutarla. “Se le llamó para evacuar consultas y, una vez evacuadas, podía regresar en cualquier momento”, alegaron fuentes diplomáticas. Lo cierto es que la ausencia del embajador rebajaba el nivel de interlocución de la legación española en un momento en que Venezuela vive una profunda crisis política, económica y social y en que hay múltiples actores políticos con los que contactar, además del propio Gobierno. Esta es la segunda ocasión desde que gobierna Rajoy que España retira su embajador en Caracas, mientras que Venezuela lo ha hecho otras tantas veces con el suyo en Madrid.

Margallo ha tachado de “delirantes” las acusaciones de Maduro de que existe una “campaña de odio” contra su régimen y una conspiración internacional con eje en Washington, Madrid y Miami. Tras recordar que acaba de visitar Ecuador y Cuba, dos países aliados de Caracas, y que “nadie avala la tesis de que haya una conspiración”, ha añadido: “Pensar que EL PAÍS o Abc puedan derribar al régimen de Maduro es realismo mágico”.

El jefe de la diplomacia española ha reconocido que Zapatero cumple “respetuosamente las obligaciones de informar al Gobierno” sobre sus gestiones en Venezuela, pero ha confesado tener “muy pocas esperanzas” de que su mediación tenga éxito. Margallo y Zapatero coincidieron recientemente en la cumbre de la Alianza de Civilizaciones en Bakú (Azarbaiyán) y ambos han hablado por teléfono en varias ocasiones. Aunque Zapatero ha aceptado formar parte de una Comisión de la Verdad creada por Maduro para aclarar los disturbios de 2014, el expresidente reconoció recientemente a EL PAÍS que su verdadero objetivo es conseguir sentar a la misma mesa a Gobierno y oposición.

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Zapatero llegó el pasado lunes a Caracas procedente de Santo Domingo con el expresidente dominicano Leonel Fernández y el panameño Martín Torrijos. Los tres ya estuvieron en Caracas durante las pasadas elecciones legislativas en una misión de observación electoral auspiciada por el régimen chavista. Pese a lo que se temía, subraya Zapatero, el recuento de votos fue escrupuloso y el Gobierno aceptó la victoria de la oposición, aunque luego haya intentado laminar al Parlamento salido de las urnas.

Maduro ha anunciado que trasladará a Zapatero su rechazo a “toda la bestial campaña de España contra Venezuela”, pero ha salvado de sus diatribas al expresidente, de quien ha dicho que “es un buen ser humano”. “Esperamos conversar y seguir construyendo puentes de diálogo con la sociedad española”, ha añadido.

Una actitud muy diferente es la que mantiene el también expresidente José María Aznar quien, con 23 exmandatarios iberoamericanos, ha suscrito una declaración en la que denuncia la “persecución política” de la oposición venezolana y las “continuas violaciones” del Estado de Derecho y los principios democráticos.

Por su parte, el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, ha declarado que, mientras en España la oposición está en el Parlamento, en Venezuela “está en la cárcel, cuando no se le amenaza con sacar los tanques a la calle”, en referencia a la declaración del estado de excepción.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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