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Los españoles perdidos en Malasia: “El mar es implacable, pero también fue generoso”

Marta Miguel y David Hernández relatan cómo sobrevivieron nueve días a la deriva en una lancha

Los españoles Marta Miguel y David Hernández en el Hospital Gleneagles de Kota Kinabalu (Malasia). /EFE
Agencias
Kota Kinabalu (Malasia), / Madrid -
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Los españoles Marta Miguel y David Hernández, rescatados en Malasia tras pasar nueve días a la deriva en una lancha al norte de la isla de Borneo, aseguran que no perdieron la creencia de que los encontraran. "Siempre hemos tenido esperanza. En ningún momento pensamos que era el final", ha declarado Marta, de 30 años, en declaraciones a Efe, las primeras a un medio de comunicación tras su desaparición. "El mar es implacable pero también fue generoso con nosotros", ha añadido David, de 29 años, en referencia a los peces voladores que les saltaron encima al tercer día y algunos mejillones adheridos a un palo que pudieron comer durante su aventura en el mar.

Con una gran sonrisa, a pesar de las quemaduras por el sol que todavía se aprecian en sus rostros, la pareja afirma que se encuentra "a tope" y que ambos se dormían cada día "con el miedo y la frustración" de que sus familias no tuvieran noticias suyas. Tras pasar un chequeo en el hospital Gleneagles de la ciudad de Kota Kinabalu, en el estado de Sabah, en el noreste de Malasia, han podido relatar algunos de los detalles de su supervivencia en una lancha de 12 metros de eslora en la que también viajaban dos compañeros de trabajo: la malasia Armella Ali Hassan y el chino Tommy Lam.

Peces voladores

Las buenas condiciones climatológicas, un mar tranquilo y los peces que saltaban dentro de la barca les ayudaron a sobrevivir más de una semana hasta que fueron rescatados por un pesquero vietnamita. "El mar es implacable pero fue generoso con nosotros y nos metió la tercera noche en el barco tres pececitos voladores a los que al menos les pudimos dar un bocado", ha declarado David en una entrevista en la cadena COPE citada por Europa Press. "Hasta el sexto o séptimo día no pudimos comer nada más", ha recordado, añadiendo que a uno de sus compañeros "se le ocurrió la idea de comer los pequeños moluscos que se van haciendo debajo del barco, esos pequeños mejillones, hasta que encontró un palo también que iba a la deriva con un montón de mejillones".

A la hora de hidratarse, David ha relatado que a Marta se le ocurrió la idea de destilar agua porque lo vio en una película. "No lo tenía muy claro pero me sonaba de haberlo visto en algún sitio de un náufrago que tenía que hacer esto para beber agua y no sabía si era con el rocío o con el agua pero como teníamos tanto tiempo nos pusimos a hacer inventos", ha explicado Marta. "Al principio con los vidrios estos templados que se ponen en la pantalla del móvil lo utilizábamos como placa para que las gotitas (que se evaporaban de una bolsa de agua) se quedaran pegadas y al final acabamos mejorando el método y acabamos usando otra bolsa de plástico entera, que tenía más cantidad de agua. Haciéndolo cada hora cuatro veces, pues todos podíamos beber cada hora una vez", ha añadido la joven.

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Los vietnamitas que dieron con ellos faenaban de manera ilegal en aguas de Malasia, por lo que no avisaron inmediatamente a las autoridades malasias ni al operativo que los buscaba. Durante dos días, los pescadores les alimentaron y dieron de beber, además de curarles las heridas y ayudarles a lavarse. "Sabíamos que antes o después ellos nos iban a dejar (...) en Vietnam. Eso significaba estar con ellos diez días. Ya nos habíamos hecho un poco hasta la idea" de que tardarían en regresar a Malasia, ha relatado la española.

Los cuatro viajaban en un barco desde la isla de Balambangan a Kudat, en Sabah, un trayecto que se recorre en unas dos horas, cuando una ola les hizo volcar, estropeó el motor y les dejo a la deriva arrastrados por la corriente. "Los tres primeros días veíamos la costa de lejos pero luego hasta el séptimo dejamos de verla", ha explicado Marta.

La pareja de madrileños vivía desde el pasado enero en Malasia. Se establecieron en Borneo en busca de oportunidades de trabajo. Desde febrero residían en Tip of Borneo, en el extremo más septentrional de la isla, y trabajaban en el complejo hotelero Tommy's Place a cambio de alojamiento y comida. Él trabajaba como electricista y se encargaba del mantenimiento y ella, licenciada en Comunicación Audiovisual, se encargaba de diferentes gestiones en el complejo.

La pareja tendrá que pasar unos días más en el Malasia para completar las declaraciones oficiales y recobrar fuerzas. Después regresará a España con sus familiares. A pesar del trance que han pasado, ambos tienen planes para regresar.

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