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“Externalizar la frontera es pedir a otro país que te haga de policía”

La ONG dejó Marruecos en 2013 tras denunciar violaciones de los derechos humanos en este país y, en especial, el trato cruel a los inmigrantes en la valla de Melilla

Carlos Ugarte, de Médicos Sin Fronteras.Vídeo: EL PAÍS TV

Pregunta. ¿Cómo veis en MSF el gran problema de la gestión de la inmigración en Europa?

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Respuesta. El gran problema de toda esta historia es que la UE y los países que hacen frontera sur no decidan tener una política común en este tema, lo que es absurdo, porque lo que le pasó a España, luego le pasó a Italia y luego a Grecia. Los flujos migratorios se van moviendo por donde van encontrando vías. Más en el caso actual, porque un refugiado no es un tío que ha salido voluntariamente de su casa, de hecho es una familia. Lo que estamos viendo en los rescates y la gente que llega a Grecia de Turquía, 160.000 personas este año, es que el 65% son mujeres y niños. Se están vaciando zonas enteras del país. Una vez que has tomado la decisión de marcharte ya no hay vuelta atrás. Primero porque donde estaba tu casa probablemente ya no hay nada. Y el conflicto sirio lleva ya cinco años, y con un nivel brutal de crueldad contra la población civil.

El gran problema es que la UE y los países de la frontera sur no tienen una política común

Todos los que han estado en Turquía una larga temporada y han decidido dar el salto a Europa se han encontrado que el asilo en Turquía es muy reducido, no han querido meterse en campos de refugiados que, hay que recordar, la comunidad internacional financió mal de una manera escandalosa. El año pasado el Programa Mundial de Alimentos anunció que dejaba de dar raciones alimentarias en los campos porque no tenía más dinero. El presupuesto de Acnur estaba al 40% de cubrirse. En esos campos uno se queda aparcado literalmente. Si vas a Jordania la gente tiene la sensación de que la han almacenado. Con unas condiciones de educación de tus hijos muy pequeñas, posibilidad de trabajar cero y satisfacción de necesidades básicas, muy justitas. Llega un momento en que necesitas tener un futuro, para ti y para tus hijos, y decides que te marchas. Entonces vas a buscar la vía posible que te permite llegar donde quieres llegar, y se te cierran una vía se abre otra, y esto lo hemos visto desde hace décadas. Ahora se ha tapado la turca y se abrirá otra, no hay ninguna duda.

Las devoluciones en caliente, ahora con rango legal, se dan desde hace más de quince años
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P. La relación de Marruecos con España, ¿es como ahora la UE con Turquía, hace el trabajo sucio?

R. Claro, cuando un país, y la UE en su conjunto, decide externalizar su frontera básicamente lo que hace es pedir a otro país de la frontera sur que le haga de policía para que esa gente, sea cual sea el motivo por el que intenta llegar a Europa, no llegue. Y la hipocresía de esa política es que se hace a sabiendas de que el Gobierno con el que llegas a un acuerdo tiene unos estándares de respeto al derecho de asilo y a los derechos humanos que dejan mucho que desear, y se hacen esos acuerdos a cualquier precio, porque en definitiva tú quieres que te resuelvan un problema, y se aplica esa visión tan hipócrita de “ojos que no ven, corazón que no siente”. Aunque haya organizaciones que trabajan en el otro lado que te digan lo que está pasando. Médicos Sin Fronteras en Marruecos centró su trabajo desde el año 2000 en las zonas fronterizas con España, Ceuta y Melilla básicamente, y hemos estado informes e informes, denunciando violaciones sistemáticas de derechos humanos, una crueldad brutal. Las devoluciones en caliente, a las que ahora se ha dado rango legal, en la práctica se llevan dando desde hace más de quince años, desde que España y Marruecos llegaron a un acuerdo para que hiciera ese papel de policía se ha aplicado la política del todo vale. Quiere decir que en las vallas de Ceuta y Melilla se construían puertas, pero que se abrían solo en dirección a Marruecos, y las devoluciones las hemos visto durante muchos años, no es nuevo.

Marruecos todo esto no lo hace por simpatía, sino a cambio de algo

P. Marruecos esto no lo hace gratis.

R. Nadie hace nada gratis. Y te diré más, ya se suelen encargar los receptores de estos acuerdos de recordar que hay que cumplirlos. El acuerdo es a cambio de cuestiones políticas o económicas, que en el caso de Turquía están clarísimas porque se han puesto negro sobre blanco, pero con Marruecos no sabemos. Lo mismo que con Senegal y Mauritania. Uno si se pone a especular se le pueden ocurrir muchas cosas: Marruecos tiene contenciosos internacionales en los que necesita apoyo, o intereses comerciales en los que necesita apoyo. Nunca se han hecho públicos los términos de ese acuerdo, pero está claro que Marruecos todo esto no lo hace por simpatía, sino a cambio de algo. Y cuando se da la circunstancia de que las cosas no van como quiere, de repente se dan esos intentos de aproximación a la valla: un día no hay nadie y al día siguiente hay mil, ¿qué raro, no? Bueno, a veces uno va leyendo los periódicos y en otras secciones que no tienen nada que ver empieza a leer, yo qué sé, que se está negociando un acuerdo pesquero o agrícola, o que va a haber una visita de Naciones Unidas a los territorios saharauis, lo que sea.

En el caso de Turquía ha sido negro sobre blanco, y es lo que nos da sudores fríos. Porque es como decir: yo voy a pasar de mis principios éticos y morales, y aunque tenga reconocido el derecho de asilo, y en el caso de España en el artículo 13.1 de la Constitución, a pesar de todo eso voy a pasar de mi responsabilidad y voy a negociar con un tercero para que esos tíos que vienen a Europa en busca de protección internacional, y que tienen derecho a ella, no vengan. La gran paradoja es que si hoy llega un afgano a Madrid por cualquier medio y se va a la oficina de asilo, le tramitarían el expediente y le dan alguna fórmula de protección, porque su país está en guerra. Y eso se puede trasladar a quien viene de Irak, Siria, Eritrea… Sin embargo el reconocimiento de ese derecho no se lleva a cabo porque se impide su ejercicio. Esa persona no puede ir a la embajada de España en Turquía a pedir un visado humanitario, asilo, no puede, tiene que jugarse la vida en el mar para llegar. Los primeros que se alegran son las redes de tráfico de personas que se dedican a esto. Cuantas más trabas pongas a la gente, mejor para estas organizaciones, porque siempre buscarán otra vía.

Todo el mundo reconoce derechos pero hace todo lo posible para que no se puedan ejercer

P. Desde que se cambió la ley de asilo en 2009 no se puede pedir en legaciones diplomáticas.

R. Claro. La trampa, una vez más, es que nadie se ha encargado que de desarrollar su reglamento de aplicación, y ahí es donde se dice que tú puedes pedir asilo en consulados y embajadas españolas, y como hay un vacío en la aplicación de esa ley todo el mundo se agarra a eso. Es todo muy hipócrita porque al final todo el mundo reconoce derechos pero hace todo lo posible para que no se puedan ejercer. Y en el caso de la gente que huye de conflictos, por su perfil, que son familias, tienen un grado de vulnerabilidad tremenda. El Mediterráneo sigue tragándose gente y este año llevamos 600 y pico muertos. Que se sepa. Y no ha hecho más que empezar porque la ruta del Mediterráneo central, hacia Italia, se abre ahora. Y espera a ver si dentro de un año no estamos aquí como en Grecia ahora, todo es posible, porque cuando coges a tu familia y te vas no te para nadie. Si tú vas cerrando todas las vías estás redirigiendo el flujo siempre hacia otra más peligrosa. Si luego te das puñetazos cuando ves la foto de un niño ahogado en una playa eres un hipócrita, porque has puesto todos los medios para que eso se produzca. Europa no quiere que venga nadie, o no le interesa en este momento, porque cuando se quiere mano de obra barata, sí.

P. MSF se fue de Marruecos en 2013. ¿Por qué?

R. Por varios factores, pero una de las cosas que nos causaba más indignación es que 2005 veníamos denunciando sistemáticamente las mismas situaciones. Llegó un momento en que la gente que atendíamos en el monte Gurugú, al otro lado de la valla de Melilla, volvía de la frontera herida, con heridas graves: cortes de concertinas, golpes recibidos, venían mujeres embarazadas… Todos nos decían que habían llegado a territorio español y cuando les iban a devolver a Marruecos decían que estaban heridos y les decían: que te cure Médicos Sin Fronteras. Entonces llega un momento que tienes la sensación de ser copartícipe de este disparate. Estos encima se tranquilizaban la conciencia pensando que no habían dejado a una embarazada abandonada a su suerte porque allí estábamos nosotros. Sacamos tres informes anuales explicando todo con pelos y señales, y nada. Al final pensamos que estábamos perpetuando una situación que nadie quería resolver y tomamos la decisión de abandonarlo. Como ahora, que nos hemos ido de Moria, en Lesbos. Estábamos allí cuando era un centro abierto, pero cuando UE y Turquía firmaron su acuerdo aquello se convirtió en una cárcel, lo llames como lo llames, pero no te dejan salir. Y decidimos que no queríamos participar en eso.

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