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Obituario

Luis González Seara, arquitecto de la Sociología en España

Fue ministro de Universidades, mentor de la autonomía universitaria y promotor de publicaciones periodísticas

Luis González Seara, en 1996
Luis González Seara, en 1996Claudio Álvarez

La muerte ayer de Luis González Seara (A Merca, Ourense-1936, Madrid, 2016) deja en la Sociología y la Ciencia Política españolas un sitial irremplazable, tal ha sido la importancia que su personalidad como científico social imprimió a estas disciplinas. A ellas había accedido dotado de un vigoroso impulso hacia el conocimiento, que arrancaba de su infancia cuando, recién escolarizado en su villa natal orensana, aprovechó la cercanía de su escuela -situada en el piso bajo de su propia casa-, para leer apasionadamente cuantos libros, muchos, cayeron en sus manos.

Luis González Seara había nacido en un hogar formado por maestra y maestro. Su padre sufrió represalias bajo el franquismo. La aplicación en sus estudios del Bachiller, que culminó brillantemente, le granjearía una beca de las que el llamado Movimiento Nacional facilitaba a algunos de los mejores expedientes escolares. Así, llegó a Madrid para instalarse en un Colegio Mayor, el Covarrubias. Cursó la carrera de Ciencias Políticas, que a la sazón se hallaba unida a la de Ciencias Económicas y que estaba diseñada para proveer al régimen de Franco de cuadros políticos, como gobernadores civiles o técnicos de la Administración estatal. Alumno de José Luis Sampedro y Enrique Fuentes Quintana, obtendría el Premio Extraordinario de Licenciatura. Cursó luego el Doctorado.

Pasión erudita

“Dotado de una pasión intelectual y erudita fuera de lo común”, según reconoce su amigo, el Profesor Titular de Sociología y ex decano colegial, Lorenzo Navarrete, “desplegó intensos esfuerzos para transformar el Instituto de Estudios Políticos en el centro embrionario de los futuros estudios constitucionales”; promovió además la transformación del Consejo Nacional del Movimiento franquista en un ulterior Senado, en clave democrática. En 1963, dirigió el Instituto de la Opinión Pública, desde donde, por iniciativa suya, surgieron las primeras encuestas políticas y estudios de opinión, científicos, realizados a partir de entonces en España. Gracias a su empeño, se sentaron las bases para la creación del actual Centro de Investigaciones Sociológicas, CIS. Obtuvo la cátedra de Sociología en la Universidad de Granada, con sede en Málaga, en 1968. Ya en Madrid, entre 1971 y 1975, durante los años postreros -que no los menos violentos- de la dictadura franquista, González Seara fue Decano de la Facultad de Ciencias Políticas de Madrid, el centro universitario más polarizadamente antifranquista de todo el distrito, a cuyos estudiantes más comprometidos en la lucha política defendió con valentía, al igual que lo haría su antecesor en el decanato, Carlos Ollero. Así lo corrobora Fernando Nolla, dirigente estudiantil entonces, luego Inspector de Trabajo y hoy editor. “Cuando sufríamos la represión policial, acudíamos a nuestros profesores, que nos protegían tan eficazmente como podían”, explica Nolla. Y cita un ejemplo: “Pese a haber sido sancionado con un expediente académico a perpetuidad, todos los profesores de la facultad, incluyendo al decano González Seara, siguieron examinándome”, recuerda agradecido.

En Políticas, González Seara formaría un potente tándem con el profesor titular y futuro catedrático, también gallego, Raúl Morodo, estrechamente vinculado al Profesor Tierno Galván y futuro embajador de España. Ambos sortearon las numerosas asechanzas que desde el franquismo se cernían incesantemente sobre sus propias carreras y sobre la Facultad que regían. Morodo logró que la izquierda comunista (hegemónica entonces en la Universidad Complutense) apoyara decididamente a Seara, que, por su parte, nunca militó en organizaciones de izquierda.

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Según destaca Lorenzo Navarrete, “la personalidad científica de Luis González Seara se asentaba sobre una erudición extraordinaria; entre otros universos, conocía a la perfección tanto el desarrollo nacionalismo de impronta romántica, impulsado por los pensadores alemanes del XIX, como el liberalismo constitucionalista en clave anglosajona, del cual se sentía mucho más próximo”. En uno de sus libros más importantes, “La Sociología como aventura dialéctica, “realizó una descripción del pensamiento del joven Marx muy superior al de cualquier teórico marxista, sin haber sido nunca marxista”, subraya. Otra de las claves de su proceder fue la de comenzar a fundamentar la Ciencia Política en presupuestos sociológicos, frente a la inercia histórica que, en España, la había colocado bajo la férula de los estudios meramente normativos.

Con la llegada de la democracia, el sociólogo hoy desaparecido desempeñó entonces la secretaría de Estado de Educación y, al poco, la cartera ministerial de Universidades e Investigación. Desde ambos puestos promovería la Ley de Autonomía Universitaria, antecedente de la ley de Reforma Universitaria, que sentarían las bases de la emancipación de la Universidad de las estructuras estatales franquistas. Partidario de conservar como estatales las universidades de Madrid y Barcelona, a la postre sólo se mantuvieron en tal adscripción la Universidad Nacional de Enseñanza a Distancia (UNED) y la Menéndez Pelayo, para cursos.

Entusiasta siempre; bienhumorado; sereno; imperturbable en la adversidad; irónico, pero seductor incluso de sus rivales, González Seara ejercía un peculiar galleguismo y era considerado amante de la vida buena, circunscrita para él a la práctica de la amistad, al estudio y a una buena gastronomía. Declinó numerosos otros cargos políticos que se le ofrecieron dada su estatura intelectual y su evidente cualificación democrática. La incesante actividad desplegada por el profesor González Seara –fue accionista del diario EL PAÍS en sus albores-le llevó a cofundar o presidir numerosas iniciativas, desde la de la revista de información general “Cambio 16” hasta el “Diario 16” y el periódico “El Independiente”. Con una habilidad política muy singular, logró esquivar secuestros de las publicaciones progresistas que regentaba. Fue pionero en recurrir a los grandes empresarios para obtener de ellos capacidad de presión política ante las arbitrariedades del poder franquista. Si bien cofundó el Partido de Acción Democrática, cuyos miembros, como Francisco Fernández Ordóñez, pasaron en bloque a la órbita del PSOE, él se abstuvo de dar tal paso.

Casado en dos ocasiones, de su primer matrimonio tuvo dos hijos. Su segunda esposa, Carmela García Moreno, profesora universitaria, ex dirigente política centrista, diputada y senadora, le acompañó cálidamente en la fase ulterior de una vida intensa, de enorme riqueza intelectual, con decenas de libros y ensayos que acreditan a Luis González Seara como uno de los principales artífices de la Teoría Sociológica en España. Su último libro, titulado “La aventura del intelectual antiguo,” escrito en 2008, es considerado un monumento de erudición científica. Escrito con una desenvoltura didáctica fruto de cuatro décadas de fértil docencia universitaria, se vio signado además por una calidad literaria y una belleza expositiva ilocalizable hoy en la escena intelectual universitaria española. El intento por proseguir la senda iniciada por este espléndido texto se vio truncado por la enfermedad que le ha conducido a la muerte.

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