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Ausbanc y Manos Limpias, las dos caras de una máquina de extorsión

Se presentaban como luchadores contra la corrupción y se les investiga por extorsión

Fernando J. Pérez
El presidente de la Asociación de Usuarios de Servicios Bancarios (Ausbanc), Luis Pineda, atiende a los medios este viernes.
El presidente de la Asociación de Usuarios de Servicios Bancarios (Ausbanc), Luis Pineda, atiende a los medios este viernes.Ballesteros (EFE)
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Manos Limpias, liderada por Miguel Bernad, y la Asociación de Usuarios de Servicios Bancarios (Ausbanc), presidida por el abogado Luis Pineda, son dos caras de una misma maquinaria de extorsión, engrasada durante décadas. Ambas organizaciones, que se presentaban como luchadores altruistas contra la corrupción y en favor de los consumidores, se han revelado como unas estructuras levantadas para el enriquecimiento ilícito de sus dirigentes, encarcelados desde el lunes por orden del juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz.

La “organización criminal” destapada en torno a Manos Limpias y Ausbanc, que acudían de la mano a procesos judiciales y chantajeaban a los querellados para retirar las querellas presentadas previamente contra ellos, tenía en su cúspide a Pineda. Este antiguo dirigente ultraderechista, encarcelado en 1981 tras promover altercados a favor del golpe de Estado del 23-F, fundó Ausbanc en 1986. Tras formarse un nombre en la defensa de los clientes de la banca, la asociación comenzó a desarrollar la actividad que ha permitido a Pineda hacerse millonario: extorsionar a las entidades bancarias a quienes garantizaba buena imagen pública en sus ránkings a cambio de dinero.

La fórmula más habitual de cobro era la inserción de anuncios publicitarios en las diferentes revistas del grupo Ausbanc, cuyas tiradas eran tan exiguas como potente era su repercusión en el sector financiero. Durante más de dos décadas gran parte de los bancos y cajas españoles pasaron por el chantaje de Pineda. En los últimos cinco años, la asociación amasó 7,1 millones de euros por este método. Las entidades que optaron por negarse se convirtieron inmediatamente en el blanco de sus ataques. En 2014, cuando sus métodos de chantaje eran de sobra conocidos en el sector bancario, Ausbanc fue expulsada del Registro Estatal de Asociaciones de Consumidores, lo que le inhabilitaba para recibir subvenciones públicas (en 2004 percibió 309.000 euros, y el resto de años se están analizando).

“Todo lo hice por España”. Miguel Bernad, exdirigente de Fuerza Nueva y secretario general del sindicato de funcionarios Manos Limpias, se escudó el lunes en su amor patrio para explicar las supuestas extorsiones. La organización, que pasó de querellarse contra todo aquello que supusiera una amenaza a las esencias nacional-católicas –sonadas fueron sus denuncias contra el programa infantil Los Lunnis por promover la homosexualidad o contra el 15-M- se convirtió en un referente popular contra la corrupción.

Su presencia en el caso Nóos, en el que ejerce en solitario la acusación popular contra la infanta Cristina, o en el caso de los ERE, dio a Manos Limpias una notable proyección pública. La investigación del juez Pedraz ha sacado a la luz que el sindicato, a quien no se conocen ni afiliados ni delegados en centros de trabajo, chantajeaba, de la mano de Ausbanc, a los querellados. A la defensa de la Infanta le exigieron tres millones de euros a cambio de retirar la imputación contra ella, lo que equivaldría a librarla del caso. En los ERE, hay indicios sólidos de que Unicaja pagó un millón para que Manos Limpias pidiera al juez que archivara la causa contra su presidente, Braulio Medel.

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Sobre la firma

Fernando J. Pérez
Es redactor y editor en la sección de España, con especialización en tribunales. Desde 2006 trabaja en EL PAÍS, primero en la delegación de Málaga y, desde 2013, en la redacción central. Es licenciado en Traducción y en Comunicación Audiovisual, y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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