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“Las diputadas no tienen baja; por eso se hizo la guardería”

PP y PSOE afean a Bescansa que rechazara el servicio instaurado en 2006 en el Congreso

Natalia Junquera
Bescansa, con su bebé, el miércoles en el hemiciclo.
Bescansa, con su bebé, el miércoles en el hemiciclo.Sergio Barrenechea (EFE)

"Las diputadas no tienen baja de maternidad. Yo estaba en el Congreso 12 días después de parir, en 2010, y fueron 12 días porque hubo unas elecciones en las que se suspendió el periodo de sesiones, si no tendría que haber ido antes", explica Carmen Montón, secretaria de Igualdad del PSOE. Por este motivo se pusieron en marcha dos medidas para tratar de favorecer la conciliación: la implantación del voto telemático —aprobada en el Congreso en mayo de 2012 y en el Senado en diciembre de 2013— y la creación de una guardería en la Cámara baja, inaugurada en septiembre de 2006.

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La iniciativa de la guardería —que el miércoles no utilizó la diputada de Podemos Carolina Bescansa al presentarse en el escaño con su bebé— partió de los dos grupos mayoritarios en 2004. El PP presentó una proposición no de ley para crear ese servicio y las socialistas Angustias Alcázar y María Jesús Sáinz enviaron un escrito a la Mesa del Congreso con idéntica petición. Finalmente, se creó un grupo de trabajo compuesto por la entonces vicepresidenta primera de la Cámara, la socialista Carme Chacón, y los secretarios primero y tercero de la Mesa, María Jesús Sáinz (PP) y Javier Barrero (PSOE). Tras realizar una encuesta a los diputados y al personal en nómina del Congreso para evaluar la demanda, 26 padres se mostraron interesados y se puso en marcha el proyecto.

La guardería se encuentra a escasos 200 metros del hemiciclo, en un edificio de la Cámara ubicado en el número 36 de la Carrera de San Jerónimo, en un espacio que antes se dedicaba a archivo y vestuario. Se estrenó con 13 niños de 0 a 3 años y hoy dispone de 54 plazas, además de un servicio de urgencia para padres que necesiten dejar allí a sus hijos de forma puntual. Tiene cuatro aulas divididas por edades, comedor y una sala de usos múltiples. Al estar subvencionada por el Congreso, el coste mensual (150 euros) es mucho menor a la tarifa habitual en Madrid (unos 400 euros). El horario es de 8.00 a 21.00, prorrogable cuando los plenos se alargan más allá de esa hora. La mayoría de los usuarios no son diputados, sino empleados del Congreso.

El contrato se lo llevó Work and Life, un grupo que gestiona también las guarderías del Ministerio de Empleo o de la ciudad financiera del Banco Santander; en 2010 se adjudicó un nuevo contrato por 1,5 millones de euros para cuatro años prorrogables. El gasto previsto para 2015 era de 250.290 euros.

La popular Susana Camarero, hoy en el Senado y entonces portavoz de la Comisión de Igualdad del Congreso, utilizó ese servicio poco después de su inauguración, cuando su hijo tenía solo un mes. "Lo apoyamos todos porque favorecía no solo a las diputadas, sino también a los diputados, porque la conciliación es para los dos, padres y madres. Lo que hizo Bescansa me pareció innecesario. Me dio mucha pena por el niño, que desde luego está mucho mejor en la guardería que cinco horas en un escaño de mano en mano. Por desgracia, la mayoría de mujeres no tienen esa suerte y al despreciar la existencia de ese recurso que nos costó tanto conseguir está haciendo un flaco favor. La forma de reivindicar que este servicio se extienda a otros centros de trabajo es usándolo, no rechazándolo para hacerse la foto".

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El debate está en la conciliación, no en poder llevarte el niño o al mayor dependiente a todas partes, explica la socialista Carmen Montón, una de las impulsoras del voto telemático. "Se trata de que el Estado de bienestar cubra esas necesidades, que haya escuelas infantiles y ayudas a la dependencia. Que podamos desarrollar nuestra labor profesional y nuestros mayores y menores estén atendidos. Lo demás sirve para una foto, pero para nada más". 

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Sobre la firma

Natalia Junquera
Reportera de la sección de España desde 2006. Además de reportajes, realiza entrevistas y comenta las redes sociales en Anatomía de Twitter. Especialista en memoria histórica, ha escrito los libros 'Valientes' y 'Vidas Robadas', y la novela 'Recuérdame por qué te quiero'. También es coautora del libro 'Chapapote' sobre el hundimiento del Prestige.

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