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Los restos del naufragio

El abandono invade el circuito de F-1 de Valencia, una de las joyas de la época del despilfarro del Gobierno del PP

Cristina Vázquez
Estado de abandono actual de un tramo junto a las pistas del circuito de Fórmula 1 de Valencia.
Estado de abandono actual de un tramo junto a las pistas del circuito de Fórmula 1 de Valencia.Monica Torres

El circuito del Gran Premio de Europa de Fórmula 1 en Valencia, del que se disputaron cinco ediciones entre 2008 y 2012, es hoy un erial abandonado. Las pistas por las que volaron conocidos pilotos como Fernando Alonso, Lewis Hamilton y Sebastian Vettel ofrecen, tres años después de la última carrera, un paisaje desolador. Instalaciones eléctricas desvalijadas, vallas tiradas, palés apilados y mucha suciedad rodean un circuito urbano de cinco kilómetros que serpentea por el distrito marítimo de Valencia.

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El circo de la fórmula 1 que, según los dirigentes políticos de entonces, del PP, “no costaría ni un euro a los valencianos”, le ha salido caro a más no poder al erario público valenciano. Las últimas estimaciones de los partidos de la oposición —concretamente de los socialistas— cifraban el coste en más de 200 millones de euros, de los cuales todavía se debe una enorme cantidad.

La nueva consejera de Obras Públicas de la Generalitat Valenciana, María José Salvador, cifró ayer en 100 millones de euros el coste solo de las obras y los gastos financieros anexos. A partir del año próximo y hasta 2023, esta consejería —a través de una de sus entidades— deberá devolver, a razón de 7,5 millones de euros anuales, un préstamo de 60 millones. Se pagaron además otros 111 millones en concepto de canon al propietario de la F-1. Y, ante el riesgo de insolvencia, la Generalitat compró por un euro Valmor Sports, la sociedad creada ad hoc para organizar la prueba valenciana, que tenía una deuda superior a los 30 millones de euros.

“No se ha generado ningún ingreso para recuperar esa inversión. Hemos vivido el cuento de la lechera, solo que el cántaro se ha roto y no hay leche”, subrayó la consejera Salvador al referirse al Gobierno del popular Francisco Camps, que fue el que negoció con Ecclestone, patrón eterno de la F-1, las condiciones del premio en 2007.

Ocho años después, el expresidente valenciano, que ha salido indemne de otros escándalos, ha acabado imputado en el conocido como caso F-1 después de que la oposición —PSOE y Esquerra Unida— denunciaran una operación que consideran opaca. La Fiscalía Anticorrupción acusa a Camps de malversación y prevaricación por emplear presuntamente Valmor Sports como empresa pantalla organizadora del gran premio, cuando fue la Generalitat la que corrió con los gastos.

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Mientras se dilucida la investigación judicial, el futuro de una de las áreas urbanas con más potencial de la capital valenciana está empantanado por el circuito. El Gran Premio de Europa de F-1, que según Camps iba a poner “a Valencia en el mapa”, debía sufragarse con una ambiciosa operación urbanística prevista junto al circuito. Un área poblada de viejas industrias iba a convertirse en escenario de rascacielos y canales. Era una de las joyas en la época del despilfarro del Ayuntamiento y del Gobierno valenciano del PP, presididos por Rita Barberá y Francisco Camps.

Hoy ni hay competición ni proyecto urbanístico, varado desde que estalló la crisis inmobiliaria. La desidia y la basura campan a sus anchas por el perímetro de la pista —donde se han disputado incluso carreras de coches clandestinas—. Y el Ayuntamiento de Valencia quiere recuperar para otros usos los tinglados que ahora ocupan los boxes, que siguen sin desmontarse porque nadie sabe si algún día los coches de fórmula 1 volverán a correr por los más de cinco kilómetros y 25 curvas del trazado, que, casi como expeción, se conserva en buen estado.

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Sobre la firma

Cristina Vázquez
Periodista del diario EL PAÍS en la Comunitat Valenciana. Se ha ocupado a lo largo de su carrera profesional de la cobertura de información económica, política y local y el grueso de su trayectoria está ligada a EL PAÍS. Antes trabajó en la Agencia Efe y ha colaborado con otros medios de comunicación como RNE o la televisión valenciana À Punt.

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