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Radiografía de un mitin

El público en actos de campaña electoral muestra la fragmentación del voto por edad y perfil social

A los mítines, admitía un miembro del Gobierno hace unos días, solo van los más convencidos y es en otros lugares, como la televisión, donde hay que captar votos. Aunque los partidos batallen contra lo que consideran "tópicos", los actos de campaña muestran una fotografía, a veces perfecta, del perfil medio del votante de cada formación que muestran las encuestas. 

El PP: ¿Hipsters y moteros? “Somos el partido más votado porque nos vota mucha gente. Piensa sin prejuicios”, dice el PP en sendos vídeos en los que presumen de apoyo hipster y motero. Pero el hipster con el que se fotografió Mariano Rajoy en un mitin en Estepona resultó ser un rociero con barba, y el perfil del votante que arrojan las encuestas es bien distinto. El PP es el partido que más rechazo provoca entre los jóvenes —un 58,2% de los que tienen entre 18 y 24 años y un 64,2% entre los 25 y 34 asegura que “con toda seguridad” no les votaría “nunca”— y el que más simpatía despierta en los jubilados – un 21,1% de los mayores de 65 asegura que les votaría “siempre”—. Ninguna otra formación tiene una intención de voto directa tan alta (29,1%, según el CIS de noviembre, 10,1 puntos más que el PSOE) en esa franja de edad.

La fotografía del perfil del votante popular que arrojan las encuestas encaja perfectamente con la de cualquier mitin de Rajoy. Las sillas blancas se llenan de jubilados con las bufandas azules y las cajas de caramelitos del mismo color que se reciclan en pastilleros y que regala el partido. El PP —sobre todo en esta campaña, donde su líder saca 30 años de diferencia a Alberto Garzón; 24 a Albert Rivera; 23 a Pablo Iglesias y 17 a Pedro Sánchez— se esfuerza en combatir esa imagen. Con vídeos como el del hipster y colocando estratégicamente, a tiro de cámara, detrás del candidato a grupos de jóvenes.

El PSOE: Votantes más críticos. Los mítines de Pedro Sánchez, por lo general en polideportivos con capacidad para entre 2.000 y 3.000 personas, muestran, por lo general, a un público por encima de la cincuentena. “Si en 1996 había tantos menores de 28 años como mayores de 60-65, ahora hay dos mayores por cada joven. En 20 años, la edad media del votante español ha subido hasta los 51-52 años”, explica un miembro de la Ejecutiva del PSOE.

Los simpatizantes por debajo de los 35 años en los actos electorales del candidato socialista no han abundado, aunque los socialistas son, tras Ciudadanos, los que más aceptación tienen entre los nuevos votantes (18-24 años). María Anzuga, militante andaluza a punto de cumplir 20 y socialista “de tercera generación”, opina: “Los jóvenes son más de Podemos y el que no lo es, no sabe qué votará el domingo”. El PSOE tiene un problema en la “generación 15-M”, electorado urbano de los 24 a 35 años muy molesto con la última legislatura de José Luis Rodríguez Zapatero. “El votante de centroizquierda es más permeable y crítico que el del PP; es un electorado más exigente, al que le cuesta menos cambiar de opinión”, resume Pablo Simón, doctor de Ciencias Políticas por la Universidad Pompeu Fabra.

Ciudadanos: Demasiado jóvenes para los más mayores.  El pasado domingo, cuando Ciudadanos reunió a 10.000 seguidores en el Palacio de Vistalegre (Madrid), quedó claro que es un partido para jóvenes urbanitas, que atrae mayoritariamente a hombres, y que tiene problemas para captar el voto de las mujeres de más de 55 años, y convencer, en general, a los jubilados, como reflejan los datos de Metroscopia. “En su electorado, la mayoría tienen edades medias (35-54) y también son el partido con más cantidad de jóvenes (18-34)”, explica Francisco Camas, de Metroscopia, que señala que el talón de Auiles de la formación de Rivera son las poblaciones pequeñas.

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Cuesta encontrar cabelleras plateadas en los mítines de Ciudadanos, aunque los analistas del partido aseguran que sus cifras están mejorando entre mayores de 55 años. Ciudadanos ha construido su imagen alrededor de Rivera, de 36 años, y de una palabra: cambio. Eso, que es la clave de su éxito, le penaliza entre un electorado que no puede identificarse generacionalmente con el candidato; que teme que los pactos poselectorales acaben dando su voto a una formación a la que jamás habrían apoyado; y que achaca falta de experiencia a Rivera. Solo el 8% de los mayores de 65 votarán a Rivera, según el CIS.

Podemos. La llamada “al corazón antiguo”.  La formación sufrió en los últimos meses un desgaste que obliga ahora a Pablo Iglesias a llamar a la remontada en cada acto público. El partido quiere desmontar tópicos y ha viajado a comunidades en las que los sondeos no le atribuyen ni un escaño, como Cantabria, y se ha volcado también en Castilla y León y Castilla-La Mancha, donde el reparto de los diputados en las circunscripciones más pequeñas rebaja drásticamente sus previsiones de éxito. El miércoles por la noche, Iglesias trató de refutar la teoría de que Valladolid sea una ciudad sociológicamente de derechas, pese a que desde las municipales del pasado mayo gobierne el PSOE con el apoyo de una lista unitaria de Podemos e IU. En sus actos abundan los menores de 30 años,  autónomos, funcionarios, trabajadores que han perdido su empleo y jubilados.  A lo largo de la campaña el líder del partido ha desbordado el aforo de dos aulas magnas en la Universidad de San Cristóbal de la Laguna, en Tenerife, y en A Coruña. Esta circunstancia choca con la tendencia más reciente, que, según el CIS, refleja un trasvase del voto joven, urbano y con estudios de Podemos a Ciudadanos.

A los mítines del partido siguen asistiendo muchos jóvenes y, a la vez, muchos simpatizantes que, en palabras del propio Iglesias, "peinan canas". Desde el nacimiento de la formación, centenares de jubilados y prejubilados aplauden a sus dirigentes en sus intervenciones públicas. Se trata de otro dato en apariencia contradictorio, puesto que los estudios de opinión sitúan a los mayores de 65, al igual que las mujeres, en una franja más conservadora. Quizá por esta razón, Iglesias siempre se dirige a ellos. "El futuro tiene el corazón antiguo", suele decir.

Unidad Popular- Izquierda Unida: Caras nuevas.  La afluencia a sus mítines esta campaña está desbordando las expectativas de la organización. Algunos veteranos del partido sostienen que no veían a tanta gente desde el 96, en los mejores tiempos de Julio Anguita. Eso explica que el perfil del asistente a los actos esté cambiando, y haya muchas caras que no sean familiares a la formación, acostumbrada a actos con la participación de sus militantes de toda la vida. Alberto Garzón, candidato de 30 años y el segundo líder mejor valorado, según el CIS, ha arrastrado además a nuevos votantes con una especie de fenómeno fan que recuerda en parte al que generaba el carisma de Anguita. “Yo soy fan de Alberto. Siempre he votado a IU, aunque una vez al PSOE, pero Alberto me gusta especialmente. Por cómo transmite, sobre todo” contaba ayer Carmen, administrativa de 38 años, en un mitin en Málaga. El perfil del votante de IU se ha rejuvenecido con Garzón, pero aún pincha entre los más jóvenes. Según el CIS, el apoyo a IU entre los menores de 24 años es menor a su expectativa de voto (3,4%), mientras que sube un punto y medio entre los 25 a los 35 años y los de 55 a 64.

La malagueña reconocía ayer en el mitin que tenía “dudas” sobre si votar a Podemos. “Yo lo que quiero es quitar al PP. Estoy convencida con IU, pero veo que Podemos va muy bien en las encuestas…”.  Sentada al lado, su madre, Ángeles, ama de casa de 69 años, representaba el perfil clásico de votante de IU: el de toda la vida, que está desde el PCE. “Yo no tengo ninguna duda, a mi Podemos me suena al PSOE”, señala. “A mi las encuestas medan igual, yo voto según mis ideas”.

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