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Un sistema de seguridad abierto para que Rajoy pasee por la calle

Los expertos atribuyen el fallo de seguridad a la propia campaña electoral del PP

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se desplaza habitualmente por las calles con un fuerte dispositivo de seguridad, cerrado y casi infranqueable. Pero este sistema salta por los aires en campaña electoral, en la que se incluyen paseos callejeros o visitas a mercados llenos de gente para que el candidato pueda dar imagen de cercanía con el ciudadano, haciéndose fotos y charlando cara a cara.  Y eso propició que el agresor de este miércoles en Pontevedra pudiera estar pegado al jefe del Gobierno. Los paseos del presidente no se publicitan con antelación, precisamente por cuestiones de seguridad, para evitar que un agresor tenga tiempo para preparar un ataque. Los expertos coinciden en que la configuración de una campaña callejera ha facilitado el fallo de seguridad.

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“En otros países, como EE UU, es el equipo de seguridad el que toma las decisiones, pero en España depende de la voluntad del presidente y asesores. Es facilísimo colarse en un baño de multitudes de este tipo”, opina un veterano policía con años de experiencia en la protección de mandatarios.

La seguridad del presidente, la cápsula o burbuja como se llama técnicamente, es un sistema de anillos concéntricos, generalmente tres. Rajoy suele ir acompañado en su círculo más cercano de, al menos, media docena de escoltas de paisano, todos armados. Los seis están entrenados para ser escudos humanos, para interponerse, incluso con riesgo para su propia vida, entre un agresor y el protegido. En las paradas callejeras, dos se sitúan inmediatamente espalda con espalda del presidente (protegiendo su retaguardia), dos se sitúan en la parte frontal, observando a quienes se acercan, y el resto otea la zona a apenas un metro en busca de posibles amenazas.

Habitualmente, el presidente lleva un segundo círculo de seguridad. Este se encarga de la protección próxima y lo constituyen los policías que tienen en su campo de visión al protegido y, por tanto, están en sus proximidades (tanto escoltas de La Moncloa como miembros de unidades como la Unidad de Intervención Policial o similares). Un tercer círculo, llamado de protección lejana, algo más distante, suele estar formado por agentes de uniforme, entre policías locales y nacionales, o, en su caso, agentes de las policías autonómicas. El número de agentes y la configuración exacta del sistema de protección son secretos, por razones obvias.

Sin embargo, este esquema es más abierto en la campaña electoral, donde se procura que los ciudadanos puedan acercarse al candidato. Fuentes policiales han subrayado que, para estos paseos, suelen acudir más agentes de paisano que se colocan de forma discreta entre el público. Se desplazan con el candidato agentes de su equipo de protección de La Moncloa, dirigido ahora por un guardia civil, y el dispositivo suele reforzarse con miembros de la policía nacional y municipal a lo largo del recorrido.

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Los desplazamientos callejeros en vehículo son más rígidos. Además del coche oficial con su jefe de cápsula (suele ser un inspector de policía), le acompañan otros dos vehículos, con cuatro policías en cada uno, y una o dos motocicletas con funcionarios del Grupo Operativo Especial de Seguridad, que es una unidad similar al GEO y que también se encarga de contrafrancotiradores.

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