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“12 horas de ráfagas, asaltos y granadas sobre nuestras cabezas”

Los mensajes enviados por algunos de los agentes que sufrieron el ataque contradicen la versión del presidente del Gobierno y aseguran que fue un ataque contra la embajada

Patricia Ortega Dolz
Imagen del estado en el que ha quedado la Embajada de España en Kabul.
Imagen del estado en el que ha quedado la Embajada de España en Kabul.

Aunque las noticias acerca del ataque perpetrado por los talibanes en las inmediaciones de la embajada española de Kabul, en el que murieron dos policías españoles allí destinados en la tarde del viernes, aún son muy confusas, ya empiezan a conocerse informaciones enviadas por algunos de los compañeros de los fallecidos desde la sede diplomática. A continuación se reproducen algunos de los WhatsApp que a lo largo de la noche han llegado desde Afganistán, y que ponen en entredicho la versión ofrecida por el propio presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, cuando afirmó que el objetivo del ataque "no era la embajada española".

"Mi subi [en referencia al subinspector Jorge García Tudela] lo asesinaron el primero cuando entraron en el edificio. Su habitación esta en la planta 0. Al oír las primeras ráfagas desde el búnker donde están nuestras habitaciones, cogimos las armas y cerramos la puerta. La otra puerta de escape quedó dañaba de la onda expansiva y no la podíamos cerrar, así que no era seguro el sitio. Gabi [en referencia al inspector Isidro Gabino Sanmartín] salió con otro compañero a ver si encontraba al Subi porque no nos contestaba y le dieron creo que desde la azotea donde ya se habían colocado para disparar a todo el que vieran".

"Está todo arrasado. Fue todo calculado entró el coche bomba y al minuto los terroristas asaltaron la embajada". Es el mensaje enviado supuestamente desde el teléfono de uno de los agentes que se encerró en el búnker.

Y este es otro, recibido por otro compañero esta mañana: "Buenos días señores, no sé qué tipo de información o noticias han circulado, pero lo que ha pasado es que los talibanes han perpetrado un ataque directo contra la embajada española. Han explotado un coche bomba contra la puerta que ha arrasado media manzana y han entrado a continuación disparando". Y coincide con el primer enviado por otro agente. Y añade: "Conseguimos cerrar el búnker estamos bien físicamente, pero 12 horas de ráfagas, asaltos y granadas sobre nuestras cabezas".

Versión de la policía

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Desde la Unión Federal de Policía (UFP), el sindicato al que pertenecía el segundo fallecido, se ha enviado una nota en la que se afirma sin tapujos: "El objetivo del atentado era claramente nuestra sede diplomática". E insisten, en alusión a los mensajes recibidos por agentes que sufrieron el ataque: "Esta es la realidad de lo sucedido y lo demás son mentiras". Además, recuerdan que la embajada en Kabul es una de las pocas que se encuentra fuera de la denominada Green Zone (zona protegida), en la que está prohibida la circulación de vehículos y cuyos accesos están controlados por la policía afgana". De hecho, apostilla el comunicado, "la embajada se localiza en una de las calles más transitadas de la capital donde cada día se forman largas colas de coches a la hora de salida del trabajo".

En el comunicado, también realizan una descripción de la embajada española: "La situación de la legación española es casi cómica. La embajada la conforman tres casas contiguas conectadas con un patio común y situadas a tan solo unos 10 metros del muro que las separa de la calle. Una de las casas se usa como embajada y consulado propiamente dicho, y la otra como residencia del personal diplomático español". En la embajada, según enumera esta nota, "residen 17 personas: cuatro de seguridad estática, cuatro dinámica (tres en la embajada y uno en la residencia del embajador), seis funcionarios administrativos y tres intérpretes afganos. El perímetro lo controlaba personal de seguridad afgano contratado (entre 10 y 12 personas)".

"La cercanía entre las dos casas y la calle", continúa la nota, "es tal que algunas de sus terrazas tocan casi con el muro exterior del recinto, sin ningún tipo de distancia de seguridad. Eso hace que puedan ser facilmente atacadas desde el exterior con un simple cóctel molotov o granada". Y sigue: "La que era la puerta principal está tapiada, por lo que se entra y sale por una puerta lateral protegida por un portón de "chapa", sin ningún tipo de protección o blindaje. Dicha puerta se abría por medio de un motor eléctrico, pero llevaba rota varios meses".

Por contra, señala el comunicado, "la residencia del embajador sí que está ubicada en la zona protegida, al lado de la embajada de Estados Unidos".

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Sobre la firma

Patricia Ortega Dolz
Es reportera de EL PAÍS desde 2001, especializada en Interior (Seguridad, Sucesos y Terrorismo). Ha desarrollado su carrera en este diario en distintas secciones: Local, Nacional, Domingo, o Revista, cultivando principalmente el género del Reportaje, ahora también audiovisual. Ha vivido en Nueva York y Shanghai y es autora de "Madrid en 20 vinos".

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