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Éxitos y fracasos tras diez años de juzgados de violencia de género

Los expertos aplauden que ha mejorado la atención a las víctimas, pero advierten de que persisten estereotipos machistas

En lo que va de año, la violencia de género ha dejado 48 mujeres muertas y 42 menores huérfanos. Cuando se han cumplido 10 años de la entrada en funcionamiento de los juzgados especializados en violencia sobre la mujer, los expertos aplauden que la ley da una respuesta específica a las víctimas, pero advierten de la prevalencia de estereotipos y comportamientos machistas que impiden erradicar esta violencia.

El maltrato no surge de un día para otro. Todos los expertos coinciden en que la violencia de género conlleva un lento proceso que suele empezar en la infancia del maltratador y que va manifestando a lo largo de sus relaciones. Primero sutilmente, con celos, control en la forma de vestir, en cada salida y entrada de casa. Luego con amenazas, acoso y las primeras agresiones físicas. La decisión de matar a la mujer es la última expresión de este comportamiento. Por eso, las instituciones que trabajan en este ámbito inciden en dos aspectos: incrementar las denuncias y revertir comportamientos machistas todavía muy arraigados.

Las denuncias aumentaron por primera vez el año pasado desde 2008. En 2014 se interpusieron 126.742 (un 1,5% más que en 2013) y en el primer semestre de este año se han presentado 62.323 (un 0,34% más que en el mismo periodo de 2014). Con todo, solo nueve de las 48 mujeres muertas en lo que llevamos de año había denunciado a su agresor. Y sin denuncia, no se activa el mecanismo de protección de las víctimas.

Un informe que ha publicado la Fundación Adecco con motivo del Día Internacional contra la Violencia de Género, que se celebra hoy, vincula las denuncias con los efectos de la crisis. Esta fundación, que ayuda en la búsqueda de empleo, atendió el año pasado a 700 víctimas de violencia de género. 300 se prestaron a contestar una encuesta que revela que el 91% había encontrado en la crisis un freno para denunciar por temor a que ella o su pareja perdieran el trabajo.

El 65% de las mujeres no tenía empleo cuando sufrió los malostratos. Cuando se les pregunta por la mejor herramienta para combatir la violencia machista el 81% cita el acceso a un puesto de trabajo que le permita ser independiente y romper los vínculos con su agresor. “El aumento de las denuncias puede ser un indicador del incremento de confianza de las mujeres ante un mercado laboral que empieza a despertar”, señala Francisco Mesoneros, director general de Adecco.

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La presidenta del Observatorio la Violencia Doméstica y de Género, Ángeles Carmona, se felicita de que además de las denuncias se hayan incrementado las condenas. Según datos del último anuario del Ministerio del Interior, el 6% de los presos de las cárceles españolas cumplen condena por violencia de género. Son 3.938. “El maltrato ya no queda impune”, apunta Carmona.

Su antecesora, Inmaculada Montalbán, alude también al fin de la impunidad como una de las grandes aportaciones de la ley integral. Pero alerta de que en el segundo “motor” de la ley, la educación ha habido una vuelta atrás. “La justicia actúa cuando a violencia ya se ha producido. La vacuna contra la violencia es la educación”, afirma Montalbán, que cree que en la última legislatura, con la eliminación de Educación para la Ciudadanía, se ha “desactivado” un buen instrumento para romper con estereotipos.

Miguel Lorente, exdelegado contra la violencia de género, comparte esta preocupación. Las mujeres han cambiado en las últimas décadas y los hombres se han adaptado mal. “Eso genera que muchos chicos utilicen la violencia para seguir controlando a la mujer. Ante los pasos de ellas por liberarse, ellos responden con más violencia”, señala Lorente. Un comportamiento similar puede estar detrás del escenario que se ha vivido este mes: tras la manifestación del 7 de noviembre que reunió en Madrid a miles de personas contra la violencia machista, se produjo la semana más sangrienta del año con cinco crímenes en siete días.

"Intentamos acabar con una desigualdad atávica"

Las 48 mujeres muertas en lo que va de año son 20 menos de las que había en noviembre de 2007 y 15 menos que en 2008. Pero cuatro más que hace justo un año. ¿Se puede juzgar el éxito o fracaso de la ley solo con las cifras de fallecidas? Los expertos recelan.

“Las víctimas han bajado en la última década. Si hacemos la comparativa desde 2006, la bajada es importante”, apunta Blanca Hernández, delegada del Gobierno para la Violencia de Género que señala, además, a otras víctimas: las no mortales. “Lo que ha hecho España para luchar contra la violencia no lo ha hecho ningún país del mundo”, añade la delegada. “Intentamos erradicar una desigualdad atávica que tiene una inercia fuerte”, concluye Hernández.

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Sobre la firma

Reyes Rincón
Redactora que cubre la información del Tribunal Supremo, el CGPJ y otras áreas de la justicia. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactora de información local en Sevilla, corresponsal en Granada y se ha ocupado de diversas carteras sociales. Es licenciada en Periodismo y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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