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El proceso independentista se vive a miles de kilómetros de Cataluña

Muchos catalanes que residen en el exterior piensan volver algún día a su tierra. Y no descartan aterrizar en un nuevo país independiente

Aitor Bengoa
Un hombre con la bandera independentista tras una marcha en Bruselas en marzo pasado.
Un hombre con la bandera independentista tras una marcha en Bruselas en marzo pasado. DELMI ÁLVAREZ (ZUMA)

La expectación por el proceso independentista se contagia a los catalanes que viven a miles de kilómetros de la tierra que les vio nacer. Hay casi 200.000 que han emigrado. Muchos piensan volver algún día a Cataluña, por una temporada o a restablecerse. Y no descartan aterrizar en un nuevo país independiente.

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Óscar Pardo es uno de ellos. Este joven barcelonés de 22 años se define como un “enamorado de Cataluña” y de su ciudad natal. Desde hace pocos meses reside en la australiana Cairns, a donde decidió emigrar con su pareja cuando acabaron su carrera. El desempleo y los bajos salarios en España contribuyeron a la decisión. Este joven, que extraña desayunar “pa amb tomàquet”, vive el proceso soberanista “con esperanza y expectación”. “En Australia la gente no entiende que el Gobierno español no permita un referéndum como el escocés”, afirma.

“No creo que la independencia sea un proceso radical, sino más bien pragmático, y en eso los catalanes siempre anteponemos el seny (sentido común)”. “Ahora una mayoría la apoya, no por tocar las narices al PP o a Rajoy, sino porque de verdad creemos que es un proyecto factible, esperanzador y positivo para el pueblo catalán”.

El voto independentista triunfa entre la diáspora catalana

De los 196.062 catalanes censados en el extranjero, 21.771 solicitaron la documentación necesaria para ejercer el derecho a voto en las pasadas elecciones autonómicas, aunque sólo 14.781 completaron el trámite y participaron en los comicios.

7.894 de estos votos fueron para Junts pel Sí y 1.526 se los llevó la CUP, lo que la sitúa como segunda fuerza con más apoyos en el exterior. Ciutadans obtuvo el tercer lugar con 1.429 votos, seguido de Catalunya Sí que es Pot, con 1.231, el PSC con 1.025, el PP con 853 y Unió, con 425 sufragios.

El independentismo se impone entre los votantes catalanes emigrados. Unos 15.000 votaron desde el exterior en las pasadas elecciones autonómicas. Los partidos independentistas Junts pel Sí y la CUP cosecharon el 63,73% de estos sufragios.

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“No soy indepe”, comenta con un leve acento mexicano Sabrina García, de 36 años, “pero no me creo nada de lo que dice TVE”. Oriunda de Granollers, reside en Guadalajara (México) con su marido y su hija desde hace seis años. Emigraron porque estaban cansados de su rutina laboral. Ella es especialista en relaciones laborales y él ingeniero electrónico. Para subsistir, trabajaban entre semana y también sábados y domingos. Querían cambiar de vida y decidieron intentarlo Guadalajara, donde ahora tienen una empresa.

Les gusta tomar cava de vez en cuando, aunque allí “el precio es desorbitado” porque puede multiplicarse por diez. Participan en reuniones con otros emigrantes catalanes y de otras comunidades mediterráneas. Reconoce que el tema del independentismo es mejor no tocarlo: los ánimos “se crispan”.

García entiende que muchos catalanes estén a favor de la independencia. “En España mucha gente no nos quiere”. En otras regiones españolas ha llegado a sentirse rechazada por ser catalana. Hasta en México. “¿No serás independentista? Porque si lo eres, aquí no te queremos”, le espetaron cuando fue a un restaurante madrileño en este país. “Yo solo vengo a comerme unos callos”, respondió.

Mi pareja es de Baviera y todas estas cosas le suenan a quimeras de locos del sur

Esta emigrante explica que nadie en México entiende por qué parte de los catalanes quieren la secesión de España. “Aquí todo el mundo está muy orgulloso de su país y de su bandera”, y eso “da algo de envidia”, confiesa. Al preguntarle si ve factible que, si algún día vuelve a Cataluña, aterrice en una nueva República independiente se le ponen “los pelos de punta”. “Son sentimientos encontrados”, precisa.

“Locos del sur”

Marc Llop, original de Mollerussa (Lleida), lleva en Berlín desde el 2001. Fue allí a estudiar un máster en economía y se quedó. Trabaja en la compañía aérea de la ciudad. Su familia se compone de Elke, su pareja, y sus dos hijas.

Llop sigue por Internet cada paso del proceso independentista, aunque lo vive “con menos eco mediático que en casa, donde la prensa parece una olla exprés”. Se relacionan con más familias catalanas en Berlín a través de la casa de Cataluña. Dice que no se “atrevería a hablar de tensión” cuando sale el tema de la independencia. “Eso sí, la expectación la vivimos fuertemente. Los debates son animados entre cupaires y juntspelsiistas. Lo pasamos bomba echando cábalas sobre cómo se va a desarrollar el procés”.

Suerte que Escocia abrió la veda, ahora es más fácil que a uno le entiendan

Exlica que su pareja “es de Baviera y todas estas cosas le suenan a quimeras de locos del sur”. A los alemanes “les cuesta entender que alguien se plantee formar un nuevo país teniendo ya a la UE. Suerte que Escocia abrió la veda el año pasado. Ahora es más fácil entablar conversación sobre este tema y llegar a que le entiendan a uno. No que te den la razón pero, al menos, lograr que te entiendan”.

Tienen su vida “montada en Alemania” y no planean volver a Cataluña a corto plazo. Pero preguntado sobre si cree que algún día podrían regresar y encontrar un Estado catalán responde que “sí, posible sí que lo es”.

En la República Centroafricana las noticias sobre el proceso independentista “llegan con cuentagotas” a Blanca Hormaechea, nacida en L’Hospitalet de Llobregat hace 26 años. “Internet funciona muy mal” en este país asolado por un conflicto y con decenas de miles de desplazados internos, para los que trabaja esta catalana en una ONG. Cuenta que cuando alguien conoce su origen, “sale el tema del independentistmo”.

“Es interesante explicárselo a los centroafricanos, porque viven en un contexto radicalmente diferente y casi solo conocen Cataluña por el Barça”, explica. No sabe si volverá. Pero añade que “pase lo que pase, espero que no dejemos de lado los problemas actuales de la sociedad catalana que compartimos no solo con España y Europa, sino con el resto del mundo”.

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