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Rivera: “No hemos montado todo esto para que Rajoy sea presidente”

El líder de Ciudadanos desdeña la condición marcada por el PP ante futuros pactos

Miquel Alberola

La de este lunes fue la última Fiesta Nacional de la legislatura, y la convocatoria de las elecciones para el próximo 20 de diciembre la situó en la pendiente de la precampaña. Esta circunstancia condicionó el contenido de la recepción ofrecida por el Rey en el Palacio Real, en la que el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, pese a ser su primera asistencia a este acto, fue, junto a Felipe VI, una de las estrellas del evento.

La precampaña política se autoinvitó este lunes a la recepción del Día de la Fiesta Nacional. No necesitó estar en la lista de invitados para irrumpir en el Salón del Trono del Palacio Real, en Madrid, en el que los Reyes recibieron y saludaron a los 1.500 invitados. Entre ellos, la cara de Albert Rivera, al que todas las encuestas sitúan como el hombre clave para la formación del próximo Gobierno de España, fue una de las más buscadas. Incluso el Rey levantó las cejas más de lo habitual para enfatizar el saludo cuando el líder de Ciudadanos surgió de la cola que iba desfilando ante el jefe del Estado.

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Nada más terminar el acto, los Reyes y Rivera se encontraron en un corrillo en el Comedor de Gala con una órbita muy densa de curiosos. El líder de Ciudadanos estuvo comentando con Felipe VI la posición de ventaja que le otorgan las encuestas a su partido después del éxito conseguido en las urnas en las elecciones autonómicas catalanas, celebradas el pasado 27 de septiembre, que definió como "termómetro importante". La conversación entre los Reyes y Rivera duró unos diez minutos.

Después, el líder de Ciudadanos quiso marcar distancias con el PP. Su formación no está dispuesta a participar en el juego de las líneas que el Partido Popular ha querido marcarle. El PP ha asumido que no será factible revalidar su mayoría absoluta en las urnas en la convocatoria del 20 de diciembre, como señala el sondeo de Metroscopia publicado por EL PAÍS, y tiene que buscar alianzas si quiere mantenerse en La Moncloa. Pero la formación emergente, a la que la citada encuesta sitúa en una posición clave para decantar la mayoría, no parece dispuesta a aceptar la condición de preservar a Mariano Rajoy en la negociación, como le ha transmitido el PP.

Rivera fue el encargado de contestar al mensaje. Este evitó una respuesta directa a las preguntas de los periodistas sobre si el liderazgo de Rajoy es negociable, aunque lo dejó claro: "Si el PP no ha hecho sus primarias, no se las vamos a hacer nosotros. Además, no hemos montado todo esto para que Rajoy sea presidente". Antes de entrar a la recepción ya había apuntado por dónde podía ir: "El liderazgo de Rajoy no es innegociable, es inexistente".

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Resultado apretado

Respecto a las claras opciones de aspirar a disputar el poder a los dos partidos (PP y PSOE) que tradicionalmente se han alternado en el poder en España, Rivera se mostró recatado. “Esto lo van a decidir los españoles. Va a estar más apretado de lo que algunos pensaban y quien gane va a tener que buscar apoyos”, explicó en un corro con informadores.

"Vamos a jugar el partido, fair play y que gane el mejor", relató el dirigente de Ciudadanos. Este subrayó la necesidad de ser humilde, lo que, según dijo, aprendió de su padre: "Cuanto más éxito tienes es cuando más humilde tienes que ser y más fría tienes que tener la cabeza".

Rivera, que acudía por primera vez a este acto, evitó entrar en cuáles serían sus preferencias a la hora de pactar. Y remitió a los fundamentos políticos: "Quien quiera una nueva etapa política y que gobierne una opción más sensata, que vote a Ciudadanos", añadió.

En el mismo acto, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se mostró esquivo ante los periodistas sobre la situación en la que quedará su partido tras haber ganado las elecciones por mayoría absoluta hace cuatro años. Rajoy, huidizo, no cree que las tendencias que marcan las encuestas constituyan un hecho relevante: "La noticia importante", afirmó, "es que Standard & Poor's nos subido la calificación, mientras a otros se la bajan" (en clara referencia a Cataluña). La agencia de calificación crediticia rebajó su calificación de Cataluña, a bono basura, pese a haber mejorado unos días antes la nota a España por la recuperación económica.

Con todo, Rajoy, que siempre ha antepuesto la recuperación económica a la situación política por la que atraviesa su partido, se mostró convencido de que los españoles van dar su confianza al PP para otros cuatro años más: "Estamos capacitados para ganar por mayoría absoluta", respondió para deshinchar las preguntas sobre posibles pactos para mantener el poder después del 20 de diciembre próximo.

Por su parte, el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, que repetía por segundo año en el acto, descartó que Ciudadanos esté detrayendo votos a su partido, como apuntan los sondeos. El partido de Rivera, que ya ha le ha dado un buen bocado al electorado del PP, se ha fijado el objetivo de crecer a costa del PSOE.

"Por ahí no va la cosa", sentenció Sánchez. "La lectura que hay que sacar de las encuestas es que hay dos tendencias: la del PSOE y la de Ciudadanos, que es para arriba, y la del PP y Podemos, que es para abajo". Sánchez explicó que la ciudadanía percibe a Ciudadanos como un partido de centroderecha, mientras que al PSOE lo ve como un partido de centroizquierda. "No miro ni hacia un lado ni hacia otro, sino de frente para construir un proyecto socialdemócrata que es en lo que creo".

Sánchez situó la clave de las elecciones en la capacidad de diálogo que tenga una formación política para llegar a acuerdos: "Y eso lo tiene el PSOE". "Los españoles han dicho que no quieren cambiar una mayoría absoluta por otra, sino por políticos que tengan capacidad de diálogo", apuntó. El líder socialista admitió que, llegado el caso, tiene "buena relación" con Albert Rivera, pero vaticinó que no sería necesario que fuese así: "Voy a ganar las elecciones".

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Sobre la firma

Miquel Alberola
Forma parte de la redacción de EL PAÍS desde 1995, en la que, entre otros cometidos, ha sido corresponsal en el Congreso de los Diputados, el Senado y la Casa del Rey en los años de congestión institucional y moción de censura. Fue delegado del periódico en la Comunidad Valenciana y, antes, subdirector del semanario El Temps.

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