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Cataluña celebra hoy unas elecciones clave para el futuro de España

El partido de Gobierno, conservador, y su socio de izquierdas concurren en la misma lista Los comicios regionales se plantean porr Mas como un plebiscito sobre la independencia

Cataluña, la segunda región más poblada de España y una de las más prósperas económicamente, ha celebrado diez elecciones autonómicas (de ámbito regional) desde la restauración de la democracia en España en 1978. En principio, la de hoy estaba destinada a ser la número 11. Pero no es una elección más: se produce después de tres años en los que la Generalitat –el Gobierno de la comunidad autónoma catalana- ha abanderado un proceso de enfrentamiento y ruptura unilateral con el resto de España, que pretende culminar hoy interpretando el resultando de unos comicios oficialmente regionales como si se tratase de un referéndum sobre la independencia.

Las dos listas electorales que defienden la independencia de Cataluña –Junts pel Sí y CUP- han anunciado que leerán así el resultado: si juntas suman la mitad más uno de los escaños del Parlamento regional (aunque no tengan la mayoría absoluta de los votos), iniciarán un plan de secesión unilateral que duraría 18 meses, hasta romper definitivamente con el Estado en abril de 2017. Lo harían a pesar de que ninguna ley les autoriza a convertir unas elecciones autonómicas en un referéndum de independencia. Y lo harían incumpliendo la Constitución, que otorga la soberanía nacional al conjunto del pueblo español y consagra la “indisoluble unidad” de España.

Junts pel Sí y CUP alegan que han llegado a este punto porque el Parlamento nacional, el Gobierno de Mariano Rajoy (del Partido Popular) y los tribunales les prohibieron celebrar un referéndum de autodeterminación el año pasado. Y subrayan que el plan independentista cuenta con un sólido respaldo popular: en los últimos tres años, cientos de miles de personas –en una población de siete millones- han salido a la calle en la Diada (el día de Cataluña, que se celebra cada 11 de septiembre), llamadas expresamente a sustentar el proceso secesionista.

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El Gobierno de Mariano Rajoy replica que el referéndum de autodeterminación no podía celebrarse porque la Constitución española no lo permite y porque “lo que es España deben decidirlo todos los españoles”, y asegura que la independencia de Cataluña “no se va a producir”. Pero no ha explicado qué hará en concreto si las listas independentistas obtienen la victoria en los comicios de hoy.

La lista electoral de Junts pel Sí, la que según las encuestas será la más votada, está integrada por dos partidos hasta ahora opuestos: el que ha gobernado Cataluña en los últimos años (Convergència Democrática de Catalunya, con el presidente Artur Mas a la cabeza, conservador, nacionalista y democristiano) y el que oficialmente era el principal partido de la oposición (Esquerra Republicana de Catalunya, con su líder Oriol Junqueras, independentista y de izquierdas). Dos partidos profundamente distintos desde el punto de vista ideológico pero que se han juntado en esta candidatura para defender como prácticamente único punto de su programa la independencia.

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Durante la campaña electoral, numerosos organismos y dirigentes internacionales –incluidos el presidente de EE UU Barack Obama, el colombiano Juan Manuel Santos o el británico David Cameron- se han manifestado a favor de que España se mantenga unida. La Unión Europea ha advertido a Cataluña de que quedaría fuera de la organización si se separa de España. Los principales bancos españoles, e importantes empresarios, han anunciado que se plantearían abandonar ese territorio si se independiza. A todo eso han respondido los dirigentes independentistas confiando en que la fuerza de los hechos se impondrá si obtienen la victoria electoral y en que todas esas “profecías” no se cumplirán porque forman parte de una campaña de "miedo".

Cataluña y el resto de comunidades autónomas (regiones) de España tienen uno de los niveles de autogobierno (competencias en sanidad, educación, servicios sociales, policía, recaudación de impuestos) más altos de Europa. Pero no tienen soberanía propia, y participan de un sistema de financiación común (con la excepción del País Vasco y Navarra) que varias comunidades –sobre todo las más ricas, y Cataluña lo es- consideran injusto.

El desafío independentista de Cataluña ha llevado a algunos partidos –incluido el PSOE, el segundo mayor partido español- a proponer que en la próxima legislatura se aborde una reforma de la Constitución que recoja las “singularidades” de esa y otras comunidades, para intentar aplacar así el embate nacionalista. Una renovación del pacto entre españoles de la que el PP desconfía porque, dice, “antes de iniciar ese viaje hay que tener claro adónde se quiere ir”.

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